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La periodista Junko Takahashi, que ha escrito sobre los secretos de los centenarios de Japón, en un hotel madrileño.
Este es el secreto para llegar a los 100

Este es el secreto para llegar a los 100

En Japón viven más de 65.000 ancianos centenarios. La periodista Junko Takahashi ha investigado las causas. «Comer poco y despacio ayuda»

ANTONIO PANIAGUA

Martes, 28 de febrero 2017, 00:49

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A sus 106 años, Hidekichi Miyazaki es todo un atleta. En la categoría de deportistas con un siglo a sus espaldas, es campeón mundial de lanzamiento de peso y ostenta el récord en los cien metros lisos. Miyazaki atribuye su longevidad a que mastica cada bocado hasta treinta veces como mínimo. Su comida favorita es el arroz con huevo crudo, plato que adereza con unas gotas de salsa de soja. Hidekichi bebe mucha agua y té verde y tiene por costumbre llevar una dieta frugal que no excede de las 1.400 kilocalorías diarias. Después de cenar nunca come nada, ni siquiera un postre, de modo que a la mañana siguiente tiene el estómago vacío. Hidekichi Miyazaki es uno de los 65.692 ancianos centenarios que están registrados en Japón, el país más longevo del mundo. La periodista Junko Takahashi se ha dedicado a investigar las razones por las que los japoneses exhiben biografías tan duraderas. Aunque los gerontólogos no han encontrado un patrón común que permita descifrar las causas de una ancianidad centenaria, sí que coinciden en que la obesidad está reñida con la edad provecta.

Para poder publicar 'El método japonés para vivir 100 años' (Planeta), Junko Takahashi se entrevistó con una docena de centenarios y de ese quehacer ha extraído una serie de valiosas conclusiones. Una de ellas es que tener alguna ocupación prolonga la edad y mantiene la mente activa y en plenas facultades. Takahashi descubrió que el desarrollo de las aficiones les ha dado a muchos centenarios «un sentido para continuar sus vidas». «Importa muchísimo que cada individuo haga algo que de verdad le gusta y colme sus expectativas».

Un ejemplo de perseverancia en el trabajo es el médico Shigeaki Hinohara, quien a sus 104 años sigue desplegando una actividad incesante. Tanto es así que el doctor no pudo encontrar un hueco en su repleta agenda para atender a la informadora. El doctor Hinohara aprovecha los desplazamientos en autobús para tomar notas, visita con frecuencia las escuelas de educación primaria y todavía tiene tiempo para programar actividades para la Asociación de Ancianos Vivos. ¿Cuál es el secreto de semejante derroche de energía? Quizá, la cucharada de aceite de oliva virgen extra con que aliña su desayuno.

Los cuerpos rollizos rebosantes de lorzas son enemigos de un envejecimiento saludable. En el país de los luchadores de sumo la obesidad, sin embargo, se mantiene a raya, de modo que sólo supone un 5% de la población, en contraste con el 33% de Estados Unidos o el 26% de España. Japón ha multiplicado de forma exponencial el número de sus abuelos centenarios. Así, hoy hay 402 veces más personas que han soplado las cien velas que en 1963. El Gobierno nipón regalaba a los superabuelos que sobrepasaban la centuria una copa de sake fabricada con plata. A partir de 2015, se terminaron los dispendios y se rebajó la cantidad de metal precioso empleado. La copita se limita en la actualidad a un liviano baño en plata.

Mala memoria

En Kyotango, una ciudad con 2,75 veces más centenarios que el resto del país, los habitantes secan los pescados con sal y salvado de arroz, una técnica que al parecer aumenta el valor nutritivo de los alimentos. Pero no todo se basa únicamente en una dieta adecuada. Para Takahashi, también es relevante la actitud ante la vida. Muchos de los centenarios entrevistados gozaban de un impecable equilibrio espiritual, rendían culto a sus antepasados y se mostraban generosos para olvidar las afrentas. «Cuando les pregunté sobre el acontecimiento más difícil de su longeva existencia, muchos de ellos dijeron que ya no lo recordaban, como tampoco recordaban sus momentos especialmente felices», apunta la informadora.

La buena salud de los japoneses tiene mucho que ver con el ajetreo y, en concreto, con la calistenia, una serie de ejercicios que realizan a edades muy tempranas. Takahashi aconseja además para llegar a la centuria cultivar una vida social rica, en compañía de amigos, familiares y vecinos. «Ninguno de los ancianos que he conocido estaba solo. Incluso los que viven en residencias geriátricas tienen buena relación con la gente».

Tsuneko Sasamato, la primera fotoperiodista de Japón, conoce todos los secretos de su oficio. Con 101 años, ha tenido tiempo de sobra para aprenderlos. Su veteranía alcanza tal grado que llegó a conocer al general MacArthur. Es la única persona que queda viva de las que vieron al comandante supremo de las fuerzas aliadas que ocuparon Japón tras la Segunda Guerra Mundial.

Su longevidad no es un milagro. Los japoneses visitan la consulta del médico un promedio de 13,4 veces al año, justo el doble de lo que lo hacen los británicos. «Masticar mucho y comer poco, de forma que no se llene nunca el estómago, son factores que ayudan», dice la autora del libro. En cuanto al amor, Takahashi no le da demasiada importancia. «La pasión no tiene por qué dirigirse hacia una persona ni es aconsejable que se convierta en una obsesión».

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