El que se cruce cae
El Almería suma una victoria más comprometida de lo que dicta el marcador, pero corto por los méritos de los de Rubi
El Almería continúa con paso firme y sin frenos. Cuatro partidos sin perder –tres de ellos con victoria– y una dinámica que ya no parece ... casual, sino consecuencia de una idea clara, piernas frescas y una mentalidad feroz. Esta vez, la víctima fue un Zaragoza encerrado desde el minuto uno, incapaz de resistir el empuje de un equipo que juega con hambre y autoridad. En la primera parte, el dominio fue total, posesión, llegadas, centros laterales, presión alta. Faltó el gol, sí, pero sobraron señales de un equipo enchufado, que sabía que el premio llegaría tarde o temprano.
Y llegó tras el descanso, como una descarga. Daijiro Chirino rompió por la derecha y clavó un disparo seco en el primer palo para abrir el marcador. Solo dos minutos después, Adrián Embarba aprovechó una pérdida rival y fusiló a Andrada para el 2-0. El Zaragoza trató de reaccionar con Kodro, que acortó distancias, pero el Almería ya se sentía dueño del césped, del balón y del destino. Arnau Puigmal puso el 3-1 en una contra perfecta y, aunque los maños apretaron con un gol de Soberón en el 91, Lopy se encargó de borrar cualquier duda con un misil desde fuera del área que firmó el definitivo 4-2.
No se trata sólo de victorias, el Almería gana con carácter, con juego, con convicción. Ha dejado atrás la fragilidad y ahora impone respeto. Cada rival que se cruza en su camino termina arrollado por un bloque que combina talento con compromiso, intensidad con calidad. En casa, vuelve a ser temido; fuera, cada vez compite mejor. La racha ya no es casualidad, es una advertencia. Este Almería va en serio. Y quien se cruce, cae.
Dueño de todo
La UD Almería se encontró con un Real Zaragoza muy metido atrás para no dejar espacios. En el minuto 1, la tuvo el Almería, que no finalizó bien la acción por robo de balón de Sergio Arribas. Nico Melamed disparó a las manos de Esteban Andrada. El Zaragoza vivía del robo, pero sin llegada. Lo intentaba a balón parado, desde cualquier punto del campo, pero sin hacer daño. En el 10, el Almería avisó con una acción entre Álex Muñoz y Nico Melamed. El catalán se la cedió a Sergio Arribas y su centro lo remató ligeramente alto Leo Baptistao.
Los rojiblancos manejaban el balón, con Gui Guedes controlándolo para tratar de hacer daño a un Real Zaragoza defendiendo muy bajo, por lo que la opción de ganarle las espaldas no era para los centrales maños y sí para los mediocentros. En el 18, pudo llegar el gol en una acción por banda derecha de Chirino con centro de Embarba para Baptistao, repelido por Andrada y remate posterior de Embarba se marchó a saque de esquina, con el partido siendo el reflejo de un partido 'cerrado', con el Almería 'entregado' ante un Real Zaragoza convertido en una muralla.
El gol, más cerca
En el minuto 24, volvió el peligro al área zaragocista, en una acción de Nico Melamed con pase hacia Leo Baptistao, que se había adelantado a los defensores, pero el centro del hispano-brasileño se quedó 'a mitad de camino' y Sergio Arribas se anticipó a Adrián Embarba, mejor situado. El remate del futbolista madrileño lo detuvo Esteban Andrada, que evitó el 1-0 en el 28, después de un error de Keidi Bare en la salida de balón que trató de aprovecharlo Sergio Arribas, pero el remate, en el uno contra uno, lo despejó a saque de esquina el cancerbero zaragocista.
El equipo de Gabi vivía del error rojiblanco, como es lógico, y Sebas Moyano tuvo una ocasión en el 32 en la que el disparo del jugador del conjunto de Gabi, que vio el partido desde un palco al estar sancionado, se marchó desviado de la meta defendida por Andrés Fernández en una fase en la que el partido empezó a 'desordenarse', a enloqueces.
Dominio
El Almería mostraba una notable superioridad en ambos aspectos del juego, tanto en defensa como en ataque. En la retaguardia, el conjunto indálico se posicionaba con solidez, plantando su línea defensiva lejos de la portería propia, lo que impedía al Real Zaragoza generar ocasiones claras. El equipo aragonés, empujado hacia su propio campo, apenas conseguía cruzar la línea de tres cuartos con claridad. Su circulación era lenta y previsible, constantemente interceptada por la presión alta de los hombres de Gaizka Garitano, que mantenían el control del encuentro sin necesidad de asumir demasiados riesgos.
