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Jesús es empleado de uno de los estancos céntricos de la capital ubicado en pleno corazón del barrio de Oliveros, asegura que las idas y venidas de los clientes son constantes y que, pese al ligero descenso de la venta de unidades de cajetillas de cigarrillos, admite que «la gente sigue fumando igual,percibimos que continúan habiendo muchos fumadores».
Aunque suban los impuestos sobre los productos de los estancos, el empleado puntualiza que «la gente sigue comprando, alomejor no se lleva varios cartones pero sí que se lleva uno solo». Sobre el perfil de compra de sus clientes reconoce que la mayoría «son hombres pero también vienen muchas mujeres a comprar tabaco, no podría hacer una estimación, sí que hay un rango generalizado que es persona de edad media-avanzada, pero creo que eso ocurre por el barrio en el que estamos».
Los clientes del estanco lo tienen claro, al igual que arroja el estudio del Comisionado de Mercado de Tabacos, las cajetillas de cigarrillos es el producto estrella. No obstante, los estancos se están modernizando y en su interior se pueden adquirir otro tipo de productos, desde accesorios como bebidas refrescantes hasta hacer fotocopias de documentos. «También tenemos los cigarrillos electrónicos, se vende mucho y los conocidos vápers, que esto es más una cosa que triunfa en la población joven».
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