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Martes, 3 de octubre 2017, 11:17
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Nicola Jones es una británica de 31 años que decidió acudir a una consulta por unas molestias abdominales. Pensaba que no sería mucho. Su sorpresa llegó cuando le diagnosticaron un tumor en un ovario. Se enteró en octubre del pasado año y ahora ha decidido contar su historia para concienciar a las mujeres de que no deben dejar pasar por alto cualquier dolencia por mínima que sea.
El tumor fue hallado a veinte centímetros de un ovario. Presionaba uno de sus riñones. Llegó al centro hospitalario con calambres y deseos frecuentes de orinar. En la analítica se descubrió la realidad. Había un alto nivel de células vinculadas con el cáncer de ovario. Según relató al ‘Liverpool Echo’, “no estaba demasiado preocupada porque pensaba que iba a ser un quiste”.
La prueba realizada determinó que el quiste era grande. Fue operada para extirparle el tumor de ovario y se sometió a quimioterapia. “El cáncer de ovario en etapa tardía se clasifica como ‘incurable’. Existe la posibilidad de que regrese”, afirman. Una historia bien distinta a aquella en la que los médicos confundieron un cáncer con un estreñimiento hasta en ocho ocasiones.
La mujer fue operada por segunda vez para asegurarse que cualquier rastro había sido extirpado. En junio acabó la quimioterapia y los doctores le confirmaron que no hay rastro de células cancerígenas. El mal menor es que no podrá ser mamá por cauces naturales.
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