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J. L. P.
ALMERÍA
Viernes, 11 de enero 2019, 00:15
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Volver a casa y la rutina, tras varios meses estudiando en Europa y rodeado de otros estudiantes, conlleva un periodo de adaptación. Es por ello que un grupo de especialistas educativos han elaborado un listado de consejos para sobrellevar el síndrome post-Erasmus.
En este estudio se destaca que «es normal que los estudiantes que vuelven de Erasmus se sientan en una burbuja, añoren todo lo que han vivido en estos meses y les cueste volver a la normalidad, sobre todo si eso supone volver al hogar familiar y tener que volver a acatar unas normas y una convivencia más serena».
Es lo que se ha denominado como el síndrome post-Erasmus, en el que los estudiantes que vuelven de estudiar en el extranjero les cuesta identificarse con su antiguo entorno y tienden a idealizar su experiencia y vivencias en otro país.
Lo ideal, señalan los encargados de este trabajo, es «ir pasando por un periodo de adaptación, ir cambiando aquellas cosas que has descubierto que ahora te satisfacen más, y de forma controlada y meditada encontrar un nuevo equilibrio donde tenga presencia tu vida familiar y tu nuevo estilo de vida, tras haber experimentado la independencia y autonomía que proporciona vivir en otro país y estudiar a miles de kilómetros de casa».
En este sentido, la vuelta «no tiene que ser visto como algo decepcionante y aburrido, sino como una nueva etapa en tu ciudad de siempre, pero con la oportunidad de hacer otras cosas y buscar nuevas experiencias y aprendizajes». El estudiante de Erasmus, por tanto, debe ser consciente de que se trata de una experiencia limitada, de la que es normal sentir nostalgia, pero en la que no se debe idealizar lo vivido y pensar que va a ser algo perpetuo.
Realizar un Erasmus puede ser «una oportunidad para cambiar muchas cosas», aprovechando que es un proceso en el que se gana en madurez, experiencia e independencia, una buena base para impulsar los cambios necesarios en la nueva etapa. Otra recomendación para los alumnos almerienses que han estudiando un curso en el exterior es que se impliquen con los alumnos extranjeros que están en la Universidad de Almería, involucrándose en las diferentes actividades y ayudándoles en su integración, de la misma forma que ellos recibieron ese apoyo en sus países de destino.
También se considera fundamental en el estudio «no evadir las responsabilidades», ya que «si durante el Erasmus el alumno ha aprendido a ocuparse de la casa y a ser más resolutivo, no tiene sentido no seguir llevándolo a la práctica». La elaboración de otros proyectos es otra alternativa importante, debido a que «la conclusión del Erasmus no supone necesariamente que no se puedan tener otras etapas formativas e incluso profesionales en el extranjero», destacando que «son también muchas iniciativas solidarias en el exterior las que necesitan de gente joven que pueda ayudar». Por último, un recordatorio, y es que «el haber podido estudiar en Europa se lo debe el estudiante, en parte, al esfuerzo y ayuda de sus padres».
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