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AROA GARCÍA
Almería
Viernes, 19 de abril 2019, 00:00
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Se cumple el décimo aniversario de la vinculación de la hermandad con el colegio almeriense que les da cabida cada año para que puedan salir y realizar su Estación de Penitencia.
Siete menos cuarto de la tarde, la temperatura ha bajado, la brisa viene fresquita en esta tarde de Jueves Santo, pero está despejado; el cielo está de un azul celeste increíble, se ha arreglado la tarde, parecía imposible hace apenas 4 horas, pero ha salido el sol, el Jueves Santo en Almería no peligra. Y a esa hora se ha abierto la puerta de la Capilla de la Compañía de María y de ella comienzan a salir los nazarenos.
Cuatro nazarenos con cirio escoltan por delante a la Cruz de Guía, la Real e Ilustre Congregación-Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de las Angustias comienza su Estación de Penitencia. Nazarenos de morado de cola recogida en un brazo y cinturón de esparto para ceñirla comienzan a salir de la capilla, al cuadril un cirio color tiniebla que llevan en alto.
Un número grande de nazarenos conforman el cortejo de esta hermandad, largo y muy ordenado empieza a discurrir por la calle Navarro Rodrigo. El Señor, el Crucificado de este Jueves Santo, el Santísimo Cristo de la Buena Muerte, que sobre un montón de lirios morados comienza su Estación de Penitencia desde el Patio del Colegio de la Compañía de María.
Delante de Él, Antonio Andrés Díaz Cantón que después de avisar con los tres toques llama a Pedro, el jefe de cuadrilla, que responde, lo mismo que hará durante toda la noche: «Siempre por Él», y al cielo con el Señor, con el Señor de la Buena Muerte.
En la puerta de la Diputación de Almería los balcones están llenos, hay dos saeteros, Eduardo y Ana Mar, que van a rezar cantando, se oyen las primeras saetas.
Y en la puerta el presidente de la Diputación, Javier Aureliano García, junto con Fernando Giménez, esperan la llegada de la Hermandad, junto a ellos un antiguo Hermano Mayor y antiguo presidente de la Agrupación, Jose Antonio Sánchez Santander. Detras del Señor, nazarenos con cruces, que cada vez que se detenga su Señor se postrarán de rodillas tras Él, van rezando y hablándole, ellos tienen un sitio privilegiado, lo van viendo todo el camino, van siempre a sus pies.
Y los sones de una parte más de esta Hermandad, la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Carmen, joven pero que se está haciendo un muy buen nombre en la Semana Santa almeriense, van creciendo y mucho años tras año.
El segundo tramo comienza con la guardería.
Muchísimos niños esta tarde en esta Hermandad, algunos los más pequeños con roquetes y esclavinas, los más mayorcitos con túnicas sin capirote, pero todos ellos ordenados y muy bien formados.
Tras ellos los nazarenos han cambiado el color de la cera, los cirios que llevan al cuadril son de color marfil.
Y la Señora, la Señora de las Angustias, que viene con su Hijo en los brazos, y que va inmensamente guapa.
Estrena saya, pecherín y mangas, y en el paso un adorno blanco discreto, rosas y anturium, en un paso altísimo.
En el pasado seis de abril se bendecían y le dan una belleza como sólo Juan Rosales puede conseguir en esta Virgen. Esta preciosa la Señora.
Austera, sencilla, de negro y beige y coronada de Reina, para llevarla por las calles de Almería.
Y la llevan meciéndola despacio por un itinerario que la llevará a su barrio, que la paseará por las calles cercanas a la Alcazaba.
Y mandando a sus costaleros, Francisco Javier Giménez.
Una Estación de Penitencia que el tiempo les ha dejado hacer tranquilos, sosegados y en orden.
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