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JOSÉ MARTÍNEZ ARIAS
Domingo, 24 de mayo 2009, 11:48
Al ministro de Industria, Comercio y Turismo, Miguel Sebastián, le gustan los chiringuitos de playa. En respuesta a una pregunta de IDEAL, el ministro afirmó que «los chiringuitos son un valor de la oferta turística española, asociados a nuestro modelo turístico, y excepto en algunos casos en los que se pueda considerar que hay una violación flagrante de la Ley de Costas, a mí me encantan los chiringuitos». Cuando se le preguntó si la ministra del Medio Marítimo comparte sus gustos, Sebastián dijo que cree que «a la ministra Espinosa también le gustan los chiringuitos. Desde luego nosotros los vamos a defender. Aunque no conozco todos los chiringuitos de España, seguro que hay alguno que estará en contradicción con la Ley de Costas, y en ese caso, se podrá resolver su situación. Pero en general, creo que el modelo de chiringuito es exitoso para nuestra oferta turística y van a seguir existiendo».
El Algarrobico
El ministro, que no ocultó su gusto por los establecimientos playeros, no se quiso mojar tanto cuando este periódico le preguntó su opinión acerca de la situación del hotel de El Algarrobico: su repercusión sobre la imagen del litoral almeriense y su demolición o no. Prefirió tirar de la respuesta comodín: «Este tema está pendiente de una decisión judicial; nosotros tenemos que ser respetuosos, y luego, de acuerdo con la Junta de Andalucía -una vez que se conozca la decisión judicial- colaboraremos en una dirección o en otra. Si la dirección es la demolición, y que aquello recupere su paisaje original, nosotros colaboraremos. Pero por supuesto, es una decisión judicial y que también tiene que participar posteriormente la Junta y nosotros seremos leales».
En cualquier caso, y a título personal, sí confesó que a él le gusta «que haya oferta turística, pero también me gusta el respeto al medio ambiente y creo que ambas cosas son sostenibles. Hay gente que a la que le gustaría tener todo el Cabo de Gata urbanizado. A nosotros nos gusta que sea un parque natural con un entorno privilegiado, de los más bonitos de Europa... y eso es compatible con que en otros sitios de la costa haya una oferta turística. Ese es el reto del modelo de crecimiento sostenible, no es un modelo de vuelta atrás y de destruir oferta turística, sino que se trata de compatibilizar la oferta turística y el respeto al medio ambiente. Es un trabajo difícil, pero es lo que vamos a hacer».
El ministro -un asiduo de la Costa de Almería en verano y uno de sus principales valedores-, que ayer estuvo de campaña electoral, dijo que la provincia «representa muy bien el cambio de modelo económico que queremos».
En su opinión, en este cambio de modelo, la construcción debe perder peso en favor del I+D+i, la internacionalización de las empresas, el turismo más sostenible y poner el foco en las energías renovables, «y en esto, Almería muestra el camino a seguir». Y es que, según él, «el ladrillo es pan para hoy pero con él no hay mucho futuro». Con todo, matizó que «esto no significa que estemos en contra del ladrillo, pero pensamos que la construcción no puede serlo todo y tiene que tener un peso equilibrado».
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