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Vista exterior del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
Confirmados los dos primeros casos de fiebre hemorrágica 'Crimea-Congo' en España

Confirmados los dos primeros casos de fiebre hemorrágica 'Crimea-Congo' en España

El primer afectado, probablemente contagiado por una garrapata, falleció el pasado 25 de agosto, aunque infectó a una de sus enfermeras, que ahora está siendo tratada en la planta de seguridad del Hospital Carlos III

Borja Robert

Jueves, 1 de septiembre 2016, 12:55

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La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha confirmado el diagnóstico de dos casos de 'Crimea-Congo', una grave fiebre hemorrágica de origen vírico que nunca había provocado un contagio en Europa Occidental. El primer paciente, un varón de 62 años, falleció el pasado 25 de agosto tras varios días ingresado en los hospitales Infanta Leonor y Gregorio Marañón (ambos en Madrid). Una de las enfermeras que lo trató durante su estancia en el primer centro también ha sido diagnosticada con el virus, y fue trasladada la noche del miércoles a la Unidad de Aislamiento de Alto Nivel del Hospital Carlos III de Madrid en la que, en 2014, se trató a los pacientes de ébola.

La fiebre hemorrágica Crimea-Congo no es tan mortal como el ébola y existen candidatos a tratamientos que se pueden atenuar los síntomas, pero tiene un patrón de contagio entre humanos muy similar. Ambas tienen la máxima clasificación de bioseguridad (P4) por su alta letalidad y su capacidad infectiva. Según Sanidad de la Comunidad de Madrid, entre un 10% y un 40% de los pacientes afectados por esta dolencia, inédita en España aunque relativamente frecuente en países del centro de África y también en Europa del este, no logran superarla .

Aunque no se ha podido confirmar, las autoridades creen que el primer paciente se contagió por la picadura de una garrapata a la que él mismo se refirió durante su ingreso hospitalario. Aunque es el primer caso en España con una situación semejante, esta clase de infecciones es relativamente habitual en otros países donde Crimea-Congo es una enfermedad endémica. En Rusia, Turquía e Irán, por ejemplo, registran más de 50 casos al año. La enfermera, por su parte, probablemente se contagió por estar en contacto con los fluidos del fallecido durante su tratamiento en el Hospital Infanta Leonor. Cuando empezó a mostrar síntomas parecidos a los de primer afectado, sus compañeros lo notificaron y fue ingresada.

Al ser la primera vez que se registra un caso de contagio autóctono en España de Crimea-Congo, las medidas de bioseguridad necesarias para su tratamiento no se impusieron hasta que confirmó el inesperado diagnóstico. Los protocolos indican que los pacientes tienen que estar en zonas de aislamiento, y el personal que los atiende debe usar trajes especiales, guantes y gafas de seguridad para evitar cualquier contacto con sus fluidos. Puesto que la enfermera ya se encuentra bajo estos controles, la Consejería de Sanidad ha llamado a la calma y asegurado que tienen la situación «bajo control».

Casi 200 personas que estuvieron en contacto con los afectados están bajo vigilancia sanitaria. Solo en los casos de mayor riesgo se les ha pedido aislamiento domiciliario. Todos deben tomarse la temperatura dos veces al día durante dos semanas, que es el periodo de incubación del virus. La lista de personas en supervisión, ha reconocido la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, podría ampliarse durante los próximos días.

A menudo, la fiebre Crimea-Congo muestra sus síntomas mucho más rápido que el ébola. A veces estos aparecen entre uno y tres días después del contagio. Se disparan la fiebre y el malestar general, que a veces incluye rigidez de las articulaciones y conjuntivitis. A esto se suman nauseas y vómitos. La etapa más complicada es la fase hemorrágica de la infección, que empieza aproximadamente después de una semana. Estas afecta al aparato digestivo, al hígado, a la nariz y el tracto urinario y respiratorio, donde puede aparecer sangre abundante.

Aunque varía de paciente a paciente, los que acaban por superar el ataque del virus comienzan su recuperación aproximadamente una semana después de la aparición de los síntomas. El fallecimiento, de producirse, suele darse entre cinco y quince días desde que la infección se manifiesta.

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