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idela.es
Lunes, 6 de noviembre 2017, 09:34
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"Sentí que lo que se esperaban de nosotros era astronómico. Me encanta trabajar con niños pero el problema de la enseñanza es que se depositan demasiadas expectativas". Habla Eddie Ledsham, un profesor británico que ha dejado de dar clases en su primer año. Su historia está dando la vuelta al mundo.
Tras graduarse, este joven de 22 años encontró un trabajo enseñando a niños de ochos años en Wirral. Anteriormente fue advertido de lo duro que es el primer año como profesor por los tutores de su universidad, pero él confiaba en su propuesta. Sin embargo, todo se torció.
Nos dijeron que cada lección requería de un plan de tres folios. Considerando que estaba planeando siete lecciones al día, cinco días a la semana, eso era mucho planear", confiesa Eddie al Mirror.
Eddie vivía con su padre, se levantaba a las 5:30 de la mañana para seguir con la planificación de las clases y era el último en irse de la escuela a las 6:30 de la tarde.
Su profesión no era como él la había imaginado., En lugar de socializar con el resto de los profesores durante el almuerzo, se encerraba en el aula para seguir trabajando. "La mayoría de los profesores de la escuela sólo me hablaban para informarme que había hecho algo mal y, si hacía algo bien, pasaba desapercibido", relata.
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