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Unas 800 personas, según la organización, secundó la protesta de ayer.

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Unas 800 personas, según la organización, secundó la protesta de ayer. M. C.

Las 18.000 firmas contra el plan de la Plaza Vieja sólo arrancan la protesta de un millar de personas

Los manifestantes exigen que se frene «la aniquilación de los cimientos históricos de la ciudad» y se mantengan los árboles

MIGUEL CÁRCELES

ALMERÍA

Viernes, 18 de mayo 2018, 03:12

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La contrariedad ante el proyecto del gobierno local de hacer de la Plaza Vieja un espacio diáfano, sin el Monumento a los Mártires de la Libertad y sin los 26 árboles que lo circundan (cinco de ellos, palmeras de hasta 200 años de vida) no se tradujo ayer en una protesta masiva. Mientras que los 16 colectivos convocantes de la movilización han recogido ya -ayer lo repitieron varias veces durante la lectura del manifiesto- 18.900 firmas contra esta controvertida remodelación, ayer fue menos de un millar de personas quien se acercó a la propia Plaza Vieja a dar testimonio personal de su desacuerdo.

Unas 800 personas según la organización, medio millar según los cálculos de la Subdelegación de Gobierno, se apostaron bajo el Pingurucho de Los Coloraos al grito de «somos muchos, queremos Pingurucho» o «árboles y libertad». «En toda comunicación hay emisor y receptor. Los emisores son 18.900 personas que se han mostrado disconformes con este proyecto. Y lo que queremos es que el receptor escuche lo que está diciendo una gran mayoría de almerienses», trasladaba Magdalena Cantero, presidenta de la asociación de vecinos Casco Histórico y portavoz de la plataforma convocante, conformada por 16 colectivos sociales, culturales y ecologistas de los barrios antiguos de Almería.

«La plaza, tal y como la quieren dejar no es la solución para revitalizar el Casco Histórico. Son necesarias otras medidas», insistió ante una Plaza de la Constitución con un tercio del aforo lleno.

«Esperamos que el Ayuntamiento escuche el clamor ciudadano, lo que le hemos dicho los colectivos y lo que se va a manifestar en esta plaza. La voluntad de los almerienses que sienten esta plaza como suya y que quieren que se mantengan aquí los árboles y el Monumento a Los Coloraos», indicaba, por su parte, María Teresa Pérez, presidenta de la Asociación de Amigos de la Alcazaba de Almería. Porque, dijo, si del discurso del gobierno local pudiera deducirse alguna duda sobre si mantener o no los árboles, «en el caso del Pingurucho no tienen ni la más mínima sobre retirarlo de este emplazamiento que es el suyo, símbolo de las libertades públicas». «Debe ser plaza pública arbolada, que represente el corazón del patrimonio almeriense», reivindicó.

Su colectivo ha sido de los más beligerantes. «Se trata de un monumento singular en la historia de Almería que no puede concebirse como un elemento escultórico o como cualquier otro objeto que se pone en las rotondas», llegó a manifestar el vicepresidente de la asociación, Francisco Verdegay, ante las pretensiones municipales de reubicar el monolito a Los Coloraos en la entrada del Parque Nicolás Salmerón, junto al puerto.

El acto, que apenas perduró por una media hora -tras la lectura del manifiesto, algunos asistentes se quedaron escuchando a algunos músicos interpretando sones bajo el monumento a los liberales del siglo XIX- tuvo el momento central en la lectura del manifiesto, consensuado por las 16 organizaciones y que fue absolutamente contundente en sus calificativos.

Leído por Inmaculada Fernández, reclamó el valor de las casi 19.000 firmas que atesoran contra el plan para suprimir todos los elementos de la plaza y dejarla absolutamente diáfana. «Arrasar la plaza y convertirla en un solar sin árboles y sin el monumento», la definió el texto. La plataforma de entidades considera que el plan para remodelar la Plaza Vieja -cuyas obras se iniciaron hace la friolera de 18 años- se ha hecho «a espaldas de los ciudadanos». Y por ello se muestran absolutamente en contra «de que desaparezcan los árboles a cambio de toldos, algo sinceramente ridículo».

«Modernidad también, pero sin aniquilar los cimientos culturales e históricos de Almería», refirieron, recordando de forma insistente las 18.900 firmas de apoyo contra el proyecto que, a su juicio, pretende «aniquilar la historia de una plaza que atesora 1.000 años de vida». «Y queremos árboles. Esto es Almería, aquí hace sol incluso los días de lluvia», deslizó, razón por la que calificaron su supresión como una idea «descabellada». El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Almería guardó ayer silencio sobre este candente asunto mientras continúa su ronda de contactos con organizaciones vecinales para mostrarles el proyecto y recreaciones visuales de cómo quedaría una vez ejecutado. Un plan que, argumentan desde el gobierno local, permitiría hacer de la Plaza Vieja un centro de ocio, hostelería y cultura que aportara vida al Casco Histórico.

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