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Seis mitos de la alergia a los ácaros

Seis mitos de la alergia a los ácaros

Afecta gravemente a la salud y la sensibilización del paciente puede derivar en cuadros de asma. Escondidos en el polvo y la humedad, son huéspedes permanentes de las casas

redacción

Lunes, 5 de diciembre 2016, 21:01

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Como en todas las enfermedades alérgicas, la rapidez del diagnóstico aumenta las probabilidades de éxito del tratamiento. Entre las causas de las alergias menos conocidas están los ácaros, que suelen vivir en el polvo. Sobe este problema existe mucha desinformación. «Se hace necesario derribar los mitos que existen sobre la alergia a los ácaros», dice la doctora Pilar Cots, especialista en alergología del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo, que desmonta algunos mitos tejidos a su alrededor:

Mito #1. «No es peligrosa». Debe tomarse en serio, pues afecta la salud de diferentes formas, como producir reacciones importantes con episodios de asma severos, de difícil control.

Mito # 2. «Puedo tener animales de compañía en casa». Es preferible no tener mascotas de pelo ni pluma en casa porque los ácaros del polvo se alimentan de restos humanos y animales. La población de ácaros es mayor mientras más personas y animales haya dentro de la vivienda.

Mito # 3. «El polvo que viene de la calle y el que se produce en las obras también causan alergia a los ácaros». Para que los ácaros puedan sobrevivir necesitan unas condiciones de vida especiales: nada de sol ni sequedad. La temperatura ha de rondar los 22ºC y la humedad tiene que ser muy elevada, alrededor del 70%. Así que prefieren sitios oscuros, cerrados y húmedos, por lo que sólo sobreviven en el interior de las viviendas que tienen estas condiciones. No existen ácaros en el polvo de la calle, ni en el que se levanta en la arena ni en el de las obras. Este tipo de polvo puede producir síntomas respiratorios por su efecto irritativo directo, pero no a través del sistema inmunológico, como en el caso de la alergia a los ácaros.

Mito # 4. «Aumenta en otoño y primavera». Puede afectar en cualquier estación del año si se dan las condiciones ambientales necesarias. Un invierno lluvioso será peor que un otoño seco. Una habitación mal ventilada, con animales, o con problemas de humedad será un nido de ácaros incluso en verano.

Mito # 5. «El polen produce más alergia que los ácaros». La sensibilización a los ácaros desarrolla más asma que la de los pólenes.

Mito # 6. «La prevención ambiental evita la alergia a los ácaros». Su presencia es imposible de eliminar totalmente a pesar de extremar las normas de limpieza. Los estudios demuestran que la aplicación de las medidas de prevención sí pueden ser beneficiosas sobre la aparición y la gravedad del asma pero, en cambio, no parece que sean muy útiles para retrasar o prevenir la aparición de la sensibilización de alergia a los ácaros en una persona previamente no alérgica.

La experta finaliza con un consejo: «Los alergólogos disponemos de tratamientos eficaces para controlar los síntomas, evitar la evolución de la enfermedad e incluso disminuir la sensibilización existente, como es el caso de la inmunoterapia o vacunas para la alergia», dice la doctora Cots. «Las vacunas son el único tratamiento capaz de modificar la evolución de la enfermedad alérgica y su porcentaje de éxito es alto si se escoge bien el paciente y la vacuna».

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