En fase ofensiva, el Almería no solo controlaba la posesión, sino que también generaba peligro con relativa frecuencia. Hasta en cuatro oportunidades claras estuvieron cerca de abrir el marcador. Sin embargo, todas ellas se vieron frustradas por la brillante actuación del guardameta Esteban Andrada, auténtico salvador de su equipo durante el primer tiempo. Con reflejos felinos y una lectura perfecta del juego, Andrada logró despejar cada intento rojiblanco, bien por remates frontales, bien por balones cruzados que buscaban sorprenderle. La falta de acierto del Almería en la definición también contribuyó a mantener el cero en el marcador, a pesar de las buenas intenciones y la fluidez en el juego.
El tramo final de la primera parte trajo consigo las acciones más vistosas del encuentro. Entre ellas, una especialmente destacada protagonizada por Sergio Arribas, que estuvo muy cerca de marcar tras una jugada individual de gran calidad. En ella, con un taconazo sutil y preciso, buscó conectar con Nico Melamed en una internada peligrosa dentro del área. Sin embargo, cuando el balón parecía haber encontrado el camino correcto, apareció Tachi en el momento justo para cortar la jugada, desbaratando lo que podría haber sido el gol de la jornada. Pese a no haberse reflejado en el marcador, la sensación era clara: el Almería dominaba. Solo le faltaba el gol.
¡Vámonos!
El descanso le vino de dulce al Almería y no fue diferente al que había acabado la primera, sólo cambió el acierto. Daijiro. Chirino estaba siendo un 'cuchillo en mantequilla' por la banda derecha, Primero puso un centro que acabó en córner, después hizo un 'Juan Palomo', 'un yo me lo guiso y yo me lo como'. En el 48, el de Coraçao cogió el balón en la línea de 3/4 para conducir el balón e irse primero de Keidi Bare y encarar a Tachi, que le tapaba el hueco. Él lo vio en el primer palo y se sacó un zapatazo que entró por la misma izquierda.
El gol tuvo efecto en el Zaragoza porque le afectó verse por debajo en el marcador y otra pérdida arriba de Keidi Bare la condujo como 'los ángeles' Adrián Embarba que, en el 50, corrió como una exhalación, encaró a Andrada y su disparo no pudo evitarlo el meta maño, provocando, eso sí, un 'despertar' obligado en el Real Zaragoza. Kodro, que había entrado en el descanso, pudo meter a los blanquillos, pero Andrés Fernández sacó el balón a córner y Tachi, un minuto después, cabeceó alto una buena acción maña.
Lo que fue y lo que no
Los cambios dieron 'pausa' a tanta algarabía. En el 67, una buena jugada combinativa acabó en los pies de Sergio Arribas, que había entrado por banda derecha, puso fin a la acción con un disparo cruzado que Esteban Andrada se encargó de desbaratar enviando el balón a saque de esquina. Y esa pegada indálica la sufrió un Real Zaragoza sin capacidad para encontrar la portería rival. Pero la encontró en un disparo de Hugo Pinilla que despejó Andrés Fernández y Kodro, con la caña puesta, puso el 2.-1 en el marcador.
Los dos equipos pudieron marcar después. Pau Sans disparó fuera una acción clara, en el 80, y la UDAlmería, a la contra, pudo hacer el 3-0, pero Adrián Embarba, con toda la portería para él, no aprovechó un excelente servicio de Arnau Puigmal, estrellando el balón al larguero y al equipo rojiblanco le faltó matar, con demasiadas prisas porque volvió a fallar en el 83, Por fortuna, en el 88, un servicio 'express' de Sergio Arribas para Arnau Puigmal lo alojó, con sutileza, en el fondo de las mallas de Esteban Andrada para poner el 3-1.
Thalys Henrique pudo poner el 4-1, pero no acertó y el Real Zaragoza puso el segundo, en el 91, Soberón aprovechó un centro desde la derecha de Franco Serrano y, con. La puntera puso los nervios en el equipo rojiblanco, que no terminaba de cerrar el partido y se 'abonaba' al sufrimiento.
Sin embargo, el espectáculo estaba muerto y el Almería continuó intentándolo. El balón le cayó a Dion Lopy y el senegalés se sacó un disparo desde fuera del área, con la derecha, que no pudo detener, pese a la estirada, Esteban Andrada.
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