La megalópolis que surgirá de la nada

Las principales ciudades chinas están a rebosar. Shanghái suma ya 24 millones de habitantes, la mitad de toda la población española, y Pekín se acerca a los 22 millones. La contaminación, los elevados precios del sector inmobiliario, el tráfico y las aglomeraciones en los largos trayectos que los trabajadores deben hacer a diario son solo algunos de los problemas provocados por esta coyuntura. Pero el Partido Comunista parece haber encontrado una solución: crear de la nada un nuevo distrito de cien kilómetros cuadrados, tres veces la superficie que ocupa Nueva York.

«Bienvenidos a Xiongan, una estrategia crucial para el desarrollo de China en el próximo milenio», proclama un vídeo promocional. No en vano, la nueva megalópolis busca reproducir en el siglo XXI el éxito que a finales del XX cosecharon Shenzhen, un pequeño pueblo de pescadores convertido en el corazón electrónico del país con 12 millones de almas, y la zona de Pudong en Shanghái, el centro financiero del gigante asiático. Xiongan se convertirá así en una nueva Zona Económica Especial que servirá para experimentar con nuevos modelos de urbanismo, desarrollo económico y estructura social.

La ciudad estará ubicada cien kilómetros al sur de la capital y formará parte del nuevo centro económico de Jingjinji, la gran concentración urbana creada con Pekín, Tianjin y la provincia que las rodea, Hebei. El lugar pretende ser el motor económico del norte del país, que se está quedando atrás comparado con el sur. Y todo apunta a que la iniciativa parte del mismísimo presidente Xi Jinping. «Hay que dar prioridad a la reubicación de servicios no relacionados con la capitalidad de Pekín», afirmó durante un viaje por Hebei.

Fiebre especuladora

De momento, como no podía ser de otra forma, el proyecto lo que ha provocado es un frenesí especulador. Sobre todo en el sector más proclive a las burbujas: el del ladrillo. La semana pasada, inversores de todo el país provocaron atascos en las autopistas e incluso llegaron a levantar tiendas de campaña frente a agencias inmobiliarias. El resultado es claro: el día que se anunció la creación de la Nueva Zona de Xiongan, el metro cuadrado residencial costaba 8.750 yuanes (1.182 euros); dos días después se había disparado hasta los 15.000 yuanes (2.030 euros) y las autoridades tuvieron que acabar con la orgía prohibiendo la compraventa de propiedades en la localidad. Al fin y al cabo, Xiongan podría sumarse a la lista de ciudades que han nacido de la nada y que continúan vacías.

De hecho, diferentes fuentes aseguran que la burbuja inmobiliaria de China es la mayor de la historia. Lo dijo el propio Wang Jianlin, que, como propietario de la promotora Dalian Wanda, ha sido uno de los más beneficiados por el 'boom' del cemento. No en vano, un informe oficial publicado el año pasado concluyó que las 3.500 nuevas localidades proyectadas para China podrían albergar a 3.400 millones de habitantes. Dos mil millones más que la población actual y una barbaridad si se tiene en cuenta que las proyecciones apuntan a una reducción de la población a partir de 2030.

No obstante, el sector de la construcción, que genera en torno al 20% del PIB, continúa creando fantasmas por toda la geografía china, sobre todo en el centro y el este del país. Así se entiende que entre 2011 y 2013 el país consumiese más cemento que Estados Unidos en todo el siglo XX. Claro que, si bien es cierto que existe consenso sobre la enorme burbuja que se ha creado, sobre todo en las grandes ciudades, los analistas también están de acuerdo en que el Gobierno no permitirá que explote.

Además, diferentes urbanistas sostienen que proyectos como el de Xiongan también pueden ayudar a que las cosas se hagan bien. Por ejemplo, todo apunta a que la nueva ciudad utilizará energía geotérmica para cubrir sus necesidades. De hecho, uno de los tres condados en los que se va a construir, Xiongxian, es el único del país que utiliza esta fuente limpia para el 100% de su consumo energético. Y el propio Xi ya ha ordenado que Xiongan sea un ejemplo de urbanismo ecológico.

En este caso, la energía geotérmica se muestra como una gran alternativa a la solar y a la eólica. Porque, aunque China cuenta con un 8% de las reservas mundiales -equivalentes a unos 460.000 millones de toneladas de carbón al año-, esta fuente que utiliza el calor del interior de la Tierra solo supone un 0,5% de la energía renovable que produce China. Xiongan será también pionera en su uso, y el gigante Sinopec ya ha anunciado que la quiere utilizar para crear 20 ciudades libres de carbón en 2020.

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