El paseo real despide la Navidad
Miles de almerienses se echaron a la calle para ver la tradicional cabalgata de Reyes Magos
Sergio González Hueso
Miércoles, 6 de enero 2016, 00:50
Si al despertar esta mañana os habéis dado cuenta de que los Reyes Magos de Oriente han pasado de largo sin dejar nada junto a ... vuestro par de zapatos, no les culpéis. Ayer tuvieron una jornada agotadora. Fulminante. Como para terminar en un balneario de reposo.
Pese a su consabida resistencia, hecha a prueba de maratonianas jornadas de ruta por el desierto siguiendo una estrella polar, en Almería esta se puso a prueba con doce horas repletas de saludos a la concurrencia, reparto de besos, abrazos, caramelos y regalos. Los monarcas demostraron estar en forma y también un parecido prodigioso con tres personalidades de la sociedad almeriense dignas de alabanza. El entrenador Francisco, el actor Jesús Herrera y el directivo de Cruz Roja en Almería, Abdourahmane Niang, estuvieron de alguna manera presentes en un desfile al que acudió prácticamente Almería en su totalidad.
Miles de ciudadanos, familias en su mayoría, se congregaron a lo largo del recorrido organizado por Cultura para ver de primera mano a los tres monarcas y a las más de 500 personas que formaban el cortejo real, que se presentó ante los almerienses de forma espectacular. Atraídos por la monumental comitiva y el siempre agradecido vuelo de gominolas aptas para celiacos -se repartieron más de 12.000 kilos-, los ciudadanos se fueron apostando desde primera hora de la tarde en aquellas zonas en las que tenían previsto pasar Sus Majestades. A las 17 horas partieron los tres desde la fortaleza más imponente de toda la provincia, la Alcazaba. A lomos de sus camellos, Melchor, Gaspar y Baltasar fueron haciendo camino, entre vítores, por un Casco Histórico almeriense al que le queda muy bien estas presencias orientales.
Fue todo un baño de masas hasta llegar a Puerta Purchena, donde les recibieron las autoridades civiles y eclesiásticas. Todos subieron a uno de los balcones de la emblemática Casa de las Mariposas para saludar a una concurrencia enfervorecida que ansiaba el momento de la cabalgata. Esta no se hizo esperar mucho. Apenas una hora, que fue el tiempo entre el recibimiento a Sus Majestades y su desplazamiento hacia el Anfiteatro de la Rambla. Desde allí, a las 19 horas, fue componiéndose la cabalgata real hasta arribar a Obispo Orberá, punto de inicio oficial del desfile.
Fue entonces cuando el centro tornó en magia e ilusión, la misma que iban desprendiendo una comitiva que iniciaba un ingenio circense musical que iba anunciando lo que verían los almerienses a continuación. Ya saben, bandas de música, carrozas plagadas de personajes archiconocidos del mundo infantil, pajes reales y toda la parafernalia que acompañaba a los tres Reyes Magos, protagonistas absolutos de la noche de ayer.
También crucial fueron los animales, cuya presencia es siempre celebrada por todos los niños. En el cortejo se pudieron ver elefantes, burros, camellos, casi una docena de caballos y las ocas, que al igual que años anteriores, volvieron locos a los más pequeños de la casa.
A las 20 horas la cabalgata ya enfilaba el Paseo de Almería, cuyos costados estuvieron en todo momento atestados de gente. No sólo junto a las vallas de seguridad, también en el pequeño pasillo que les quedó libre a los comercios y tiendas de moda, que apuraron hasta última hora para no perder a esos compradores rezagados de cada año.
Apenas transcurridos unos minutos desde el inicio de la cabalgata ya se podía ver a muchos niños cargados de caramelos. Existe en este evento verdaderos profesionales de la caza de estos dulces voladores que se forjan con la experiencia. Todo vale, desde bolsas de plástico de supermercado a paraguas dados la vuelta. Lo único que importa es llevarse a casa un buen botín con el que acostarse endulzado. Tras la cabalgata, con bolsas y bolsillos hasta arriba de dulces, las familias fueron abandonando las principales arterias del centro de manera sosegada. El desfile había hecho soltar esa adrenalina que amenazaba con volver horas después. Lo hizo al acostarse, antes de poder soñar con eso que por la mañana, lo quiso la magia, se acabó haciendo realidad. La Navidad se despide hoy hasta el año que viene.
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