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Esta puede ser tu madre

Esta puede ser tu madre

Por 35 euros la hora, la web 'Need a mom' suple el calor maternal

Susana zamora

Miércoles, 24 de mayo 2017, 02:24

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Desde que hace dos años pusiera un anuncio en un periódico ofreciéndose como madre temporal no ha dejado de recibir peticiones. A cambio de 40 dólares (unos 35 euros) la hora, Nina Keneally brinda su hombro para que jóvenes sobrepasados por la realidad puedan llorar en él. Ella se presta a dar consejos, ayudar en la cocina o ir a comprar un regalo. Lo que haría cualquier madre, menos cuestionar el estilo de vida y los amigos de su hijo. Justo lo que para muchos es la gran ventaja de Nina. A sus 63 años, esta vecina de Brooklyn y con dos hijos mayores, de 29 y 32 años, se lanzó a montar su negocio Need a mom (Necesito una madre) cuando, tras mudarse a este barrio neoyorquino, empezó a congeniar con veinteañeros que le pedían consejo y apoyo.

Pensó que podría ser una oportunidad de negocio y no se equivocó. Hasta ha recibido propuestas para convertir su idea en franquicia e, incluso, en un reality show. Por el momento, sólo sigue siendo el paño de lágrimas de muchos que buscan en esta emprendedora conversación tras haber perdido a su madre biológica, orientación para saber cómo decir a sus progenitores que se quieren marchar de casa, o una persona que se acerque al hospital a cuidar a una hija recién operada a la que su madre biológica no puede visitar por residir en otra ciudad.

Internet ha abierto un mundo de posibilidades a personas que se encuentran solas o que precisan de un servicio de compañía y que satisfacen de forma inmediata, a golpe de ratón... y de talón. Si uno carece de amigos o con los que tiene no comparte sus aficiones, ya puede elegir colegas a la carta. Así de sencillo. Es muy frío, pero en unos minutos puede surgir un amigo para siempre. «El ser humano tiene una necesidad innata de relacionarse con los demás y busca los entornos donde hacerlo: antes se hacía en las plazas de los pueblos y, actualmente, frente al ordenador, donde de media se pasan dos horas diarias en las redes sociales. ¿Es triste? Pues depende, porque si al final se consigue el objetivo de entablar una relación, no está tan mal», apunta Joaquín Castillo de Mena, doctor en Investigación Social de la Universidad de Málaga.

En Rusia, hay agencias que ofrecen los servicios de trabajadores que pueden sustituir a todo tipo de parientes. Hay hombres que, por diez dólares la hora, ejercen las obligaciones básicas de cualquier papá y a los que muchas mujeres contratan porque se ven obligadas a criar solas a sus hijos. Otros no tienen reparos en hacer de amigos postizos para conseguir unos ingresos extra: «Es un hobby como otro cualquiera, que además de gustarme me proporciona unas ganancias», confiesa Daria Viázemskaya, a quien a menudo la contratan como compañía para ir al cine o de compras. «Hay quienes llegan por primera vez a la ciudad y se encuentran perdidos y hay otras personas que, simplemente, quieren recibir consejo y una visión objetiva sobre un problema. La gente quiere que se la escuche, que se atienda a sus problemas, y no que los demás les cuenten su vida», asegura Daria.

Vivir de la apariencia

En Japón, las parejas pueden alquilar familia, amigos y compañeros de trabajo falsos para aumentar las listas de invitados de su boda. Allí está mal visto que acudan pocas personas; por eso a Hiroshi Mizutani se le ocurrió crear hace ocho años Office Agent, en Tokio. La empresa recibió en su primer año un aluvión de compromisos para bodas y contó con un millar de sustitutos para diferentes ocasiones, incluidos funerales.

Los ritmos actuales restan tiempo para crear familias y cultivar amistades, pero en algunas sociedades donde las apariencias lo son todo, como la japonesa, florecen las empresas que se encargan de que todo parezca normal. Así, Family-Romance surte, a razón de 70 dólares la hora, de amigos falsos a aquellos solitarios que desean subir fotos a las redes sociales y no tienen con quiénes hacérselas o, simplemente, buscan una compañía puntual para aparentar una ajetreada vida social o dar celos a una expareja.

El negocio ha llegado hasta Occidente, donde en esta última década han visto la luz algunas plataformas online especializadas en poner en contacto a aquellos que venden compañía con quienes la demandan. Francisca Ruiz, especialista en Psicología Clínica, hace hincapié en que lo que se arrienda, en principio, no es un amigo, sino una mera compañía, «porque la amistad implica compromiso, esfuerzo y tiempo, y estas relaciones lo que permiten es tener a alguien ya y sin implicaciones emocionales». Una de las más grandes del mundo es Rent a friend (Alquila un amigo). Precisamente, a su creador Scott Rosenbaun se le ocurrió la idea tras conocer sitios similares en Asia, aunque él apostó por crear una red social, que en la actualidad tiene disponibles para ser alquilados más de 621.000 amigos en todo el mundo. Otra web similar, aunque más orientada a viajeros que buscan contactar con habitantes de las ciudades que visitan, es la brasileña Rent a local friend, que establece un mínimo de 50 euros por día, aunque abierto a otras tarifas siempre que lo acuerden las partes.

En la web de Rent a friend se puede repasar gratuitamente y sin registro previo todo ese catálogo de personas que buscan unos ingresos extras (10 dólares la hora); se puede discriminar por ciudades y cuenta con fotos y descripciones: «Hola, soy una chica simpática, amable y educada. Me gusta el arte () y escribir poesía. Me encanta ir a tomar vinos y tapas, ir a cenar, al cine, jugar al billar, bolos, dardos, bailar, ir a patinar, karaoke (...) Soy vegetariana, porque adoro a los animales, así que no puedo relacionarme con gente que le guste la tauromaquia o cualquier tipo de maltrato hacia animales». Así se presenta Tania, de 26 años desde Málaga. La carta de aficiones para realizar actividades en común va desde salir a comer, acudir a fiestas, escuchar a alguien que quiere desahogarse o practicar deporte. Fue el caso de Jack J. Florida, quien no encontraba ninguna motivación para ir al gimnasio y descubrió en esta web una persona con la que acudir tres veces por semana y entrenar juntos. Confiesa en la misma plataforma que, aunque había que pagar, le salía más rentable que contratar a un entrenador personal.

Esta moda también tiene su versión española en Alquílate un amigo, que se define como una web de amistad «estrictamente platónica; no es de citas ni una agencia de acompañantes». En ella, cada usuario determina cuánto quiere cobrar, aunque la mayoría empieza con una tarifa de 5 euros la hora.

El éxito del servicio a nivel mundial es tal que hasta se puede contratar desde el móvil gracias a Clay Kohut, creador de la app Ameego. Explica este emprendedor de 27 años, natural de Texas, que uno de los objetivos de esta aplicación es que la generación millenial, «la más conectada de la historia», no se sienta sola, especialmente cuando viaja o se muda a grandes ciudades. Pero, ¿hasta qué punto están los jóvenes dispuestos a pagar por tener compañía? Kohut cree que con Ameego pagar por tener compañía se percibe como algo tan normal como invitar a tomar algo en una cita». Se la conoce ya como la Uber para amigos. «La idea es que dentro de poco se pueda pedir un amigo en cuestión de minutos, sin esperas, como los taxis», apostilla Kohut.

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