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Decálogo para cuidar los pies de las personas con alzheimer

Decálogo para cuidar los pies de las personas con alzheimer

Desede revisar el desgaste de los zapatos y cortar bien las uñas hasta hidratar y proteger de las temperaturas extremas, son consejos de los expertos para garantizar una buena calidad de vida al enfermo

redacción

Viernes, 25 de septiembre 2015, 16:28

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Las consecuencias más comunes del alzheimer en los pies son pérdida de elasticidad muscular, perdida de tejido graso y amortiguación en la zona anterior y en el talón, aplanamiento de la bóveda plantar, una disminución de la sensibilidad y la propiocepción en los pies y, progresivamente, un peor funcionamiento del retorno venoso y una deambulación más inestable, según advierte el Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV).

Para cuidar de manera adecuada a los pacientes y familiares aquejados por esta enfermedad, los expertos recomiendan:

1. Utilizar un calzado adecuado, para que ayude al paciente a caminar de una forma cómoda y segura. El zapato debe adaptarse perfectamente a su pisada, para disminuir las sobrecargas en pies y tobillos, aumentando la estabilidad. Es importante revisar con frecuencia el desgaste de la suela.

2. Examinar el interior del zapato antes de ponerlo por si hubiera alguna piedra o similar que pudiera provocar una lesión. En muchas ocasiones, la imposibilidad de expresar que hay una molestia o la imposibilidad de sentirlas, puede causar heridas sin que el paciente lo note.

3. Usar siempre calcetines, y así se evitarán laceraciones de la piel y un incremento de la sudoración.

4. No permitir que vaya nunca descalzo.

5. Cortar las uñas adecuadamente, lo más recto posible (cuadradas) para evitar que las esquinas queden dentro del canal ungueal y evitar que pueda clavarse en la carne. Si es complicado, lo mejor es limarlas con una lima con mayor asiduidad.

6. No utilizar callicidas ni elementos cortantes para el tratamiento de durezas, porque podrían generar quemaduras en la piel o heridas difíciles de curar. Si aparecen, deberá consultarse al podólogo el mejor tratamiento para eliminarlos.

7. Hidratar los pies a diario. Si la persona camina, puede hacerse por la noche porque estará más horas en la piel. Es recomendable una crema con una concentración de urea entre el 10 y el 20% ya que mejorará la elasticidad de la piel disminuyendo el riesgo de lesiones por roce o por presión. La crema no se debe aplicar nunca entre los dedos, salvo por prescripción facultativa.

8. Proteger los pies del frio y del calor. Evitar además las fuentes directas de calor en los pies y piernas porque empeoran la circulación sanguínea. No es aconsejable poner bolsas de agua caliente en los pies porque la falta de sensibilidad y la imposibilidad de quejarse pueden provocar quemaduras. Si por la noche el paciente tiene los pies fríos se pueden utilizar calcetines grandes de lana. En verano es fundamental utilizar cremas solares protectoras.

9. Lavar los pies con agua templada, secarlos cuidadosamente (porque son pieles muy sensibles) y examinarlos a diario. Hay que realizar una minuciosa inspección de toda la piel de los pies para detectar cualquier anomalía. Es posible que sin sentir ningún dolor se padezcan graves afecciones en los pies como heridas o infecciones micóticas o víricas.

10. Realizar revisiones en el podólogo periódicamente, para vigilar su forma de caminar y, si el podólogo detecta algún síntoma de inestabilidad, realizará un estudio de la pisada para posteriormente adaptar plantillas si fuera necesario para que disminuya el riesgo de caídas y mejore la forma de andar de la persona.

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