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Mike Koech, paciente del doctor Pedro Cavadas, antes y después de la operación.
El último 'milagro' del doctor Cavadas

El último 'milagro' del doctor Cavadas

El prestigioso médico español extirpa un tumor gigante en la base del cráneo a un hombre de Kenia

europa press

Jueves, 1 de diciembre 2016, 14:50

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El doctor Pedro Cavadas ha logrado extirpar un tumor semimaligno gigante que Mike Koech, un hombre de Kenia de 36 años, tenía en la base del cráneo y que le fue creciendo hasta ser casi igual de grande que su cabeza. Tanto los médicos de su país como de la India habían considerado que era inoperable, pero en el hospital valenciano de Manises lo han conseguido tras cuatro intervenciones en cinco años. Este domingo Koech podrá regresar a su aldea para cuidar de su familia "curado hasta el momento", ya que se trata de un tumor que se reproduce.

Además le han implantado prótesis nuevas para sus piernas ya que perdió los pies en un incendio cuando era pequeño. El doctor Cavadas, acompañado de Koech y del director quirúrgico del centro sanitario, Jesús Ángel Garijo, han explicado este jueves en rueda de prensa esta "historia de superación y coraje" que demuestra que es "un superviviente" y "duro como una piedra".

El problema de Koech comenzó en 2001 cuando se detectó un bulto en la cara que le comenzó a aumentar de forma descontrolada, pero las operaciones que le practicaron los profesionales en su país, e incluso en la India donde viajó buscando una solución, en lugar de revertir el crecimiento lo potenciaban. Los profesionales dieron entonces su tumor como inoperable a menos que se le extirpara la mitad de la cara. Fue entonces, en 2011, cuando gracias a la intermediación de Cruz Roja, el doctor Cavadas encontró a Mike "en la calle".

El tumor, un ameloblastoma gigante, no era benigno pero no genera metástasis, por lo que era quirúrgicamente tratable. Por ello, con ayuda de su Fundación y del Hospital de Manises, lo trajo a España y se le practicó una resección craneofacial y reconstrucción microquirúrgica compleja para extirparle el tumor, que le había deformado ya la parte de la cara, y perdió el ojo izquierdo. Además, se le tuvo que extraer segmentos importantes del cráneo y cara y su posterior reconstrucción.

En total, se le han practicado cuatro intervenciones ya que el tumor se le ha reproducido, aunque cada vez de menos tamaño. Tras la de 2011 volvió a pasar por quirófanos en 2013, 2015 y este mismo año. La Fundación le revisará en febrero en Kenia para comprobar que no se le ha reproducido.

"Prolongar la vida y de buena calidad"

El doctor Cavadas ha explicado que no se puede afirmar que esté curado pero se le ha conseguido "prolongar la vida y de buena calidad" ya que sin estas intervenciones hubiera falleció hace más de tres años "en la calle como un perro". Sin embargo, es consiente de que el tumor se le puede reproducir y causarle la muerte.

El límite de las intervenciones es que le tengan que extirpar también el ojo derecho ya que entonces no podría seguir cuidando de su familia. Koech trabaja trasladando gente en su motocicleta. Además, también actúa de enlace para la Fundación Cavadas buscando pacientes que puedan ser tratados en Tanzania. En ese caso, la Fundación Cavadas se ha comprometido a mantener a su familia.

Tiene tres hijas. La pequeña se llama Carmen porque Koech, en agradecimiento, pidió a Cavadas que escogiera el nombre y eligió el de su madre, que falleció este verano. "Debe de ser la única Carmen de Kenia", ha apuntado Cavadas. Además, en las visitas a Valencia se aprovecha para revisar y cambiarle las prótesis de las piernas ya que llevaba unas prestadas que no eran ni de su talla.

El cirujano no sabía que les llevaba. Se enteró cuando el control de metales del aeropuerto pitó y Koech se arremangó los pantalones para enseñárselas al agente. "No sabía que llevabas", le dijo Cavadas.

"No me lo preguntaste", le replicó. Koech ha relatado que antes de las intervenciones se sentía "débil" y no podía "pelear" porque en Kenia hay que "luchar para sobrevivir" y poder alimentar a su familia. Pero ahora se siente "fuerte, contento y enormemente agradecido".

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