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Vox echa raíces bajo los invernaderos

Vox echa raíces bajo los invernaderos

Nueve de los diez municipios en los que Vox ha obtenido un mejor resultado comparten que tienen altas tasas de inmigración. Los diez municipios con más apoyo a la formación de Santiago Abascal son los más eminentemente agrícolas

Miguel Cárceles

Almería

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Martes, 4 de diciembre 2018, 03:05

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Probablemente, aún a día de hoy, y pese a que la eclosión de Vox sea una de las más sorpresivas noticias que arrojó la jornada electoral del domingo, la gran mayoría de almerienses aún no ponga cara a Luz Belinda Rodríguez o a Rodrigo Alonso. Desde finales de mes, estos dos jóvenes -ambos nacieron en 1980 en Almería y Antas respectivamente- serán los dos diputados de Vox que representen a la provincia de Almería en el Parlamento de Andalucía. Y lo harán gracias a un apoyo transversal y disperso ajeno incluso a quién lideraba la lista. «Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero», dice la sabiduría popular. Y no hay una sola urna de las más de 800 que se dispusieron en los centros de votación de la provincia de Almería en la que no entrara una papeleta verde con el logo del partido de Santiago Abascal. En las dos que menos, en Lubrín y Almócita, un voto. En las tres que más, en Almería y El Ejido, más de 160.

«Ha quedado claro, Almería es de Vox», indicaba la formación en uno de sus medios más habituales de difusión y contacto con simpatizantes, su Facebook. En total, 43.468 votos, tercera fuerza política en la provincia, dos escaños. El 16,79% de los votantes cogió una papeleta suya este domingo.

Pero ¿quienes son sus apoyos? «Es una formación transversal, ha cogido de todos sitios. Sobre todo del PP, pero también del resto y de la abstención», indicaban fuentes socialistas conforme desgranaban datos y pese a que, no obstante, no daban crédito a la eclosión de una formación que llevaba desde 2013 presentándose a las elecciones y pasando sin pena ni gloria. En las generales de 2016, 180 votos; 944 en las autonómicas de hace tres años y medio.

Han obtenido 12 escaños, al menos uno por provincia (en el caso de Almería, Cádiz, Málaga y Sevilla, dos cada una). Los resultados detallados por municipios y por mesas electorales demuestran que Vox no es un fenómeno aislado o ubicuo. No sólo tienen votos en zonas con residentes de alto poder adquisitivo -en las que los conservadores siempre han sido el voto prioritario-, sino en cualquier barrio de cualquier ciudad o pueblo. En todos los municipios y entre gente de lo más variopinto.

Sin embargo, sí que se puede encontrar un patrón: ha tenido su mejor resultado en las localidades que subsisten de forma ampliamente mayoritaria de la agricultura intensiva y que tienen elevadas tasas de inmigración en su seno. El caso más paradigmático es El Ejido, en donde se ha aupado como la formación más votada rompiendo la racha de mayorías absolutísimas del Partido Popular. Pero también localidades como Balanegra (en donde han superado la barrera del 30% del voto), o en Vícar, Roquetas de Mar, Níjar o La Mojonera, lugares en los que se llevó más del 20% de los sufragios.

Otros casos similares son los que se dieron en localidades como Pueblo Blanco o algunas mesas de Campohermoso o San Isidro (Níjar). Eran, al cierre de las urnas, victorias rotundas para Vox. También algunas urnas de El Parador han ido a sus manos. Pero incluso en zonas urbanas y de nueva creación en barrios de trabajadores del sector servicios. En la parte alta de Aguadulce al menos dos de las mesas fueron victorias irrevocables para los de Santiago Abascal, y otras dos fueron, lo propio, en El Toyo. El éxito ha estado en un mensaje llevado hasta pie de tajo. Se han movido con pequeñas reuniones en torno a los invernaderos y, más aún, gracias a las redes sociales, especialmente whatsapp.

El partido cuenta en su página web con un número de teléfono en el que poder inscribirse para recibir imágenes virales, vídeos y lemas de votación. Han girado como la pólvora entre los terminales. Una campaña a bajo coste que tuvo, sin embargo, su centro gravitacional en el Palacio de Congresos de Aguadulce, en Roquetas: más de 1.500 asistentes y gente en la calle sin poder acceder.

La inmigración ha sido uno de sus temas permanentes durante la campaña. Vox defiende abiertamente la «deportación de los inmigrantes ilegales a sus países de origen», «suprimir la institución del arraigo como forma de regular la inmigración», revocar «las pasarelas rápidas para adquirir la nacionalidad española», excluir la enseñanza de la religión islámica en los centros de educación públicos o incluir exigencias de «tributación» para adquirir un pasaporte español. Y el PP daba ayer carta de naturaleza a este mensaje de la migración como problema al considerar que ha sido uno de los criterios tenidos en cuenta por los ciudadanos para meter la papeleta de Abascal -en Almería de los casi desconocidos Rodríguez y Alonso- en las urnas andaluzas.

Inmigración

Una de las voces consideradas dentro de las filas conservadoras, el alcalde ejidense Francisco Góngora (que gobierna con mayoría absoluta la localidad) afirmó ayer que la «altísima presión migratoria» que experimenta la ciudad está detrás de un voto, el de Vox, que está «reivindicando una mayor atención a las políticas migratorias y a todos los efectos transversales que ello conlleva». «Hablamos de reforzar nuestro sistema educativo, asistencial, sanitario, nuestro sistema de seguridad e incluso judicial; es necesario captar ese mensaje», indicaba ayer ante los medios. En El Ejido se dispusieron el domingo 78 urnas. En 48 de ellas venció, con absoluta rotundidad, Vox. Tres de cada diez votos. Casi tres puntos más que el partido del propio alcalde Góngora.

Entre los invernaderos, en las rotondas y en muchos lugares de paso de las comarcas más agrícolas los carteles de Vox han sido parte del paisaje durante semanas. Como los son desde hace medio siglo los plásticos bajo los que Almería da de comer a media Europa. Y ha acabado echando raíces entre las tomateras y pimientos. Aunque ninguno de sus futuros diputados sea agricultor.

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