¿Qué son Campylobacter y E. coli? Las dolorosas bacterias que han intoxicado a 11 médicos de Torrecárdenas
La OMS aconseja una buena higiene, especialmente en la gestión de los alimentos, como medida para prevenir los brotes
David Roth
Almería
Miércoles, 7 de mayo 2025, 14:31
El caso de la intoxicación de más de una decena de médicos del Hospital Universitario de Torrecárdenas sigue dando de qué hablar. En el foco, ... un pollo en salsa y una crema de verduras, que serían el común denominador del brote bacteriológico que ha causado un episodio severo de cuadros diarreicos, vómitos y dolor abdominal entre los sanitarios que se encontraban ejerciendo sus correspondientes guardias durante la noche del Martes Santo, y que cenaron en la cantina el pasado 15 de abril. Los culpables de la intoxicación, según ha podido saber IDEAL tras contactar con varios médicos afectados, serían dos bacterias: E. coli y Campylobacter.
La primera, según detalla en un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la bacteria Escherichia coli (E. coli), es «prevenible». Esta frecuenta a habitar en el intestino de humanos y animales de sangre caliente. Aunque la mayoría de las cepas son inofensivas, algunas, como la E. coli productora de toxina Shiga (Stec), pueden causar graves intoxicaciones alimentarias. Esta cepa puede provocar desde diarreas leves hasta colitis hemorrágica y, en casos graves, el síndrome hemolítico urémico (SHU), una complicación que afecta especialmente a niños pequeños y personas mayores, pudiendo causar insuficiencia renal, daño neurológico o incluso la muerte.
El principal vehículo de transmisión al ser humano son alimentos contaminados como carne picada poco cocida, leche cruda, y frutas y verduras expuestas a materia fecal animal. También puede contagiarse por contacto con animales o entre personas por vía fecal-oral. El serotipo más conocido (E. coli O157:H7) puede sobrevivir en condiciones difíciles, como medios ácidos o ambientes húmedos, y se encuentra comúnmente en el ganado bovino.
La OMS subraya que la bacteria se elimina al cocinar los alimentos a más de 70 °C y promueve las 'Cinco claves para la inocuidad de los alimentos' como principal estrategia preventiva: mantener la limpieza, separar crudos y cocidos, cocinar completamente, mantener alimentos a temperaturas seguras y utilizar agua e ingredientes seguros. También advierte contra el uso de antibióticos para tratar la infección, ya que pueden aumentar el riesgo de SHU.
Desde la producción agrícola hasta la preparación en el hogar, se requieren estrictas prácticas de higiene. La OMS colabora globalmente con gobiernos y redes como Infosan para mejorar la vigilancia, la educación alimentaria y la respuesta ante brotes.
Campylobacter
La segunda bacteria causante del brote sería la Campylobacter, una de las principales causas de enfermedad diarreica en el mundo, y está considerada por la OMS como la bacteria más común responsable de gastroenteritis a nivel global. Aunque muchas infecciones por Campylobacter son leves, pueden resultar mortales en niños pequeños, personas mayores o con sistemas inmunológicos debilitados.
La transmisión al ser humano se produce principalmente por el consumo de carne poco cocida, especialmente de aves de corral, así como por leche cruda o agua contaminada. También se han documentado casos tras el contacto con animales o aguas recreativas contaminadas. Campylobacter es una zoonosis, lo que significa que se transmite de animales a humanos, y la contaminación suele producirse durante el sacrificio, cuando las heces entran en contacto con la carne. Aunque los brotes son poco frecuentes, la mayoría de los casos se presentan de forma esporádica, lo que dificulta su control.
Los síntomas de la infección aparecen entre uno y diez días después del contagio, y suelen incluir diarrea (a menudo con sangre), dolor abdominal, fiebre, náuseas y vómitos. En la mayoría de los casos, la enfermedad dura entre tres y seis días. Si bien la mortalidad es baja, se han registrado complicaciones graves como bacteriemia, hepatitis, pancreatitis, abortos espontáneos, y trastornos neurológicos como el síndrome de Guillain-Barré, que puede causar parálisis e incluso la muerte en casos excepcionales. También puede desencadenar artritis reactiva.
El tratamiento suele limitarse a la rehidratación y la reposición de electrolitos, y los antibióticos se reservan para los casos graves o invasivos. Para evitar la infección, la OMS recomienda prácticas de higiene alimentaria rigurosas a lo largo de toda la cadena de producción, desde la cría y sacrificio de animales hasta la preparación en el hogar. Cocinar adecuadamente los alimentos, especialmente la carne de ave, usar agua potable, evitar la leche cruda y mantener una buena higiene de manos son medidas esenciales. En los hogares sin acceso a saneamiento, también se recomienda desinfectar correctamente los residuos.
La OMS trabaja conjuntamente con la FAO, la OIE y redes internacionales como Infosan para mejorar la vigilancia, la formación de manipuladores de alimentos, y la respuesta rápida ante brotes. También promueve el uso de estrategias integradas para reducir la prevalencia de Campylobacter en animales destinados al consumo humano, lo que ha demostrado disminuir los casos en humanos. En su informe 'The Global View of Campylobacteriosis', la OMS destaca la necesidad de reforzar la seguridad alimentaria como parte fundamental para prevenir enfermedades y proteger la salud pública.
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