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Polémica por «la orgía que nunca ocurrió»

Polémica por «la orgía que nunca ocurrió»

El antiguo patrón de la FIA Max Mosley fue fascista, es millonario y exige a la prensa que borre lo publicado sobre sus líos sexuales

ÍÑIGO GURRUCHAGA

Domingo, 18 de marzo 2018, 00:14

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Su padre, Oswald, rico y aristócrata, fue el líder del movimiento fascista británico. Su madre, Diana, fue una de las seis hermanas Mitford -«la fascista, la comunista, la amante de Hitler, la novelista, la duquesa y la experta criadora de pollos», según la lista de un periodista de 'The Times'-, que dio al mundo una familia también con títulos de barón. Portador de tales genes, no sorprende que a Max Mosley le reprochen sus amigos que no sabe parar.

Tom Bower, biógrafo del gran patrón de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone, contaba este domingo en 'The Sunday Times' que, tras haber colaborado juntos éste y Mosley para hacer de las carreras de bólidos un negocio lucrativo para ambos, Max, encaramado a la presidencia de la Federación Internacional de Automovilismo(FIA), se empeñó en humillar a sus rivales: Ron Dennis, de McLaren; Flavio Briatore, de Renault... Al primero lo sancionó en 2007 con una suspensión temporal y una multa grandiosa por hacerse con diseños de otros. Dos años después expulsó al italiano de la Fórmula 1 por tramposo. Entre un caso y otro, tuvo que pedir al consejo de la FIA que confiase en él después de que el 'News of the World' publicase, el 30 de marzo de 2008, vídeos, fotos y textos de su «¡Exclusiva!»: 'Jefe de la F1 en orgía perversa y nazi con cinco fulanas'.

Mosley sobrevivió en la FIA unos cuantos meses más, denunció al 'News of the World' y ganó. El juez David Eady sentenció que no hubo ningún motivo nazi en la juerga y que, aunque el público tuviese interés por ver esas imágenes, su divulgación no podía justificarse por un 'interés público'. No le compensó con una cantidad exorbitante -sancionó el pago de unos 70.000 euros- porque consideró que ninguna podía reparar el daño que le habían causado.

Mosley financia uno de los organismos creados para regular a la Prensa inglesa

Se supo en el juicio que el jefe de la Policía de Londres y su socio Ecclestone avisaron a Mosley de que le seguía gente con malas intenciones, pero no pudo parar y montó dos sesiones sadomasoquistas más antes de ser desnudado. La mujer que las grabó no quiso testificar en favor del 'News of the World'. La gran exclusiva fue firmada por el reportero jefe, Neville Thurlbeck, que seis años más tarde estaba en la cárcel. El 'News of the World' ya había sido cerrado por su propietario, Rupert Murdoch.

Información bajo sospecha

A Thurlbeck, Murdoch y compañía los arrastró la ola de investigaciones y juicios sobre escuchas ilegales de teléfonos por periodistas británicos, sobre sus relaciones con policías que les pasaban información, sobre posible intimidación de testigos... Mosley, que ha ganado millones en la Fórmula 1, pagó las querellas de algunas víctimas de los abusos de la prensa amarilla que no tenían dinero para emprenderlas.

La ola era tan potente que el entonces primer ministro, David Cameron, encomendó a un juez del Tribunal Superior, Brian Leveson, una investigación pública sobre la conducta de la prensa y sobre sus relaciones con policías o políticos. La misión del juez era proponer un nuevo sistema de quejas contra la prensa, que hasta entonces publicaba rectificaciones dictadas por un comité designado por directores de periódicos.

El juez propuso la creación de un panel que reconocería oficialmente nuevos entes reguladores. El primero en recibir el reconocimiento fue Impress, cuya formación y existencia hasta ahora han sido en buena parte financiadas por Mosley. El nuevo régimen incita a los medios a registrarse con un regulador reconocido y a pagar una cuota para su mantenimiento. Media entre querellantes y periódicos y dicta compensaciones o rectificaciones.

Impress ha logrado la adhesión de cerca de 70 publicaciones, en su mayoría locales y con pequeñas tiradas. El sistema ha sido rechazado por los grandes medios. Uno de los argumentos es que Leveson propuso que aquellos que no estén registrados con un regulador reconocido paguen los costes legales de ambas partes, aunque los tribunales juzguen que la querella no está justificada. La Cámara de los Lores ha introducido esta propuesta en una enmienda a un proyecto de ley.

Escarbando en el pasado

Mosley abrió un nuevo frente en febrero. Sus abogados enviaron a los diarios 'Mail', 'Sun', 'Times', 'Mirror',... una petición para que eliminen de sus archivos y ediciones digitales las referencias detalladas a la orgía de 2008 por quebrar la ley de privacidad y las menciones a su financiación de Impress, porque, según él, vulneran la ley de protección de datos. Si no los borran, los demandará en los tribunales.

El 'Mail' ha publicado páginas diarias incluyendo detalles de la orgía, porque se contaron en un tribunal público, y ha encontrado la firma de Mosley en el panfleto de un candidato del partido que fundó con su padre, Movimiento Unión, en unas elecciones en Mánchester, en 1961. Se animaba a los electores a protegerse del aumento de casos de tuberculosis o lepra. «Los inmigrantes de color amenazan la salud de tus hijos», decía la propaganda, firmada por Max como agente electoral del candidato.

Aquel partido se disolvió poco después y Max Mosley afirma que no es racista, que sus ideas no son las de hace 57 años, que es miembro del Partido Laborista. Habría donado 560.000 euros a su vicelíder, Tom Watson, ariete parlamentario contra los delitos de la prensa. Mosley no recordaba el panfleto cuando se lo han mostrado, pero en el juicio contra el 'News of the World', en 2008, dijo que no existía. Según el 'Mail', la Fiscalía de la Corona estaría investigando si cometió perjurio.

El Gobierno ha anunciado hace unos días que no habrá una segunda investigación de Leveson sobre las circunstancias que permitieron la prolongada conducta delictiva de algunos periódicos y que no aceptará la enmienda de los Lores para el pago de los costes de las dos partes, incluso cuando un periódico gana el juicio. Max Mosley no sabe parar y ha prometido continuar su litigio para que no quede rastro de lo que, según la Justicia, no debió publicarse.

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