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Usar un GPS «apaga» partes del cerebro.
Usar un GPS «apaga» partes del cerebro

Usar un GPS «apaga» partes del cerebro

Una investigación en Reino Unido ha revelado que, sin un sistema de navegación, utilizaríamos más zonas cerebrales para simular diferentes rutas

COLPISA

Martes, 21 de marzo 2017, 17:29

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En diciembre de 2016, las autoridades de Industria y Energía a nivel europeo lanzaron oficialmente el primer servicio de su sistema de navegación por satélite, bautizado Galileo en honor al brillante filósofo, matemático y físico italiano Galileo Galilei. Así, se prometía ofrecer a los usuarios del Viejo Continente una ubicación más detallada que la proporcionada por su rival estadounidense, el GPS (global positioning system o sistema de posicionamiento global).

"Es un gran logro para Europa, ningún país europeo habría podido hacer esto solo. Aumentará en diez veces la precisión de la geolocalización y sacará partido de ello la próxima generación de productos tecnológicos como los coches autónomos, los dispositivos conectados o los equipos de las ciudades inteligentes", declararon al alimón Elzbieta Bienkowska, comisaria de Industria, y Maros Sefcovic, comisario de Energía.

Pero las respectivas administraciones dirigidas por Bienkowska y Sefcovic quizá no habían tenido muy en cuenta la pereza del cerebro humano, como sí parece haberlo hecho una reciente investigación del University College London (UCL), en Reino Unido, y cuyos resultados se han publicado este martes en la revista Nature Communications.

Bajo financiación de su Wellcome Trust Centre for Neuroimaging, los investigadores del UCL han revelado que el uso de un navegador por satélite "apaga" partes de nuestro cerebro a la hora de calcular rutas hacia algún destino; y son partes que de otra manera, en ausencia de un GPS o un Galileo, sí se utilizarían para simular diferentes vías.

Este nuevo estudio involucró a 24 voluntarios, que tenían que guiarse en una simulación por el barrio de Soho en el centro de Londres mientras se sometían a exploraciones cerebrales. Los autores analizaron la actividad en el hipocampo, región del cerebro implicada en la memoria y la navegación, y también la corteza prefrontal, que participa en la planificación y la toma de decisiones; y cartografiaron el laberinto de las calles londinenses para entender cómo tales regiones cerebrales reaccionaban a ellas.

"Cuando los voluntarios navegaban manualmente, su hipocampo y la corteza prefrontal tenían picos de actividad cuando los voluntarios entraban en nuevas calles", ha precisado el artículo de Nature Communications. Esta actividad cerebral fue mayor cuando aumentó el número de opciones a elegir, pero no se detectó actividad adicional cuando las personas siguieron las instrucciones del navegador por satélite (satnav, en inglés).

"Entrar en un cruce como Seven Dials en Londres, donde confluyen siete calles, mejoraría la actividad en el hipocampo, mientras que un callejón sin salida reduciría su actividad. Si usted está teniendo dificultades para navegar por la masa de calles de una ciudad, es probable que se produzcan altas exigencias a su hipocampo y corteza prefrontal", ha explicado Hugo Spiers, autor principal del informe y responsable del Departamento de Psicología Experimental.

El hipocampo simula viajes

"Nuestros resultados encajan con modelos en los que el hipocampo simula viajes en futuros caminos posibles, mientras que la corteza prefrontal nos ayuda a planear cuáles nos llevarán a nuestro destino. Sin embargo, cuando tenemos tecnología que nos dice a dónde ir, estas partes del cerebro simplemente no responden a la red de calles. En ese sentido, nuestro cerebro desconecta su interés en las calles que nos rodean", ha añadido Spiers.

Otras investigaciones anteriores del UCL habían demostrado que los hipocampos de los taxistas londinenses se expanden a medida que van memorizando calles y monumentos del centro capitalino. Y este último trabajo ha sugerido que los conductores que siguen direcciones a través del navegador "no se comprometen con su hipocampo, probablemente limitando cualquier aprendizaje de la red de calles de la ciudad".

Spiers y sus compañeros también han analizado las redes de calles de las principales ciudades de todo el mundo para visualizar cómo de fácil pueden ser para navegar. "Con su compleja red de pequeñas calles, Londres parece ser especialmente difícil para el hipocampo", se ha comentado en el dosier. Por el contrario, puede ser menos necesario realizar un esfuerzo mental para navegar por Manhattan, en Nueva York (EE UU); pues, con su disposición de rejilla, en la mayoría de las uniones se puede únicamente ir recto, ir a la derecha o hacia la izquierda.

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