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zigor aldama
Domingo, 26 de marzo 2017, 04:23
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Es muy fácil alquilar una bicicleta en China. No hay más que echar mano del móvil, abrir la aplicación de cualquiera de las muchas empresas que han comenzado a ofrecer el servicio, elegir en el mapa la que más cerca esté, desbloquearla escaneando el código QR que aparece en diferentes lugares del vehículo, y pedalear hasta el destino. En las grandes ciudades están por todas partes, así que nunca hay que caminar demasiado para encontrar una, y luego se puede dejar en casi cualquier sitio, sin tener que buscar un aparcamiento oficial como sucede en la mayoría de las ciudades del resto del mundo. Por si fuese poco, la aplicación del móvil calcula al final del viaje las calorías que ha quemado el usuario pedaleando.
Así, es fácil entender que China haya vuelto a ser el país de las bicicletas. «Es una iniciativa muy práctica», afirma Zhou Fenglei, una administrativa treintañera de Shanghái a la que le ha cambiado la vida. «Yo ahora cojo el metro y, desde la parada, pedaleo diez minutos hasta el trabajo. Así no tengo que sufrir los atascos ni las dificultades de aparcar el coche. Y, además, hago ejercicio». Antes Zhou habría tenido que caminar entre 20 y 30 minutos desde el metro. «Demasiado si quiero apurar la cama hasta el último minuto», cuenta entre risas.
El sistema es relativamente nuevo. Nació en la capital económica de China hace menos de un año, cuando Mobike lanzó su primer modelo de bicicleta inteligente: está equipada con gps, no tiene cadena lo cual facilita su mantenimiento, utiliza ruedas de caucho sólido de forma que no hace falta inflarlas y no se pinchan, y cuesta solo un yuan (13 céntimos) por cada 30 minutos de uso. Poco a poco, cuando parecía que los coches y las motos eléctricas se apoderarían inmisericordes de las calles, los shanghaineses comenzaron a pedalear de nuevo.
Pero, como sucede a menudo en China cuando alguien tiene una idea interesante, a Mobike no tardaron en salirle competidores. El principal es Ofo, cuyas bicicletas resultan más clásicas pero también más ligeras. Y baratas, porque el precio cae hasta la mitad. Luego se han sumado hasta 30 empresas más, como Bluegogo o Beiqing. Son tantas que, desde junio, todas suman nada menos que dos millones de bicicletas en las diferentes ciudades chinas. Solo Shanghái ya cuenta con 450.000, mientras que Pekín, Shenzhen o Guangzhou superan ya las 100.000 solo de Mobike. En comparación, Londres cuenta con menos de 20.000. En total, el número de usuarios de Mobike alcanza ya los 300 millones, y Ofo anunció ayer que se ha convertido en la cuarta empresa china de internet en gestionar los pedidos viajes de diez millones de usuarios en un solo día.
Hasta en el río
Lógicamente, con estas cifras, lo que prometía ser una solución de movilidad se ha convertido también en una pesadilla para peatones, motoristas, autoridades, e incluso para las propias empresas de alquiler de bicicletas. Porque el exceso de oferta, combinada con la falta de civismo de algunos usuarios, es la receta perfecta para el caos urbanístico: las bicicletas se aparcan en cualquier sitio, obstaculizando el tráfico, y muchas acaban en manos ajenas. De hecho, incluso existen blogs que recogen en fotografías ejemplos de todo lo que se supone que los usuarios no deben hacer: guardar las bicicletas en su garaje, quitarles las ruedas, e incluso lanzarlas al río o amontonarlas por decenas en las aceras.
Las empresas reconocen que esto es un problema, pero el negocio se ha convertido en una burbuja tal que el dinero no deja de llover. Las start-ups han recibido más de mil millones de dólares de capital Ofo ya está valorada en ese importe, y ni siquiera el consejero delegado de Apple, Tim Cook, ha sido capaz de mantenerse al margen de la locura. Ayer visitó el cuartel general de Ofo en Pekín. «Gracias por hacer de la movilidad algo más ecológico, eficiente y divertido», dijo, aparentemente desconocedor de que las bicicletas existían mucho antes de la invención del iPhone.
En cualquier caso, a pesar de que incluso la revista Fortune advierte de que el modelo económico de estas empresas de alquiler no es viable, su ambición ya trasciende las fronteras de China. Ofo ha puesto en marcha proyectos piloto en San Diego, Londres y Singapur, mientras que Mobike ha decidido centrarse de momento también en esa última ciudad-estado del sudeste asiático. Es solo cuestión de tiempo que aterricen en España.
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