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Mariano Rajoy, presidente del Gobierno, visita junto a la entonces ministra de Fomento, Ana Pastor, las obras del AVE a Galicia.
Las cinco excusas del PP para no hacer el AVE de Almería
infraestructuras

Las cinco excusas del PP para no hacer el AVE de Almería

El Gobierno de Mariano Rajoy ha utilizado hasta el día de hoy hasta cinco argumentos distintos para eximirse de responsabilidad por la paralización absoluta del proyecto de Alta Velocidad entre Murcia y Almería, del que ha llegado incluso a resolver contratos de obra y de redacción de proyecto

Miguel Cárceles

Miércoles, 22 de marzo 2017, 01:43

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Desde que, en noviembre de 2011, el Partido Popular ganase las elecciones, el giro de timón en política infraestructural para Almería ha sido radical: de tener en obras los cuatro tramos del proyecto de Línea de Alta Velocidad entre Almería y Murcia más complicados por orografía se ha pasado a tapiar túneles y resolver contratos de obra y de proyecto. Entre medias, el partido que sostiene al Gobierno -y el Ministerio de Fomento- ha utilizado hasta cinco excusas diferentes, la mayoría de las cuales han quedado finalmente demostradas como carentes de base.

La crisis: no hay dinero

Cuando Rajoy llegó a La Moncloa, la crisis económica amenazaba con situar a España en una situación muy comprometida. Sus primeros presupuestos, los de 2012, supusieron un recortes dramático en la inversión en infraestructuras. La tijera del ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro (PP) segaba de raíz 27.000 millones de euros de las cuentas públicas estatales. En Almería, la inversión prevista por parte del Estado caía en 177,5 millones de euros: un tijeretazo del 40% respecto a los presupuestos que diseñara su antecesora, la socialista Elena Salgado. Sin embargo, y mientras que el recorte al AVE en Almería llegaba con toda su vehemencia, la inversión continuó con vigor en otros proyectos ferroviarios como el tramo Barcelona-Girona-frontera francesa (inaugurado en 2013), el Albacete-Alicante (2013), el Valladolid-Palencia-León (2015) o el Olmedo-Zamora (2015). Esto es: se priorizaron otros tramos de AVE que sí que tuvieron inversiones frente al de Almería, en el que se tapiaron los tramos ya construidos en abril de 2014. En los cinco presupuestos generales aprobados bajo gobierno del PP, la Línea de Alta Velocidad a Galicia se ha llevado entre el 21,14% y el 27,66% del total de la inversión estatal en ferrocarriles. La Almería-Murcia nunca pasó del 3,04%.

La prioridad es la A-7

El presidente del PP de Almería, Gabriel Amat, siempre refiere los mismos hechos: tras ganar Mariano Rajoy las elecciones en noviembre de 2011, en una reunión con los presidentes provinciales del PP, el recién investido presidente del país les pide que prioricen sus infraestructuras. Él, Amat -afirma- dijo que la

prioridad era la A-7, conectarse por autovía con Málaga. Apenas quedaban por construir cuatro tramos en el entorno de Motril, muy complicados por otra parte, que para nada suponían cifras tangibles en las cuentas públicas en la provincia de Almería. Y mientras que aquí, en territorio almeriense, según el relato de Amat, sólo se concedía esta infraestructura, en la provincia de Granada, en Zamora se mantenían en construcción las obras del AVE que se inauguraron en 2015 y las de la A-66 (la autovía de la Ruta de la Plata) entre la capital zamorana y Castrogonzalo, unos 50 kilómetros al norte, que también se alumbraron en el mismo año. La entonces ministra de Fomento, Ana Pastor, es zamorana. Además, en Granada, en donde se ejecutaba de forma real la conexión de la autovía del Mediterráneo, las obras del AVE seguían vigentes entre Antequera y la ciudad nazarí. En Almería, mientras tanto, la única gran obra de carreteras del Estado en la pasada legislatura fue el arreglo de la N-340 entre Almería y Aguadulce (El Cañarete) tras unos graves desprendimientos y el nuevo acceso desde la A-7 a Roquetas de Mar. Este último proyecto, pagado voluntariamente con fondos del Ayuntamiento roquetero, presidido por el propio Amat.

