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Varios ancianos esperan para recibir asistencia médica en la Casa de Abuelos La Milagrosa de La Habana. :: afp
Cuba se hace vieja

Cuba se hace vieja

Los bajos índices de fecundidad, las altas tasas de abortos y la emigración de los jóvenes convierten la isla en un geriátrico

MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO

Domingo, 26 de marzo 2017, 04:24

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Pánfilo Epifanio, el personaje que interpreta el actor cubano Luis Silva, es el mejor representante de la tercera edad cubana. Mayor de 70 años, preocupado por el pan, el pollo, la 'papa', la libreta «cada vez más delgada», la leche y la poca capacidad adquisitiva del retiro, una media de 350 pesos, unos 14 euros mensuales. Instigado por su amigo Chequera, de la misma quinta, siempre metido en problemas para intentar llegar a fin de mes recurriendo a «actividades» que rozan la ilegalidad. Su humor crítico y bailando en la cuerda floja de lo tolerable hizo que Barack Obama lo eligiera para acercarse al pueblo cubano.

LOS DATOS

  • Baja natalidad

  • Solos y desvalidos

  • Un futuro arrugado

Su programa 'Para vivir del cuento' muestra las peripecias de los ancianos en una sociedad donde el envejecimiento acelerado, abonado por la disminución de la natalidad, por la emigración y agravado por las previsiones de aumento de casos de demencia senil -un problema mundial-, es una epidemia silenciosa que intenta frenar el Gobierno de Raúl Castro, todavía en activo a sus 86 años.

El Parlamento cubano ha tomado cartas en el asunto para mejorar la reparación, ampliación y equipamiento de los 96 Hogares de Ancianos y las 147 Casas de Abuelos del país, donde miles de jubilados desayunan, comen y cenan y realizan actividades físicas y recreativas por el día.

También buscan fomentar los nacimientos -desincentivando el aborto como método de control de natalidad, muy usado durante años por las cubanas de todas las edades- y bajando los precios de las guarderías; mejorar la atención preventiva de la salud y desplegar la atención a los ancianos, un reto descomunal para una sociedad que cuenta con 2.192 centenarios. «Los que duran más de 100 años es porque tienen tronco de (mucha) familia que los atiende», nos dice Silvia Valdés, una trabajadora autónoma de 59 años.

El municipio más viejo del país es el de Plaza de la Revolución, donde casi el 30% del censo supera los 60 años. Le sigue el de Placetas, en la provincia de Villa Clara.

«Antes éramos muchos nietos para atender a los abuelos. Ahora a veces hay más abuelos que nietos», afirma el profesor Juan Carlos Alfonso Fraga, investigador y director del Centro de Estudios de la Población y Desarrollo, dependiente de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI). Como consecuencia de la baja fecundidad -1,3 hijos de media, muy similar a la de España- y la migración, cada vez más ancianos viven solos. «Esto no quieren decir que no tengan familia. Algunos se hallan en esa situación, pero los hay que aún cuando viven solos, tienen familiares que residen cerca o en otras provincias», agrega.

«El desafío es grande»

Pese a la estrategia integral de los Ministerios de Salud, Trabajo y Seguridad Social, «el desafío es grande», admite el doctor Alberto Ernesto Fernández Seco, jefe del Departamento de Adulto Mayor, Asistencia Social y Salud Mental a la revista 'Bohemia'. Destaca que el programa del Médico y la Enfermera de la Familia, instituido en los años 80, «es una fortaleza del país». Sin embargo, admite que «conocen más sobre cómo atender a un lactante y a una embarazada que a un anciano».

Pero el sistema tiene problemas de ejecución. Marisabel Ferrer García, responsable de la Dirección de Trabajo del municipio Diez de Octubre, admite que faltan asistentes sociales y la familia debe asumir los cuidados de sus mayores, actividad laboral que el Estado autorizó a ejercer a los particulares, pues «es muy complicado poner un individuo desconocido dentro de una casa, debido al riesgo de robos y maltratos. Si la persona vive sola debe buscar en la comunidad a alguien que haga las gestiones en su lugar», precisó.

A Emilia Georgina Alfonso Noa, con 110 años de edad, la atiende su hija Antonia, de 71 años, que cada vez que enferma prefiere llevarla directamente al hospital, «porque el médico de la familia después no viene ni le da seguimiento, como ya ha ocurrido». Muchos centenarios relatan que una vida tranquila, el cariño de los suyos, un café diario, algún pasillo de baile, y hasta un buen habano, son los ingredientes de su longevidad.

Silvia Valdés teme que acabará en el asilo. «La emigración afecta tanto a la natalidad como a la atención a los mayores. Mis dos hijos han tenido niños fuera del país y ninguno entra en las estadísticas porque mis nietos ya no son cubanos. De nuestra familia solo quedamos aquí los viejos y no sabemos quien nos cuidará porque vivimos solos».

La tasa bruta de natalidad por cada mil habitantes en Cuba fue de 10,9 en 2014, empeorando los resultados del año anterior (11,2). En los últimos 30 años el envejecimiento de la población de la isla se ha disparado el 8,1%.

El 19,4 % de la población -2.176.657 cubanos- tiene más de 60 años; de ellos, el 15% viven solos. En 1985 este porcentaje era del 11,3% y las previsiones apuntan a que alcanzará un 30,3% para 2030.

cubanos tienen más de cien años. Cuba presume de ser el país con el mayor porcentaje de centenarios en relación a su población total. En la isla viven 11.239.004 personas, según el censo de 2015.

En 2050, con 3.598.782 personas mayores de 60 años -el 33,2% del censo nacional-, Cuba será el noveno país del mundo con mayor población de ancianos.

de los mayores de 65 años de la isla caribeña presentan un deterioro cognitivo leve, lo que significa que están en riesgo de desarrollar demencia. Unas 160.000 personas viven con demencia en la isla; para el año 2040 esta cifra alcanzará a los 300.000, el 2,7% de la población total.

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