Edición

Borrar
¿A qué juega la Leonesa en Catar?

¿A qué juega la Leonesa en Catar?

Realizan una estancia en Doha, cuyos petrodólares salvaron al equipo de desaparecer. «Todo aquí es de otro planeta», alucinan sus jugadores

DANIEL GONZÁLEZ

Lunes, 2 de enero 2017, 01:04

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

León, uno de los reinos más viejos de Europa, es el embajador del nuevo y doble reinado mundial: el de las monarquías árabes a la conquista del fútbol. El petróleo y el gas que se esconden bajo el suelo de Catar alimentan con fuerza esta pasión, visible en el deseo, convertido en realidad gracias a todo este maná, de organizar el Mundial 2022. Hay una admiración incontenible por el balón. Roza el culto. Y el mejor ejemplo es la Academia Aspire, fundada en 2004 con una única obsesión: crear una 'fábrica' de futbolistas de primer nivel, capaces de competir en todo el planeta. Y de lograr una representación digna del seleccionado catarí en su cita mundialista.

¿Cómo crear futbolistas de élite desde la base, casi desde la nada? La respuesta está en el propio logo de la academia: unas alas que la han llevado en volandas a todo el mundo, que han creado 'equipos satélite' en otros continentes y que han servido para estimular el talento local con una intensa formación en el extranjero. Y uno de esos 'equipos satélite' es la Cultural y Deportiva Leonesa. Este club, que milita en el Grupo I de Segunda B, realiza estos días una estancia invernal en el verde artificial de la Aspire Academy, el corazón del proyecto deportivo catarí.

Una presencia que no es casual y de la que pende su futuro y su viabilidad. Fundado en 1923 y con una temporada en Primera División en su historial (1955-56), su enfermiza situación deportiva se había deteriorado hasta el extremo. En 2011, y con un descenso administrativo a Tercera División sobre su espalda, entró en proceso de liquidación. Solo un primer milagro evitó la desaparición con un concurso de acreedores que parecía imposible de cumplir. La agonía no tenía fondo. Había que encontrar financiación para que la entidad siguiera con vida o, de lo contrario, las deudas acabarían devorando un escudo con más de noventa años de historia.

Con la soga al cuello y una deuda por encima del millón y medio de euros, el fin era el precipicio. Una situación límite en la que la Academia Aspire supo ver una oportunidad. Aquel drama, en realidad, fue casi una bendición. José Lasa, exjugador de baloncesto del Real Madrid, contactó con el director general del equipo, Felipe Llamazares, director de los árbitros de ACB en su día. Le habló del interés de un grupo 'anónimo' para hacerse con el accionariado del club. Detrás de Lasa estaba Aspire. Junto con Antonio Martín, hermano de Fernando, el legendario pívot del Real Madrid y Portland Trail Blazers, convencieron a la Cultural para confiar en la academia del emirato. Llamazares vio en esta oferta algo diferente. Una escapatoria de las pesadillas económicas y un pasillo hacia, quizá, el gran sueño de la ciudad: el fútbol profesional.

¿Por qué León?

En pleno verano de 2014 se confirmó la buena nueva: Aspire entraba en la Cultural y poco a poco liquidaría la deuda de 1,7 millones de euros. Pondría los 'peldaños' para que León fuera la 'escalera' catarí en su ascenso por el fútbol español. Y el primer paso, claro está, era nutrir al equipo con jugadores de la academia. Sultan Al Brake, Tameem Almuhaza y Hussam Hasanin fueron los primeros jugadores del círculo Aspire en llegar, a los que seguirían Almoez, Madibo, Sebas Méndez o Stephen Babalola.

¿Por qué la Cultural? «Querían un club con una amplia red de categorías inferiores donde poder formar a los jugadores tanto nacionales como extranjeros, una masa social con proyección y una ciudad con potencial futbolístico. Además, buscaban un proyecto que pudiera crecer, por eso no podía ser un Primera División, tenía que ser en Segunda B y, además, con dificultades económicas», explica Felipe Llamazares, director general de la Cultural.

Todos los factores se daban en la capital leonesa, que recibió a los cataríes como una lluvia dorada caída del cielo que les desvió del fatal camino que llevaban. Y es que desde el primer momento hubo «sintonía» con la institución catarí, ya que compartían los mismos valores. «Aspire busca el éxito y la formación a través de elementos como la excelencia, el trabajo en equipo y el respeto. También aparecen en nuestros cánones, hubo entendimiento desde el principio», remacha Llamazares.

