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¿Han mitigado la sequía las últimas lluvias?

¿Han mitigado la sequía las últimas lluvias?

La sucesión de borrascas sólo mitiga la sed de los embalses del tercio norte peninsular. La sequía se hace fuerte en el resto de España, mediado ya el invierno y con malos augurios para el verano, especialmente en los regadíos

FERNANDO MIÑANA

Miércoles, 14 de febrero 2018, 01:39

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En algunos puntos de España llevan meses con una boina gris sobre la cabeza. Un temporal tras otro. Una borrasca que persigue a la anterior. La consecuencia han sido lluvias generalizadas en casi toda España y nevadas hasta en cotas muy bajas. Las imágenes de los coches atrapados en la carretera durante horas y las playas teñidas de blanco proyectan la sensación de que todo estaba muy húmedo y que la naturaleza había derrotado a la sequía. Pero no. Solo ha sido un alivio temporal, especialmente visible en los pantanos del tercio norte de la Península, donde han llegado, incluso, a desembalsar agua. Pero en la franja central y en el sur va pasando el invierno pero se mantiene la preocupación. No peligra por el momento el abastecimiento en las grandes ciudades, pero sí para los regadíos.

Los pantanos de Galicia, Cantábrico Oriental y Occidental, cuenca del Ebro y, sobre todo, la demarcación de las cuencas internas del País Vasco, llenos a rebosar, regresan paulatinamente a la normalidad. Pero en las restantes están por debajo de la mitad y hasta del 40% de su capacidad, como en las cuencas del Júcar y el Segura, donde los agricultores saben que estos días de lluvia son insuficientes. En la zona de influencia del Júcar se encuentran en un 26,19% de su capacidad, cuando hace justo un año el porcentaje era del 35,36% y hace diez, del 41,05%. Peor aún están los pantanos en la ribera del Segura, con un raquítico 15,8%, cuando hace un año estaban al 30,76% y hace diez, al 46,69%.

Joan Corominas es el vicepresidente de la Fundación Nueva Cultura del Agua y tiene claro que las últimas precipitaciones apenas palían la angustia que vive el campo. «A pesar de estos días de temporales, no saldremos de la situación de sequía en la mayoría de las cuencas. Son ya cuatro años de déficit hídrico que abocan al sur y a la zona mediterránea a situaciones bastante duras, pero también a otras menos acostumbradas como son la cuenca del Duero o Galicia. Tengo claro que este año habrá que aplicar restricciones importantes en los regadíos de muchas regiones», augura.

A pesar de que el refrán dice que el agua de febrero llena el granero, el panorama para el campo es desolador. El 80% de los recursos hídricos de España se lo lleva la agricultura y eso hace que los expertos consideren que es la porción en la que más se puede avanzar en ahorro de agua.

Las nevadas de estos días han sido más mediáticas que prácticas, como recuerda Corominas. «La gente se queda atrapada, pero son diez centímetros de nieve, el equivalente a 15 litros por metro cuadrado, que no valen para salvar el déficit de un mes. Harían falta 200 litros, que serían como tres metros de alto de nieve, algo que no se va a producir». Este experto no cree que la solución esté en los trasvases. «La clave está en gastar menos agua. En el regadío hay margen para ahorrar más y rentabilizarla mejor. Pero la concienciación social no es la adecuada y la gente sigue pensando que se desperdicia el agua que dejamos escapar al mar, cuando ni técnica ni ecológicamente es factible gastarla. Ese agua se tiene que escapar al mar porque no es posible recogerla y es bueno que llegue a la costa, ya que limpia, evita que haya residuos en los ríos y permite que esté vívido el litoral, que no se resienta la pesca y que las playas sigan teniendo arena».

El vicepresidente de la Fundación Nueva Cultura del Agua no cree que se produzcan «en dos o tres años» restricciones en el consumo urbano, salvo en algún pequeño municipio, pero recuerda que no hace tanto, en la sequía de 1992 a 1995, una capital como Sevilla «estuvo año y medio con restricciones durante 18 horas al día».

«Una referencia mundial»

Alejandro Maceira es el director del portal iAgua, un medio de comunicación especializado en el sector y que sigue la actualidad al minuto. «La gente tiene que recordar que las sequías son cíclicas y que ésta no es peor que la de 2004-2008 o la de los noventa», advierte el periodista, que tampoco cree que las últimas precipitaciones vayan a arreglar nada. «Alivian alguna situación en algunas regiones, pero en general estamos igual».

Este especialista admite que siempre se puede hacer mejor, pero está convencido de que España «es una referencia mundial en gestión del agua y sobrevive pese a estar en una de las zonas más secas del planeta y recibir a 80 millones de turistas». Coincide en que donde más se puede avanzar es en la agricultura. «Se ha hecho mucho, pero en tecnología queda un largo camino por recorrer. En la zona de la Comunidad Valenciana y Murcia se aprovecha hasta la última gota, pero en todas partes sigue habiendo regadío por gravedad». El futuro, asegura, «pasa por la reutilización, como ya se hace en ciudades como Barcelona».

El calentamiento global se deja notar. Las sequías, cíclicas, serán cada vez más frecuentes e intensas y vendrán intercaladas con lluvias torrenciales. Según Naciones Unidas, en 2025 la mitad de la población mundial vivirá en zonas con escasez de agua. España no se escapa, pese a ser el cuarto país del mundo con mayor número de presas, en torno a 1.300, lo que permite embalsar 56.000 hectómetros cúbicos.

Jesús Vargas lleva años trabajando en varios proyectos relacionados con la sequía y también piensa que las últimas precipitaciones se han notado más en los embalses del norte -«también porque son más pequeños y se nota más en las reservas»- y será un pequeño alivio «para los bosques y el secano», pero no para la sequía.

Este profesor de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla piensa que los próximos meses serán determinantes para «salvar algo de la campaña de riego, porque se van a producir restricciones importantes». Vargas considera que el agro debe cambiar sus hábitos, que aunque lloviera de manera mantenida durante los próximos meses no puede seguir agotando toda la dotación, porque ya son cuatro años de bajas precipitaciones sin restricciones en el campo y el debate va a ser qué tipo de medidas se van a tener que imponer este año. «Y un país tan árido como España no puede tener tantas hectáreas de regadío, incluso sustituyendo cultivos como el olivar. Hay que buscar soluciones, pero es difícil porque está mal visto quitarle el agua a los agricultores».

Aunque advierte que la población también puede ayudar. «Los municipios con más de 20.000 habitantes deberían tener sus propios planes de sequía, pero la realidad es que solo los han aprobado un 7 o un 8%. El resto no tiene nada. Y es importante concienciar a la gente de que no siempre se puede reaccionar de manera reactiva, cuando ya se ha declarado la emergencia».

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