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Martes, 23 de mayo 2017, 03:19
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Según afirman desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el agua de las piscinas está cada vez más contaminada. Una conclusión a la que han llegado los expertos, después de detectar un incremento considerable de enfermedades e infecciones parasitarias provocadas por aguas contaminadas en este tipo de instalaciones.
Concretamente, han aumentado los casos de diarreas duraderas por la presencia de un parásito llamado cripto (criptosporidio), que se propaga a través de las heces. Al parecer, estos centros han recibido más de 32 brotes en 2015, provocados por el contacto con aguas de piscinas y parques acuáticos, frente a los 16 que se registraron en 2014.
No obstante, resulta difícil registrar la totalidad de las personas infectadas por este parásito, puesto que el citado Centro para el Control y Prevención de Enfermedades está situado en Estados Unidos, y no tiene la obligación de informar sobre el número de pacientes afectados por este germen en el planeta, aunque afirman que es un problema global.
Los síntomas que suelen aparecer son diarrea líquida durante un tiempo prolongado, calambres en el aparato digestivo, náuseas, vómitos y deshidratación. Para evitarlo, según los expertos, es necesario insistir a los más pequeños para que intenten no tragar agua mientras se bañan en las piscinas.
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