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Los fundadores de la 'start-up'.
Larga vida a las baterías

Larga vida a las baterías

Bluelife Battery se dedica a mejorar el punto flaco del vehículo eléctrico: la pila. Explotan un sistema propio que alarga su capacidad y eficiencia

antonio villarreal

Miércoles, 29 de octubre 2014, 11:35

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Las baterías son, actualmente, el gran talón de Aquiles de la tecnología. Desde los fabricantes de electrónica hasta los grandes grupos automovilísticos buscan soluciones para dotar de electricidad a sus productos durante más tiempo y más kilómetros, acumulando más y gastando menos.

Bluelife Battery, una start-up madrileña integrada en la Red Emprendeverde de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, descubrió rápidamente que este nicho energético ofrecía grandes oportunidades. Sus dos fundadores, Rodrigo Gómez y Alfredo Omaña, empezaron a darle vueltas a la idea a finales de 2011 y, en septiembre del año siguiente, la empresa ya estaba operativa. Omaña se dedicaba hasta entonces al marketing y la publicidad, un sector propicio para «encontrar líneas de negocio y nichos de mercado para diferentes empresas y marcas», dice a Innova+ este emprendedor. Su socio, experto en gestión y desarrollo de energías renovables, fue quien percibió la capacidad que tenía el déficit de acumulación energética. «Todo unido a la necesidad que existía de este tipo de productos, sobre todo en un mercado creciente, el de los vehículos híbridos y eléctricos», señala Omaña.

Inicios difíciles

Bluelife Battery dio sus primeros pasos en un sector «bastante cerrado como es el de energía industrial y las energías renovables», explica Omaña, quien añade que partieron de la idea de «alargar la capacidad de los acumuladores energéticos en baterías estacionarias y en industriales para grandes complejos como los mercados al por mayor». Uno de sus primeros proyectos fue en Mercamadrid. Al poco tiempo, empezaron a detectar nuevas oportunidades en los vehículos eléctricos.

Actualmente, circulan muchos taxis híbridos y para las baterías de tracción de estos vehículos «realmente solo existía un proveedor a nivel mundial, que marcaba tanto los precios como las capacidades. A partir de ahí iniciamos un proceso de investigación y desarrollamos una nueva línea de negocio», explica Omaña.

«Destinamos un paquete económico al contratar a un ingeniero que fuera especialista en acumulación energética para poder desarrollar los sistemas que al final patentamos, sistemas de regeneración de baterías de níquel-metal hidruro que al final son las que usan para moverse estos vehículos híbridos asiáticos a día de hoy».

A corto plazo, confían en obtener financiación del programa europeo de I+D para pymes Horizonte 2020, que les permita seguir trabajando para mejorar «tanto la acumulación como el rendimiento de esa acumulación, a través de software, ingeniería y demás para mejorar los procesos de producción y los tratamientos de cada uno de los acumuladores», explica.

¿Y a medio plazo? El camino será «tratar de salir de los sectores especializados y llegar al mercado general, además de líneas de negocio domésticas para reducir energía a todos los niveles».

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