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El precio de la delación

El precio de la delación

Las recompensas por pistas sobre delincuentes como la que ofreció Alemania tras el atentado de Berlín son habituales en medio mundo. «En España podría ser útil», opinan los criminólogos

ANTONIO CORBILLÓN

Miércoles, 28 de diciembre 2016, 00:15

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Nadie cobrará los 100.000 euros que ofrecía la Fiscalía de Alemania por información solvente que permitiera detener a Amis Amri. El terrorista tunecino, supuesto autor del atentado de Berlín que mató a 12 personas, fue durante tres días el hombre más buscado de Europa. Alemania, presa de pánico, puso precio a su cabeza. Su huida acabó el viernes en Milán, donde fue abatido por Luca Scatà, un policía de 29 años en periodo de prueba. En Alemania no se recordaba una oferta pública de dinero por delaciones desde las batidas de los 'caza nazis' del Centro Simon Wisenthal. La última fue en 2013 cuando llenó las calles de Berlín, Hamburgo y Colonia de fotos del campo de Auschwitz y ofreció hasta 25.000 euros por información valiosa. «Tarde, pero no demasiado», era su lema.

La cultura de pagar recompensas por dar pistas para luchar contra el crimen suena a rareza en España pero se practica en medio mundo. Y con muy buenos resultados. El argumento de aquellos wésterns de caza al bandido con el 'Wanted dead or alive' -se busca vivo o muerto- y el 'Reward' -recompensa-) no tiene nada de irreal. «En muchos países, la cultura de la colaboración pública no es por altruismo sino porque hay una compensación», resume Antonio Cela, secretario de la Sociedad Española de Criminología.

Como en tantas otras parcelas de la vida, Estados Unidos marca la pauta en pagar por luchar contra el crimen. Plagado de enemigos exteriores e interiores (más de 30.000 muertos por arma de fuego al año), el gigante norteamericano tiene un complejo y depurado sistema de pagos y agencias que los gestionan. El asunto lo convirtió en materia gubernamental el FBI (Oficina Federal de Investigación) el 14 de marzo de 1950. Su director durante medio siglo, J. Edgar Hoover, solía decir que «el arma más efectiva contra el crimen es la cooperación». Un periodista de la agencia United Press International le pidió los nombres de los más buscados y Hoover vio la oportunidad de usar los medios de comunicación para perseguir a los malos. La lista la publicó 'The Washington Daily News' y causó gran impacto. La inauguró Thomas James Holden, que mató a su mujer y sus dos cuñados en Chicago en 1949 tras una borrachera. Desde entonces y cada año, esta Agencia publica su lista de los 10 más buscados. En sus 65 años de vida ha 'retratado' a más de 500. «El 80% han sido capturados por información privada y con recompensa. Es muy efectivo», insiste Antonio Cela.

El despliegue no acaba ahí. Hay hasta cuatro agencias que gestionan fondos. El Departamento de Estado impulsa Rewards for Justice (Recompensas por la Justicia). «No ofrecemos recompensas por información para combatir el crimen. Solo cuando son terroristas que amenazan a Estados Unidos», explica desde Washington su diplomático en Asuntos de Seguridad Púbica, David E. Bates. El grado de utilización yanqui alcanza a la televisión. Fox News Channel ofrece desde hace 28 años el programa 'América's Most Wanted' ('Los más buscados de America').

Las 'gargantas profundas'

La influencia americana en su 'patio trasero' (América Latina) ha llenado el continente de programas que crecen más cuanto más incapaces son los gobiernos de detener las brutales oleadas de criminalidad. México logró detener en enero de nuevo al 'Chapo' Guzmán, su mayor delincuente. Su vecino del norte (con cinco millones de dólares) y el propio Gobierno de Peña Nieto (3,6 millones) habían puesto un alto precio a su cabeza. Su captura fue posible gracias a un 'chivatazo'. Pero a día de hoy no consta que esa 'garganta profunda' haya cobrado los 8,6 millones de premio. Los compromisos de confidencialidad, que convierten al delator en una clave cifrada, no valen del todo cuando hay que defenderse de alguien con el poder de Guzmán. Desde México hasta Argentina, sus gobiernos publicitan planes de recompensas. En Perú ya tienen una lista de mil fugados. Valeria Fuerte Saboya, del diario 'Gestión', recuerda el caso del gobernador de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, buscado por corrupción. «Lo que no pudo la Policía en dos años, tiempo que estuvo prófugo, lo hizo el sistema de recompensas en tres meses».

En Europa está la excepción rusa: Vladímir Putin puso sobre la mesa 50 millones de dólares por la captura de los que volaron un avión ruso sobre Egipto en octubre de 2015 con 224 víctimas. También Europol ha hecho tímidos intentos. Salah Abdeslam, implicado en los atentados de París de noviembre de 2015 y ya detenido, estaba en lo más alto. Pero solo se ofrecían mínimas recompensas por dos desconocidos: Tíbor Foco (homicida austríaco, 2.900 euros) y Jime Lujaf (intento de asesinato y robo, 10.000 euros). «En España y el resto de Europa es un instrumento a revisar. Pero no en caliente, a golpe de Telediario, como se hace aquí todo», concluye el criminólogo Cela.

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