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Participantes en una carrera infantil de karts toman una curva a todo gas.
«Una fatalidad tremenda»

«Una fatalidad tremenda»

El mundo del motor llora conmocionado la muerte de un niño de 11 años en unos entrenamientos de karts en Asturias. 569 menores federados imitan en España los primeros pasos de Fernando Alonso

JOSEBA VÁZQUEZ

Jueves, 27 de abril 2017, 01:21

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Ha sido una fatalidad. No es nada normal que ocurra una cosa así y menos en esta categoría. Suele haber golpes y vuelcos, pero no pasan de provocar rasguños o, a lo más, pequeñas roturas. Ha sido una fatalidad, una fatalidad...». Lo repetía una y otra vez a este periódico a media tarde de ayer Carlos Jiménez, presidente de la Federación de Castilla y León de Automovilismo, tras asistir en la localidad burgalesa de Villarcayo al funeral por Gonzalo Basurto, el niño de 11 años fallecido en la madrugada del domingo tras el accidente que sufrió horas antes en el Circuito Fernando Alonso de Posada, Asturias. El kart del pequeño impactó contra otro en las sesiones preparatorias del Campeonato de Asturias que debía celebrarse la mañana del domingo y que fue suspendido tras confirmarse la muerte de Gonzalo en el Hospital Universitario Central de Oviedo. «Ha volcado hacia atrás, una cosa muy rara», relataba Carlos Jiménez, máximo responsable de la federación a la que estaba adscrito desde los 8 años el infortunado joven, «muy querido» en Villarcayo, donde se decretó ayer día de luto oficial. Un luto compartido por el mundo del motor, conmocionado por el golpe seco a una vida aún incipiente que, sin embargo, va a servir para salvar o mejorar otras existencias. Los padres de Gonzalo han decidido donar los órganos de su hijo.

«Una fatalidad tremenda», asiente Venerando Álvarez, responsable de Prensa y Comunicación de la Federación de Automovilismo del Principado de Asturias, comunidad que pasará a la historia por albergar una tragedia hasta el sábado inédita. «Es el primer caso de fallecimiento en España por accidente de kart. Y a nivel internacional no me consta que haya un precedente», detalla Álvarez. Y es que las medidas de seguridad en estas competiciones son severas, según quienes tienen algún tipo de responsabilidad en ellas. No deja de decirlo Carlos Jiménez: «Los accidentes son relativamente frecuentes, pero nunca graves. Hace una semana hubo un choque similar en Tordesillas y el chaval salió ileso». Los circuitos tienen regladas las medidas de seguridad y asistencia sanitaria mínimas que deben cumplir y, por supuesto, los equipos de los participantes están sujetos a rígidas pautas. Lo explica Venerando Álvarez: «Los críos no pueden correr de cualquier manera. El vehículo que participa tiene que estar homologado por la Federación Internacional y todo el equipamiento que llevan, exactamente igual: mono, guantes, casco, la protección cervical... Antes de cada carrera se realizan por los comisarios técnicos las verificaciones pertinentes de todo ello, desde la ropa, el vehículo, el casco... Tratas de garantizar que el riesgo sea el mínimo posible. En el automovilismo siempre decimos que el riesgo cero no existe, pero se trata de minimizarlo al máximo».

Los protocolos de seguridad son, de hecho, más severos en las categorías para menores de edad. «Por su condición física necesitan una especial protección en determinadas áreas. Por ejemplo, hasta 15 años deben usar unos cascos específicos que protegen de forma más eficaz la cabeza, dado su estado de desarrollo y menor fortaleza. Otra de las cuestiones específicas para los pilotos es el uso de un collarín, obligatorio en las categorías alevín y cadete, y que ayudan a que el cuello del piloto sufra menos en las deceleraciones, aceleraciones laterales o posibles impactos», especifica María Lanzón, directora de Comunicación de la Real Federación Española de Automovilismo. «El karting es una disciplina en la que el contacto entre los karts es frecuente, quedando normalmente en lances de carrera sin mayor trascendencia», agrega Lanzón. No obstante, la RFEA abrió el domingo una investigación sobre el accidente de Asturias.

«Conscientes del riesgo»

Hasta aquí todo correcto. Pero la pregunta es inevitable: ¿tienen plena conciencia estos jovencitos de que el deporte que practican conlleva algún riesgo mayor que pegar patadas a un balón o meter una pelota por un cesto? «Sí», responde sin dudarlo Venerando Álvarez. «Antes de cada carrera se realiza un 'briefing', una reunión en la que se les recuerda un manual de buena conducta, las características de cada pista y se les hace mucho hincapié en que, aunque es un deporte seguro, deben vigilar muchísimo la seguridad. Desde muy chiquitines saben que su casco tiene que estar homologado, que no sirve cualquier material, que el asiento tiene que ser de una determinada forma, que el chasis debe cumplir una normativa,... Se les habla permanentemente de ello», explica.

Igualmente conscientes se entiende que lo son los padres de estos pequeños aspirantes a pilotos de Fórmula 1. En casa nace, de hecho, la primera de las motivaciones que conducen a un niño a enrolarse en un deporte tan especial. «Los antecedentes familiares suelen ser un incentivo para los chavales si el padre es un aficionado al motor. Y también las figuras individuales y los ídolos arrastran mucha afición, como sucedió cuando Fernando Alonso comenzó a cosechar grandes éxitos», analiza María Lanzón.

569 licencias de chicos y chicas menores de edad contabilizaba la Española de Automovilismo a diciembre de 2016. De ellas, 192 son alevines (de 7 a 10 años), 80 cadetes (de 10 a 13, la categoría en que competía Gonzalo Basurto), 231 junior y 66 jóvenes que pueden correr en pruebas internacionales. Desde los siete años es posible federarse para disputar carreras provinciales o autonómicas, pero ocho años es la edad mínima para participar en el Campeonato de España de Karting. Una disciplina especial y... «no barata, las cosas como son», admite Venerando Álvarez. Un equipo básico, «para empezar», de un alevín puede costar de 4.000 a 6.000 euros. Luego está el mantenimiento, las inscripciones, los viajes,...

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