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Una persona acaricia a su perro.
Un corazón de perro

Un corazón de perro

Un estudio asevera que a ciertas personas con problemas cardíacos les beneficia tener una mascota en casa

Daniel Roldán

Domingo, 13 de diciembre 2015, 12:16

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Los problemas cadiovasculares se pueden evitar, en cierta medida, si se siguen unas pautas diarias bastante sencillas. No fumar, no abusar del alcohol, seguir una dieta equilibrada y hacer algo de ejercicio, como ir caminando al trabajo o hacer los recados de cada jornada. Unas líneas básicas que evitan problemas del corazón (y otros problemas de salud) que aconsejan todos los doctores. Para las personas que han sufrido un aviso serio en el motor central, las recomendaciones de los médicos para su recuperación posterior son las mismas. Pero hay personas a las que les cuestan asumir estas directrices, bien porque nunca han llevado una vida saludable, bien porque se niegan cambiar su estilo de vida.

Para esos casos tan complicados de convencer de que es mejor seguir la dieta mediterránea, los cardiólogos han encontrado una solución: los perros. No quiere decir que vayan a recetar fármacos para los arrítmicos junto a una invitación para visitar una tienda de mascotas, sino que se ha descubierto una relación entre los canes y la salud cardiovascular. La culpa de este descubrimiento la tiene la Asociación Americana del Corazón (AHA, en sus siglas en inglés) que ha publicado un artículo en la revista Circulation sobre esta peculiar relación.

La AHA ha recopilado todos aquellas estadísticas sobre la salud del corazón y los ha recopilado en un solo estudio analizando los diferentes casos, donde se determina que hay una relación entre vivir con un perro y unos mejores niveles de presión arterial, de colesterol una menor incidencia de obesidad. Por ejemplo, un estudio japonés que analizaba a 5.253 personas y en el que se extraía como conclusión que aquellas personas con un can están más cerca de cumplir con la recomendación mínima de práctica que aquellas que no tienen mascota.

La revista The American Journal of Cardiology publicó otro estudio, también recogido por la AHA, que asevera que tras estudiar a 424 personas que habían padecido un evento cardiovascular, vieron que aquellos que no vivían con un perro multiplicaban por cuatro las posibilidades de mortalidad que aquellos que sí tenían esta mascota. Los resultados fueron independientes a los programas psicológicos y a la severidad de la cardiopatía. El perro lo que hace es ayudar, dar un pequeño empujón a las personas que han sufrido un problema cardiovascular o aquellas que están en riesgo, explica el doctor Vicente Arrarte, vocal de la sección de riesgo vascular y rehabilitación cardíaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

Un paseo con el perro para que éste se desentumezca y haga sus necesidades puede durar entre veinte y treinta minutos. Una excusa perfecta para aquellos que son más reacios a seguir las indicaciones de sus médicos y ponerse un chándal para ir al gimnasio. Hacen ejercicio con una actividad más que placentera, que es estar con su perro. Además, ya no se puede decir como excusa para no hacer ejercicio que no se tiene tiempo para nada. Al perro hay que sacarlo a la calle sí o sí, añade el doctor, que también advierte que no se puede generalizar y decirle a todo el mundo que tenga animales. A personas mayores con más problemas médicos no se les puede dar más cargas, argumenta el doctor, quien destaca que para personas con depresión o autismo, la presencia de estas mascotas les permite interactuar y mejorar en sus terapias. Y a los más pequeños, se les obliga a ser más responsables.

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