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Los módulos prefabricados cuentan con aire acondicionado, televisor y wifi.
¿Serías capaz de vivir en un nicho?

¿Serías capaz de vivir en un nicho?

El desorbitado precio de la vivienda en Hong Kong propicia la aparición de apartamentos-cápsula a 530 euros al mes

zigor aldama

Jueves, 17 de noviembre 2016, 02:47

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La escasez de suelo en Tokio, y los astronómicos precios que alcanzó el sector inmobiliario de la capital japonesa como consecuencia de una gran burbuja, propició la aparición de los famosos hoteles-cápsula en la década de 1990. Son establecimientos claustrofóbicos y espartanos, en los que sus huéspedes duermen en una especie de nichos empotrados en la pared, y se popularizaron gracias a sus precios económicos, su ubicación adecuada junto a estaciones de tren o zonas de entretenimiento. También a la pulcritud característica de la sociedad nipona. Con el tiempo, estos hoteles han ido introduciendo novedades tecnológicas y se han extendido a ciudades de otros países con una carestía inmobiliaria similar: Londres, Nueva York o Shanghái.

Pero estas cápsulas, en las que uno sólo puede pegar ojo si los vecinos no roncan, han sido siempre una solución puntual a la necesidad urgente de dormir. Quien escribe estas líneas pernoctó varios días en uno de estos establecimientos de Tokio y, después de disfrutar de la novedad durante unas horas, puede certificar lo incómodo del emplazamiento. No obstante, en Hong Kong un emprendedor avispado ha decidido hacer del sistema algo bastante más permanente: Sandy Wong ha comenzado a alquilar estas cápsulas como apartamentos en los que al menos hay que residir un mes. Y no son nada baratas: entre 2.800 y 4.500 dólares de Hong Kong (entre 330 y 530 euros) al mes.

Baño compartido

Los precios de la vivienda se han disparado tanto en la excolonia británica, una mega urbe construida en vertical que se ha convertido en uno de los principales centros financieros de Asia, que Wong ha logrado alquilar 51 de estas cápsulas, emplazadas en seis apartamentos, en sólo tres meses. Y, según apuntó al diario South China Morning Post, su ambición es llegar a mil unidades en un año. Todas tienen acceso a una cocina y un baño compartidos, y, aunque las cápsulas son módulos estándar prefabricados, la diferencia en el precio se justifica por su ubicación.

Puede parecer que Wong es un jeta. Pero, en realidad, él asegura que está haciendo una buena obra. «Hay mucha gente viviendo en cuchitriles horribles. No tienen ventilación, están llenas de bichos y huelen fatal. Yo pensé: ¿hay alguna forma de proporcionar una solución más cómoda para esta gente?», explicó al SCMP.

Las estadísticas le dan la razón. Detrás de los destellos de neón que se reflejan en los relucientes rascacielos, unas 200.000 personas viven en infraviviendas, algunos incluso en jaulas y en cubículos a los que se denomina ataúdes.

Las cápsulas de Wong, sin embargo, siguen los pasos de las japonesas. Se pueden cerrar para lograr más privacidad, tienen 1,1 metros de alto y una superficie de 2,3 metros cuadrados, están limpias, cuentan con aire acondicionado, televisor y wifi y están iluminadas de una forma futurista que justifica su sobrenombre: módulos espaciales.

De momento, el negocio va viento en popa. Entre sus inquilinos hay dependientes de restaurantes de comida rápida, desplazados temporales e incluso gente que ha perdido su casa en disputas matrimoniales. Wong invirtió 700.000 dólares de Hong Kong (82.300 euros) en el proyecto, y ya recupera 120.000 al mes.

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