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El rendimiento académico es un factor para detectar el ciberacoso sobre el estudiante. IDEAL
El ciberacoso se ceba con los alumnos entre los 11 y los 14 años

El ciberacoso se ceba con los alumnos entre los 11 y los 14 años

Un estudio del profesor Alberto Clemente revela que las cifras de 'bullying' se mantienen estables y reclama políticas escolares preventivas

J. L. PASCUAL

ALMERÍA

Lunes, 7 de agosto 2017, 00:50

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Los menores con edades comprendidas entre los 11 y 14 años constituyen el colectivo donde el acoso virtual o cibernético tiene una mayor incidencia. Así se desprende de una investigación elaborada por el profesor universitario Alberto Clemente, que concluye que la prevalencia del 'bullying' a través de medios telemáticos se mantiene estable en tasas del 10 al 15%. No obstante, el experto advierte de que el ciberacoso no es una lacra exclusiva de este país, sino que se trata de una problemática que «no ha dejado de crecer» y que ya está «presente en todas las culturas y regiones del mundo».

Además de apuntar que existe una «mayor involucración de los chicos en conductas de ciberperpetración y una ambivalencia en la variable de género en cibervictimización», Clemente señala que dentro este fenómeno se puede diferenciar entre factores de riesgo estáticos, que no pueden cambiar y permanecerán en el tiempo y factores dinámicos, sobre los que se puede intervenir. Respecto a estos últimos, destacan las políticas escolares de prevención, la supervisión de los padres o el rendimiento académico.

En cualquier caso, el profesor alerta de que «el acoso escolar acarrea dramáticas consecuencias especialmente para las víctimas, pero también para los agresores y los espectadores; y el ciberacoso no es una excepción». De hecho, sus efectos son «más graves y duraderos» e incrementan los riesgos de padecer ideaciones suicidas por parte de quienes lo sufren, aunque las reacciones ante este tipo de ataques dependen de factores como la edad, el género o el apoyo social que recibe el acosado. El documento , que se apoya en distintas investigaciones acerca de la incidencia de este fenómeno, refleja que el 6.9% de los menores ha padecido ciberacoso, mientras que un 3.3% ha adoptado en algún momento el rol de ciberacosador. De este modo, se pone de relieve que desde el primer estudio sobre el 'ciberbyllying' que se realizó «las cifras se han mantenido estables». Tan sólo han aumentado ligeramente las tasas de cibervictimización más graves o recurrentes, que han pasado del 0.4% en 2006 al 1% o al 2% en 2016. Alberto Clemente sostiene que en los últimos años, como consecuencia de la alarma social generada, han surgido una serie de mitos alrededor del ciberacoso «que han motivado una creencia errónea generalizada que postula que un enfoque tecnológico y de seguridad, es decir, una mayor formación y un mayor control sobre el uso de las tecnologías, redundará en una disminución del riesgo de los jóvenes». En este sentido, el experto alude a los diversos estudios que sostienen que «los enfoques que tienen en cuenta a toda la comunidad educativa se revelan más eficaces como estrategias preventivas, como así sucede para el ciberacoso».

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