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ANA ÁVILA
Sábado, 21 de abril 2018, 11:27
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Para que la glándula tiroides trabaje con normalidad y sintetice sus hormonas es especialmente necesario el yodo, es un micronutriente esencial que se obtiene del agua del mar y de algunos alimentos. Tener una nutrición baja en yodo es uno de los problemas de salud pública más fácil de prevenir.
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición explica que «la clave para la prevención de la deficiencia de yodo es su consumo en cantidades adecuadas, de forma mantenida y continuada. La profilaxis mediante la yodación de la sal es eficaz, segura y coste-efectiva. De hecho, la OMS recomienda la yodación de la sal por ser el alimento que más fácilmente puede llegar a toda la población».
Con el objetivo de solucionar esto se creó el proyecto EUthyroid, un grupo constituido por investigadores de 27 países de Europa que ha trabajado en los últimos 3 años para identificar estrategias comunes que contribuyan a la erradicación y prevención de los trastornos producidos por la deficiencia de yodo (TDY). El grupo ha consensuado: «La Declaración de Cracovia», un documento en el que se indican las claves para lograr prevenir los TDY. Además, esta declaración insta a las autoridades públicas y a la sociedad en general a asumir las responsabilidades necesarias.
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