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Perros expuestos en una carnicería durante el festival. A. ETXEBARRIA
La encarnizada lucha entre quienes quieren comerse a los perros y los que van a salvarlos

La encarnizada lucha entre quienes quieren comerse a los perros y los que van a salvarlos

Los amantes de los canes se enfrentan de nuevo en Yulin, la ciudad china donde cada año se celebra un cuestionado evento gastronómico.Unos quieren comerlos. Otros, salvarlos

ANTÓN ETXEBARRIA

Lunes, 25 de junio 2018, 00:19

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Al solsticio de verano siempre le acompaña un acalorado debate en China. ¿Es lícito comer perro? En la localidad sureña de Yulin, en la provincia de Guangxi, la mayoría está convencida de que sí. Por eso, la ciudad celebra cada año el polémico Festival del Lichi y de la Carne de Perro, un acontecimiento que dura nueve días y durante el cual se sacrifica en torno a un millar de canes. Los lugareños restan importancia al asunto porque estos animales se han consumido allí desde tiempos inmemoriales, pero las organizaciones animalistas continúan llevando a cabo intensas y encendidas campañas para lograr la abolición del festival.

Casi 300.000 personas han firmado este año una petición con ese objetivo en Change.org, aunque las autoridades aducen que no existe base legal para prohibirlo. El problema, sin embargo, no se halla en el consumo de la carne en sí. Está en los métodos que diversas mafias utilizan para hacerse con los perros. Teóricamente, los animales deben criarse en granjas que pasen los mismos controles sanitarios que cualquier otra explotación ganadera, pero resulta más barato darles caza en las calles.

Diferentes vídeos que circulan por las redes sociales chinas demuestran que las redadas callejeras en busca de animales son un mal muy extendido, y los detractores del festival consideran que esa es razón suficiente para abolir el penoso espectáculo de Yulin. La ONG Fight for the Innocent estima que 25 millones de perros y gatos son anualmente robados en China para su consumo. La mayoría son animales callejeros, especialmente peligrosos para la salud porque pueden estar afectados por enfermedades y en ocasiones son envenenados con cianuro.

Pero también hay mascotas que son secuestradas cuando sus dueños se despistan. Y son este tipo de casos los que han logrado conmover a la población: el número de asistentes al festival de Yulin lleva cayendo desde hace un lustro y la cifra de animales sacrificados se ha reducido de 10.000 a poco más de mil. Además, la campaña de Animals Asia, que en 2016 inauguró una página web para recoger denuncias de los ciudadanos, ha logrado que 200 de los 1.200 restaurantes señalados por los usuarios hayan sido amonestados por las autoridades.

Días contados en Corea

Curiosamente, en Corea del Sur, otro de los países asiáticos en los que se come perro, esa tradición puede tener los días contados. Ayer se conoció que el tribunal de la ciudad de Bucheon ha decidido considerar ilegal el sacrificio de perros para su consumo «porque no es razón suficiente para matarlos». Ha prosperado así la denuncia que la ONG Care interpuso contra una granja a la que también acusaron de falta de higiene y de trato inhumano.

Es el mismo argumento que varios diputados de Corea del Sur esgrimieron ayer para proponer una ley que considere a los perros como animales de compañía y no ganado. «Pretendemos prohibir de esta manera la matanza indiscriminada de canes y proporcionarles el amparo legal que la ley actual de protección de animales les niega porque están en una zona gris de esa normativa», afirmó Pyo Chang-won, del Partido Democrático de Corea. Si prospera su propuesta, un millón de perros dejarán de ser consumidos cada año en el país y podrán vivir algo más tranquilos.

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