Edición

Borrar
La maldición de la ninfa Ondina, el mal que puede matarnos mientras dormimos

La maldición de la ninfa Ondina, el mal que puede matarnos mientras dormimos

Los especialistas la recogen con el nombre de hipoventilación central primaria | Se debe a un trastorno genético que afecta a los sensores del oxígeno en el cerebro

ideal.es

Martes, 16 de mayo 2017, 10:41

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La maldición de Ondina es una patología que afecta en Estados Unidos a uno de cada 10.000-15.000 neonatos. Se caracteriza por un control anormal en el sensor cerebral que se encarga de regular la ventilación pulmonar. Una anomalía que responde a un trastorno genético causado por la mutación de un gen en concreto que se encuentra en el cromosoma 5. Los tratados de Medicina Interna lo recogen con el nombre de hipoventilación central primaria. Se le conoce con el primer nombre por una leyenda mitológica. La realidad es que puede provocar la muerte mientras dormimos.

Esta hipoventilación es una enfermedad crónica que puede manifestarse en cualquier momento de la vida, no necesariamente en bebés. Si bien, avisan que no cuenta con un alto porcentaje de muertes. En su forma más leve, el paciente tiene un sueño poco reparador por el déficit de oxígeno en sangre. En los más agravados es necesario que el paciente duerma con un soporte ventilatorio mecánico que se aplica con una mascarilla para facilitar la ventilación pulmonar.

Según recoge ABC nuestro cerebro dispone de esos sensores que se activan cuando el nivel de oxígeno es bajo. Quienes padecen la maldición de Ondina, el mecanismo no funciona correctamente.

La de Ondina es una historia que obliga a remontarnos a las antiguas leyendas arias. Las ninfas eran seres de la mitología laureados con la inmortalidad, la misma que perdían en cuanto diesen a luz a un hijo fruto de su lazo con un mortal. Ondina era una de ellas. Se enamoró de un caballero llamado sir Lawrence con quien tuvo un hijo. En el enlace nupcial, éste le prometió a la ninfa que cada aliento, mientras esté despierto, sea mi compromiso de amor y fidelidad hacia ti.

Al año de casarse nació una criatura fruto del matrimonio. La perpetuidad de la ninfa desapareció y con ella su belleza. Un día encontró a su marido junto a otra mujer. Se dirigió hacia él para maldecirle: Me juraste fidelidad por cada aliento que dieras mientras estuvieses despierto, y acepté tu promesa. Así sea. Mientras te mantengas despierto podrás respirar, pero si alguna vez duermes, morirás. El caballero murió en el primer momento que cedió ante el agotamiento.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios