Desconcierto por el enigma del chupete de la pequeña Lucía

Para empezar, la familia asegura que la niña jamás se desprendía de su chupete, pero lo más inquietante, según afirman, es que éste fue hallado bajo un banco metálico del andén de la estación, en dirección contraria a la que, supuestamente, tomó Lucía.

El tiempo que pasó desde que la familia, que se había reunido en el bar de la estación para celebrar la onomástica de la abuela, vio por última vez a Lucía no superaba los dos minutos. Según aseguran, transcurrido este tiempo advirtieron que la pequeña no estaba con sus primos e iniciaron la búsqueda de inmediato. De haberse ido sola, afirman, la habrían encontrado en cuestión de minutos.

La Policía judicial, sin embargo, apunta a que la niña debió de asomarse al andén en un descuido, pero tanto los clientes del bar como los camareros aseguran que no vieron pasar a ninguna niña por las vías del tren, por lo que debió de hacerlo a través de la explanada en la que jugaba con sus primos. Según la hipótesis oficial, la niña caminó diez metros hacia la izquierda hasta el banco bajo el cual se encontró el chupete. Después, dio media vuelta y caminó en dirección contraria sin ser vista por nadie, excepto por la cámara de la estación, durante cuatro largos kilómetros, sin iluminación y con obstáculos de todo tipo.

Una vez transcurrida esta distancia, la niña se habría quedado dormida junto a las vías y el primer tren de la mañana le habría golpeado en la cabeza, provocando su muerte. Así lo certifica la autopsia, que también añade que las piernas de la niña no presentaban las heridas propias de haber realizado ese tortuoso camino.

“Si así hubiera sido, la hubiéramos encontrado. Porque hubo varios adultos que caminaron por las vías hasta el puente y la habrían alcanzado. No, a Lucía se la tuvieron que llevar”, afirma una fuente cercana a la familia. “Lo único que queremos es saber toda la verdad”, añade un vecino de Pizarra, cuya población se encuentra consternada.