La tortuga mora

El PP le dio el pasado año, 2016, la vuelta a la tortilla. Tras cinco años de gobierno en los que los únicos ladrillos de la obra del AVE en Almería fueron los de las tapias de los túneles de Sorbas, Rafael Hernando, portavoz parlamentario del Partido Popular, culpaba a la Junta de que la construcción del único tramo contratado por Rajoy en Almería, el Pulpí-Cuevas del Almanzora, no hubieran comenzado. Según indicó, la Junta llevaba semanas estudiando el realojo de la población de tortuga mora (testudo graeca), una especie protegida, y no contestaba a los requerimientos de Fomento. La Junta dio a conocer el

expediente, que se había resuelto en menos de un mes. Sin embargo, y casi un año después, el Ministerio de Fomento acabó admitiendo que las obras no habían comenzado porque aún no había ejecutado las expropiaciones de los terrenos sobre los que debía construirse la plataforma sobre la que depositar las vías. El tramo llevaba año y medio contratado y las expropiaciones se habían iniciado casi un año antes de esta contratación. El pasado viernes, ADIF rescindía el contrato con Sacyr, la constructora adjudicataria que había aguardado año y medio de brazos cruzados a que Fomento le diera los terrenos sobre los que construir. El PP dice ahora que todo el litigio es una cuestión económica: que Sacyr no veía posible hacer la obra con el presupuesto de adjudicación (menos de la mitad de lo previsto por Fomento). Sin embargo, no hacen mención a que incluso la patronal almeriense ya alertó entonces, cuando se contrató, de que esto podía pasar: que la baja adjudicación podría acabar con que al Gobierno le saliera el tiro por la culata.

Mala planificación: tramos en medio del campo

Fue el primero de los argumentos esgrimidos por el PP cuando este diario dio a conocer en exclusiva, en abril de 2014, que ADIF había tapiado los túneles del AVE. La trascendencia de aquella fotografía residía en que se ejemplificaba como nunca hasta ese momento la parálisis a la que había inducido el Gobierno a este proyecto infraestructural por el que los empresarios y la sociedad almerienses claman de forma vehemente. El portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, alegó que el PSOE había ejecutado una "mala planificación" de la obra ya que se habían construido cuatro tramos (entre Vera y Lucainena de las Torres) "en medio del campo". La selección de estos cuatro

tramos, rebaten desde el PSOE, se hizo desde un punto de vista absolutamente técnico: eran los cuatro tramos más complicados de todo el trazado, los que conllevaban un plazo de ejecución más largo. Ahora bien, un año más tarde el Gobierno del PP licitaba el único tramo contratado -y ahora rescindido- del AVE bajo la presidencia de Mariano Rajoy, el Pulpí-Cuevas del Almanzora. Dicho tramo tampoco conecta con los ya construidos y enlaza, eso sí, con la plataforma de vía convencional de ancho ibérico de los Cercanías de Murcia a Águilas. La conexión, inicialmente, es inservible porque los anchos de vía son distintos y no se utilizará -si no hay cambios drásticos en el proyecto- la plataforma existente ahora. Además, en estos cinco años de gobierno popular primero se paralizó la redacción de proyectos, después se encargó un estudio funcional para revisar por completo lo planificado anteriormente y por último se han rescindido un puñado de contratos, no sólo el de obra entre Pulpí y Cuevas -anunciado el pasado viernes- sino también en los trámites previos.

Primero a Murcia y Granada, después Almería

El PP argumentó para paralizar las inversiones del AVE en Almería que, para que fuera útil, iba a concentrar la inversión en poner en servicio los trenes veloces a Murcia y Granada y que, después, invertiría a todo gas en Almería, siguiendo lo que consideran una lógica lineal. No obstante, en otros proyectos no se ha obrado de la misma manera. Por ejemplo, en Granada apenas quedan

dos tramos por culminar: el de Loja (justo a medio camino entre Antequera y Granada) y el de la capital. Pero la contradicción es mucho más obvia en el caso de Galicia. En 2015 se inauguró el AVE entre Ourense, Santiago de Compostela y A Coruña mediante vías de ancho ibérico que, en pocos años, mutarán a ancho ibérico. Un AVE interno de Galicia que para salir de la comunidad autónoma debe circular por las vías convencionales hasta Zamora.

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