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Bjorn Stevens, director del Instituto Max Planck de Ciencias del Clima.
Bjorn Stevens: «Dejar en dos grados el calentamiento lo decide la política, no la ciencia»

Bjorn Stevens: «Dejar en dos grados el calentamiento lo decide la política, no la ciencia»

El director del Instituto Max Planck de Ciencias del Clima reconoce las incertidumbres de su campo y recuerda que el acuerdo de París llega tarde para mucha gente

Borja Robert

Domingo, 24 de enero 2016, 08:09

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Bjorn Stevens es uno de los investigadores más importantes del calentamiento global. Formado en EE UU y director del Instituto Max Planck de Ciencias del Clima, dirigió uno de los capítulos clave del último informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC). Especialista en cómo reaccionan las nubes al aumento de las temperaturas, afirma que todavía no es fácil saber qué cambios sufrirá el planeta a escala regional y rechaza que con el acuerdo de París el problema esté resuelto. Para las pequeñas islas del Pacífico, recuerda, ya es tarde.

¿Cómo será el planeta en 50 años?

El acuerdo de París por sí mismo no resuelve nada. Si acaso es el primer paso para una solución, pero esta depende de lo que se haga a partir de ahora. Pero aunque se cumplan nuestros mejores deseos, sabemos que se vivirá un calentamiento importante, sobre todo en los polos y en los continentes. Durante un par de décadas nada puede detener el aumento de temperatura. Lo que hagamos mientras tanto se verá en el mundo de mis nietos, que ni existen.

¿Son inevitables más eventos meteorológicos extremos?

Estamos cambiando el clima del planeta y nos va a sorprender. En este ámbito las sorpresas, por inesperadas, casi nunca son buenas.

¿Se ha superado ya la etapa de la gente que duda de que la humanidad calienta la Tierra?

Según van pasando los años, las predicciones de los científicos se han ido cumpliendo. Si 2014 fue el año más cálido de la historia, 2015 probablemente lo será aún más. Cada vez es tá más claro que lo que decíamos tenía sentido. La física para comprender lo que ocurre es sencilla, y las pruebas son tan claras que dudar del cambio climático antropogénico es como dudar de la teoría de la evolución.

¿Qué sabemos y qué no sabemos del cambio climático?

El calentamiento en sí está claro. Y sabemos que habrá sorpresas. Sin embargo, sobre los cambios que ocurrirán a nivel regional existe tan poca información que asusta. A veces lo llamo la segunda verdad incómoda. La primera es que el CO2 causa el cambio climático, y la segunda es que no tenemos ni idea de qué significa esto en los detalles. Tenemos modelos con una capacidad asombrosa de predecir algunas cosas e incapaces de predecir otras. Tenemos que descifrar la física tras el clima y comprender cómo funciona. Esa es la mejor defensa frente a lo desconocido. Cuando ocurra algo inesperado, trataremos de justificarlo con el conocimiento que tengamos y si no es bueno nos equivocaremos. Por eso la ciencia básica es tan importante, porque nos da los fundamentos para lidiar con las grandes sorpresas.

¿Trabajan en estos retos?

Claro. Colidero un trabajo que trata de responder cuándo y cuánto se calentará la Tierra. Nos hemos puesto el reto de no superar los 1,5 o 2 grados de aumento, pero no sabemos cuánto CO2 podemos emitir para lograrlo. La cantidad máxima predicha es el doble de la mínima, y eso es muchísima diferencia.

¿De dónde viene el rango de 1,5 o 2 grados?

Dejar en dos grados el calentamiento lo decide la política, no la ciencia. Esta solo sabe que cuanto más calentamiento suframos, más difícil es predecir las consecuencias. Hace unos años un investigador de Yale vio lo que había aumentado casi un grado, y más o menos a ojo dijo que a partir de los dos grados entrábamos en terra incognita, y eso es lo que adoptaron los políticos. Era un límite razonable para prestarle atención.

¿Se puso para que fuese factible?

En París, los pequeños estados insulares alertaron de que un aumento de dos grados ya es demasiado para ellos, que quedarán sumergidos. Pero para otras regiones, incluso un cambio mayor puede ser menor. Pero dos grados es un número reconfortante, y tal vez ha servido al propósito de llegar a un acuerdo, pero no hay una base científica para decir que un aumento de 1,7 sea muy distinto.

¿Le gusta estudiar algo tan potencialmente dramático?

Mentiría si dijese que no. Me encanta estudiar la atmósfera y que esta esté cambiando lo hace muy interesante. Estoy convencido de que mi trabajo no hace daño a nadie. Ayuda a que la gente vea la atmósfera con más información, y espero que eso lleve a tomar buenas decisiones.

¿Siente presión social y política?

Existe una tensión entre lo que los políticos quieren que descubramos y lo que se puede descubrir. Yo me centro en la ciencia.

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