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juez calatayud
Viernes, 10 de febrero 2017, 10:18
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Buenas, soy Emilio Calatayud. En más de una ocasión he visto a chavales que habían cometido los delitos más graves, un homicidio, por ejemplo, abrazarse llorando a la educadora del centro en el que estaban internados. Para esos niños, en la mayoría de los casos, esa educadora era la única familia que habían tenido.
Era la única vez que alguien les habían dado cariño y devolvían cariño. Con esta reflexión, quiero llamar la atención sobre la extraordinaria labor que desarrollan los que trabajan en los centros de internamiento de menores infractores. Para abrazar a un homicida, hay que tener mucho coraje y mucho corazón.
Siga leyendo aquí al juez Calatayud.
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