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Domingo, 26 de febrero 2017, 10:24
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Pablo Ráez nos ha dejado. Su lucha, sus ganas de vivir, su fuerza, su coraje, todo ha seguido en él intacto hasta sus últimos minutos. Ahora solo nos queda recordarlo como lo que era, un joven, un gran luchador, un ejemplo para todas aquellas personas que a diario tienen que enfrentarse a esta enfermedad, en definitiva, un héroe que nos ha dejado un gran legado, una amplia campaña de concienciación a través de las redes sociales con la que ha conseguido incrementar el número de donantes de médula.
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El malagueño falleció el pasado sábado tras una recaída de la leucemia que padecía, contra la que a sus 20 años ha luchado y mucho, aunque finalmente le haya ganado la batalla. Una enfermedad a la que él lleva enfrentándose desde octubre de 2015, pero que no se conocería en los medios de comunicación hasta septiembre de 2016 cuando comenzó la campaña para conseguir un millón de donantes de médula bajo el hashtag #retounmillón y con una declaración de intenciones bastante clara, "Quiero concienciar, quiero ayudar, quiero poder hacer sentir mejor a la gente... y con vuestra ayuda es posible", escribió por aquel entonces, "Hay mucha información en Google de cómo hacerlo y, reitero, ya no solo por Pablo Ráez, sino porque hay miles de niños que necesitan un donante, porque hay miles de enfermos, porque tú que estás leyendo esto podrías necesitarlo en cualquier momento", expresaba en otra publicación.
Gracias a la misma el joven consiguió incrementar el número de donantes de médula ósea, especialmente en Málaga, lugar en el que en los últimos cuatro meses las donaciones se multiplicaron en un 1.400%, tal y como recoge Verne. Además, el hecho de que utilizase las redes sociales sirvió para acercarse a los jóvenes, los cuales son donantes clave según la Fundación Carreras.
Sin embargo, esta campaña, la cual fue seguida a través de sus redes sociales por más de 325.000 seguidores en Facebook y 430.000 en Instagram, no fue el único legado que dejó Ráez, ya que su lucha, su positivismo y sobre todo sus ganas de vivir también quedaban reflejadas en cada una de sus intervenciones en las que también era muy característico que incluyera el emoticono del brazo flexionado, el cual se convirtió en su gesto de identificación y de lucha.
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