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Sólo para negras

Sólo para negras

Derecha e izquierda se unen en Francia contra un festival para 'afromujeres' que niega el acceso al resto. «Las feministas blancas soslayan la cuestión racial, nos excluyen», se defiende el Colectivo Mwasi

ANTONIO CORBILLÓN

Jueves, 1 de junio 2017, 02:54

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No soy una mujer negra. ¿Puedo entrar en su colectivo? -No. Nuestro colectivo no se mezcla. No estamos en contra de otros grupos raciales. Sin embargo, si usted está de acuerdo con nuestros principios puede apoyar nuestras acciones o donar.

Así responde en su web la organización de mujeres africanas Mwasi, ubicada en París. Este colectivo ha programado entre el 28 y 30 de julio el primer Festival Nyansapo, cuyas actividades y el acceso estará en gran parte restringidos sólo a mujeres negras. En su portal digital anuncian hasta tres espacios distintos: un «no mixto para mujeres negras» (80% del programa de actos), otro «no mixto para personas negras» y un pequeño reducto «abierto a todos». El encuentro, que Mwasi anuncia como una primera edición pero con vocación de repetirse por toda Europa, se celebrará en La General, un prestigioso laboratorio artístico ubicado en el distrito XI de París, en la antigua sede de la eléctrica Voltaire. Y dependiente del Ayuntamiento de París.

El debate lo abrió el viernes el líder del Frente Nacional en la capital, Wallerand Saint-Just, que preguntó a la alcaldesa, Anne Hidalgo, por «un evento con una concepción abiertamente racista y antirrepublicana de la sociedad». La mandataria local se mostró contundente y, vía Twitter, exigió el domingo «la prohibición del festival» e incluso no descartó «demandar a los responsables por discriminación».

Una vez más, Francia, el país más multicultural de la Europa comunitaria, se pregunta a sí misma sobre los límites de esa apertura, una seña del sentir francés. Y aún más reforzada por sus dirigentes cuando el país ha sido golpeado por el terrorismo. El debate, que ha comenzado a desbordarse y a superar las fronteras galas, ha logrado un imposible: un punto en común entre los colectivos civiles y la ultraderecha. SOS Racisme dijo ayer que la petición prohibicionista de Hidalgo «tiene mil veces nuestro apoyo» y argumentó que el Festival Nyansapo «es discriminatorio porque, desde el momento en que un evento es público, la ley prohibe al organizador ordenar al público sobre una base étnica». En la misma línea, la Liga Internacional contra el Racismo y el Antisemitismo lamentó que «Rosa Parks estaría dando vueltas en su tumba». Parks fue la mujer que se negó a ceder su asiento a un blanco en Estados Unidos en 1955 y lideró el protagonismo femenino en la lucha hacia la igualdad racial.

Frente a estos ataques, las afrofeministas de Mwasi replican que son la diana de «una campaña de información errónea y noticias falsas orquestada por la extrema derecha más rancia». En su apoyo ha hablado la dirección de La General, que reflexiona con ironía sobre «todos estos comunitaristas blancos que de repente requieren el derecho a asistir a una reunión que reivindica la militancia afrofeminista».

La etiqueta #JeSotuiensMwasi (Apoyo Mwasi) se ha convertido en 'trending topic' y en ella se leen proclamas contra «el racismo antiblanco, un invento de la extrema derecha y una herramienta contra la lucha contra la discriminación». Además, en el Facebook del Nyansapo Fest, cuyo lema es 'Don't agonize, organize' ( 'No agonices, organiza') se reclamaba ayer una «disculpa pública» a Anne Hidalgo y a su jefe de Policía ya que, a pesar de la titularidad municipal del edificio Voltaire, no tienen jurisdicción sobre la parte vedada y solo para negras, que se celebrará en un espacio privado, lo que reduce los márgenes de los esfuerzos prohibicionistas.

«El sexismo es racial»

En la Francia de los cuatro millones de negros, muchos franceses hijos y nietos de la descolonización, estas afrofeministas han reabierto el nunca cerrado debate de la multiculturalidad. Pero con un claro componente de género. A finales de 2014, un colectivo de apenas 20 mujeres de entre 27 y 30 años decidieron irrumpir en las reivindicaciones raciales bajo el nombre de Mwasi, que significa 'mujer' en lingala, una de las dos lenguas mayoritarias del Congo. Lo escogieron porque su bautismo público fue una marcha silenciosa contra la violencia sexual en la República Democrática del Congo.

En la lucha contra la segregación racial de las mujeres, la historia recuerda a la citada Rosa Parks en Estados Unidos, pero en Mwasi recuerdan que no son unas pioneras en Francia. La presencia de feministas negras en Francia ha sido «ocultada y marginada en el seno del campo feminista», algunos lo «han convertido en objeto glamuroso», denuncian en sus foros. Pero han recogido el testigo de la Coordinadora de Mujeres Negras, un movimiento femenino de caribeñas y africanas que lucharon por el derecho a los anticonceptivos, el aborto y denunciaban el 'apartheid' entre 1976 y 1982. Su lucha la continuó una década más tarde el Movimiento de Defensa de los Derechos de la Mujer Negra.

Durante estos tres años se las ha visto en manifestaciones callejeras, recogiendo comida, ropa y productos de higiene que reparten en campamentos de inmigrantes y participando en todo tipo de debates. Siempre centrados en luchas feministas. Y siempre para alzar voces desde la negritud, cuya problemática reclaman diferente. «No nos reconocemos dentro del feminismo blanco que soslaya la cuestión racial y que en los hechos excluye a las mujeres negras, y de una manera más amplia a las mujeres no blancas», explicó Sharone Omankoy, una de las tres principales ideólogas de Mwasi en un debate reciente organizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas y Políticas de París.

Son mujeres que intentan hacerse oír en cualquier foro y que reclaman que «nadie nos libere, nosotras nos ocupamos de eso». En una reciente intervención, una de sus mentoras, Sharone Omankoy, denunció vivir en una sociedad en la que «el sexismo es racial y donde el racismo es sexual».

El arduo debate sobre los derechos civiles y sus límites en un país tan complejo como Francia no cesa. Este caso tiene un antecedente reciente. En el verano de 2016 se organizó en Reims (noroeste) un campamento describirse por sus gestores como «un seminario de capacitación sobre el antirracismo», sólo reservado a las víctimas de «racismo institucional» o minorías «racializadas». Los blancos fueron descartados.

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