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joseba vázquez
Viernes, 14 de abril 2017, 13:23
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Por serio que nos pueda parecer el tsunami político desencadenado por la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, el inicio del proceso de Brexit es muy poquita cosa comparado con el cataclismo geológico que originó la separación física de las islas del resto de Europa hace 450.000 años. Así lo ha determinado un estudio de científicos ingleses, franceses y belgas, liderado por Sanjeev Gupta y Jenny Collier, del Imperial College de Londres, y publicado la semana pasada por la revista Nature Communications. El informe establece que por aquel entonces, durante la glaciación de Mindel, Dover y Calais se encontraban unidas por una franja de roca de una altura media de cien metros y unos 33 kilómetros de anchura. Entre ese puente y la inacabable masa de hielo que era el Mar del Norte existía un gran lago. Un terremoto abrió una primera grieta en la franja que desbordó las aguas interiores hace 450 milenios. Más tarde, hace 160.000 años, un tsunami mayor acabó por despejar por completo el estrecho de La Mancha hasta dejarlo en su estado actual.
Las pistas del túnel de La Mancha
Los primeros signos del fenómeno comenzaron a vislumbrarse en los años sesenta, con el inicio de los estudios para la construcción del túnel de La Mancha. Los ingenieros se percataron de que había zonas deprimidas con sedimentos diferentes que les obligaron a modificar el trazado de la galería. Esos pozos se interpretan como gigantescas piscinas de inmersión creadas por las cataratas caídas desde el puente de roca.
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