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Juicio contra Isidro Yeray S.R. de 35 años (2d), y Yurena S.A. de 32 años (i), para los que se piden penas de quince años de cárcel por homicidio por imprudencia. EFE
La tragedia del pequeño Ahren, un niño canario de 3 años que murió desnutrido por sus padres

La tragedia del pequeño Ahren, un niño canario de 3 años que murió desnutrido por sus padres

La madre no se siente responsable de su muerte: "Yo sí me quedé sin comer, él no"

efe

Miércoles, 21 de marzo 2018, 10:00

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Se llamaba Ahren Grahia Santana y murió en 2013 a los 3 años. Ahora se está juzgando a sus padres, Isidro Yeray Santana y Yurena Santana, por homicidio por imprudencia. ¿El motivo? El pequeño murió desnutrido.

La causa final de la muerte del niño, que presentaba una "extremada falta de higiene", fue una broncoaspiración favorecida por la fisura del paladar, deshidratación y malnutrición

La familia vivía en Artenara, en Gran Canaria. Los adultos eran conocedores de que su hijo dependían al 100% de sus cuidados. Ambos se enfrentan a una condena de 15 años de prisión por un delito de homicidio por omisión, pues el fiscal tiene el "convencimiento" de que dejaron morir al niño de desnutrición y no le prestaron atención médica en sus 3 años y 5 meses de vida, pese a que nació con el labio leporino y sufría bronconeumonía crónica.

Los hechos

Según ha expuesto el fiscal César Casorrán al Jurado al inicio de la vista, los acusados "desatendieron de forma deliberada y consciente" y abandonaron de forma "cruel" a su hijo, al que nunca vacunaron ni llevaron al médico para tratar sus problemas de salud, al contrario que a su hermana.

El fiscal considera que recibió un trato "discriminatorio" respecto a la niña, un año mayor, la cual sí recibió asistencia sanitaria, estaba bien nutrida y escolarizada. Ahren se encontraba en un estado extremo de desnutrición y deshidratación unido a una grave falta de higiene.

La causa final de la muerte del niño, que presentaba una "extremada falta de higiene", fue una broncoaspiración favorecida por la fisura del paladar, deshidratación y malnutrición, según su autopsia, en la que se indica también que se encontraba en un estado "crónico de desnutrición y deshidratación con atrofia muscular" y presentaba múltiples úlceras, escaras, laceraciones y cicatrices.

La madre, sin embargo, ha relatado que su "niño era fuerte y feliz", hasta el día en que se levantó enfermó y "corrió con él" al médico al notar que estaba frío y respiraba con dificultad, el 2 de febrero de 2013, cuando falleció.

La madre esa tarde llamó al 112 y, tras no dar resultado las indicaciones que recibió telefónicamente del médico y ver que su hijo empeoraba, acudió con su pareja y su otra hija al centro de salud de Artenara, en Gran Canaria, desde donde fue trasladado en ambulancia al de Tejeda, al que llegó cadáver sobre las 23:10 horas, aunque le practicaron maniobras de reanimación en el trayecto.

Yurena S.A. ha señalado que desconocía que su hijo sufriera bronconeumonía y que tuviera una malformación congénita, pues al nacer le dijeron que estaba sano.

La procesada ha contado que cuando falleció vivían de forma muy precaria en una casa cueva, con agua y luz pero sin siquiera un baño en condiciones, así como que su pareja entonces y hoy marido, estaba en paro al igual que ella.

Ha explicado que en los meses previos al fallecimiento solo recibía 70 euros al mes del subsidio de desempleo y su familia les facilitaba la comida, por lo que los niños "nunca se quedaron sin comer", aunque ella en algún momento sí.

La madre ha sostenido que no dio importancia a la poca corpulencia del niño, que al morir pesaba 9 kilos, porque en su familia hay casos de extrema delgadez.

Los padres relataron que vivían de forma precaria en una casa cueva muy fría, con luz y agua corriente pero sin baño, y que en la época en la que falleció el pequeño no tenían trabajo y recibían 70 euros al mes por desempleo y que la familia les ayudaba con comida.

En cuanto a las numerosas heridas que presentaba, ha dicho que carecían de importancia y las ha atribuido a que jugaba con sus perros y a la vegetación que había en los terrenos aledaños a la casa, mientras que las múltiples picaduras de pulgas a los mosquitos, que también sufría el resto de la familia.

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