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Un avión de carne y hueso

Un avión de carne y hueso

Rossy, más conocido como Jetman, tardó diez años en desarrollar sus alas a reacción plegables, construidas en fibra de carbono, que pesan 22 kilos y alcanzan los tres metros de envergadura

Inés Gallastegui

Viernes, 9 de diciembre 2016, 00:18

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Hombres y máquinas forman una sola bandada. El piloto suizo Yves Rossy vuela en formación sobre territorio galo entre los cazas de la patrulla acrobática del Ejército del Aire francés. Rossy, más conocido como Jetman, tardó diez años en desarrollar sus alas a reacción plegables, construidas en fibra de carbono, que pesan 22 kilos y alcanzan los tres metros de envergadura. Una vez realizado el ascenso en una aeronave, sus cuatro pequeños motores, alimentados con queroseno, permiten alcanzar una velocidad de 350 kilómetros por hora. «Ha sido una experiencia fantástica para nosotros, pilotos militares, poder volar en escuadrón con hombres», admitió emocionado el comandante Dubois, jefe de la Patrulla de Francia, formada por ocho aviones Alphajet.

El paseo duró nueve minutos y transcurrió a 4.000 pies (1.200 metros) de altitud y a 260 km/h. Por cierto, el autor de la fotografía es el francés Vincent Reffet y tanto él como Fred Fugen vestían el Jetwing. No es la primera proeza de Rossy: el hombre-pájaro ha cruzado el Canal de la Mancha, realizado loopings imposibles, recorrido el Gran Cañón del Colorado y acompañado en vuelo a un Airbus 380 surcando el cielo de Dubai.

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