Pero no todo fue llegar y comenzar a verse los efectos de este nuevo accionariado. El desembarco de Aspire fue lento, paulatino, y no se completó hasta diciembre del pasado año. Iván Bravo, exresponsable de planificación táctica del Real Madrid y director general de Aspire, sucedió a Lasa y Martín como representantes de la academia en la Cultural. El capital catarí se hizo con el 99% del accionariado del club leonés mientras que Tariq Abdulaziz Al Naama se convertía en el nuevo presidente de la entidad, dejando a Felipe Llamazares en el cargo de director general.

El lazo entre León y Catar era cada vez era más estrecho. Uno, dos... hasta cuatro jugadores cataríes entraron en 'maceración' en la 'barrica' futbolera leonesa. Y cada vez con más representantes de Aspire en un organigrama que, poco a poco, se iba profesionalizando y dando imagen de club mucho más grande. Las miras en la academia eran mayúsculas. Sin poner plazos, pero desde Catar, marcaron el reto para el club: ascender y poder formar a los jugadores de su plantel en Segunda División de cara a dar la mejor imagen posible en ese Mundial de 2022 en el que tanta ilusión están poniendo.

Aspire inyectó el pasado verano otro millón de euros para confeccionar una plantilla que pueda competir por el salto de categoría. En ella llaman la atención nombres como Gianni Zuiverloon, central holandés que ha jugado en Primera División, con el Mallorca, y en la Premier inglesa. Este ha sido el órdago de los cataríes para que la Cultural acabe con su exilio en el desierto del fútbol semiprofesional que ya dura más de cuarenta años.

Navidad pérsica

Pero no todo es positivo. Árabes y leoneses comparten el único 'pero' al acuerdo: el modesto apoyo de la ciudad y sus aficionados. Quieren el doble de los 4.000 forofos dominicales que suelen acercarse al coqueto estadio del Reino de León. Y lo hacen gracias a la ilusionante primera vuelta del equipo, líder destacado de su categoría y con los mejores registros de todo el fútbol profesional español.

Un capítulo más de este estrechamiento de vínculos entre ambas partes es la estancia navideña que la Cultural realiza esta semana en Doha. Toda la plantilla se declara asombrada con las instalaciones de la academia. Frases como «parece otro planeta», del goleador de la Cultural, Benja, o «esto es un proyecto mucho más serio de lo que podíamos creer», del portero de los leoneses, Guille Vallejo, resumen la sorpresa de la expedición culturalista en Catar.

En mitad del desierto, con una temperatura alta y una gran humedad, Aspire Academy es capaz de ofrecer una de las mejores instalaciones del mundo. Con el Khalifa Stadium, que acogerá la final del Mundial de 2022, de fondo, los campos de entrenamiento, con un césped tupido y bien regado pese a estar expuesto a extremas condiciones ambientales, acogen a la plantilla española. No han desaprovechado la ocasión de saludar a los jugadores locales que un día hicieron la maleta y se vinieron a León. Chicos como Tameen o Sultan al Brake, cuya ambición de mejorar nunca se dejó vencer por el gélido clima leonés. «Las ganas de aprender convierten el frío en algo secundario», afirmaba Sultán a finales del invierno pasado mientras entrenaba, por primera vez en su vida, sorteando la nieve que cubría la ciudad.

Ahora son sus compañeros los que devuelven visita y sufren los rigores de la extenuante canícula del emirato pérsico. Estos días, el equipo dirigido por el coruñés Rubén de la Barrera busca quemar los excesos de las navidades bajo el 'calor' ambiental de la Aspire Academy. Un lugar donde se olvidan los clichés sobre las rigideces del mundo árabe y solo se habla de balompié. Doha es su tierra prometida, ya que esperan que sea el inicio de una segunda vuelta que, desean, sea la última en el bronce de la Segunda B. Aspire hará lo posible para que así sea y devolver la ilusión por el fútbol a una ciudad y a un club expertos en desengaños que sueñan, más que nunca, con un ascenso a Segunda.

En su agenda no les han dejado tiempo para distracciones o visitas al 'modus vivendi' catarí. Salvo hoy, penúltimo día, en el que les han programado un paseo por el desierto. O lo que queda de él en este país de efervescencia arquitectónica y que estos modestos futbolistas sienten sobre sus cabezas, ya que la Torch Tower (Torre Antorcha) preside todo el complejo deportivo. Esperan que la de hoy sea la última travesía del desierto del balompié leonés. Con ayuda de los petrodólares.

Catar no sólo quiere fomentar el talento entre sus deportistas, también ha llevado su escuela a África, donde capta jóvenes jugadores que puedan nutrir sus ramificaciones por las competiciones europeas: España, Bélgica o Austria.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios