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Alfonso Torices
Miércoles, 16 de noviembre 2016, 17:05
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La mitad de los niños españoles de entre seis y doce años tienen problemas de visión que no han sido detectados ni corregidos por especialistas. Esta es la principal conclusión de un estudio nacional que Visión y Vida, una asociación sin ánimo de lucro de ópticos-optometristas, presentó hoy en el salón de actos del Ministerio de Sanidad y realizó a lo largo de este año tras someter a revisiones exhaustivas a 37.000 niños de más de 5.000 colegios de todas las comunidades españolas.
El informe arroja una radiografía muy preocupante de la deficiente salud visual de los escolares, pero sobre todo de la casi total ausencia de controles preventivos por parte de la administración y las familias, que se resume en otros dos datos: solo tres de cada diez niños de siete años han sido sometidos en su vida a un examen visual y el 72% de los padres cree que sus hijos ven perfectamente y no los lleva a revisiones.
Los 1.500 especialistas que participaron voluntariamente en el trabajo 'El estado de la visión infantil en España' sometieron a los escolares de la muestra a cinco tipos de pruebas: agudeza visual de lejos y de cerca, y control de la visión binocular (uso de los dos ojos en equipo), de la distancia de lectura y de la capacidad visual de seguimiento de objetos en movimiento. El resultado fue que uno de cada dos niños, el 49,7%, mostró problemas o deficiencias en alguno de estos aspectos básicos indispensables para una correcta visión.
Si la conclusión global fue llamativa no lo son menos las parciales. Dos de cada diez chicos de entre seis y doce años presenta problemas de visión tanto de cerca como de lejos (un 18%) y un porcentaje similar pero aún mayor, el 19,8%, no ve bien la pizarra de su aula. Con la visión próxima, la que permite una correcta lectura y escritura -habilidades básicas para los escolares- y el manejo de pantallas de aparatos electrónicos -ordenadores, móviles o tablet- los resultados no fueron mejores. Un 25% presentó deficiencias. Este realidad explica en parte, según los especialistas, que al 33,9% de los encuestados no les guste la lectura, más si se tiene en cuenta que el 28% declara que se cansa al leer y el 25,7% añade que le duele la cabeza, tiene picores o le lloran los ojos cuando lo hace.
El estudio asegura también haber detectado una conexión directa entre los problemas de visión infantiles y el bajo rendimiento o el fracaso escolar, uno de los aspectos en los que los alumnos españoles están a la cabeza de Europa y de la media de los países más desarrollados, según los datos del informe Pisa elaborado por la OCDE.
Bajo rendimiento
Los expertos de Visión y Vida consideran que al menos un tercio de los casos de fracaso escolar podrían explicarse por deficiencias en la visión no detectadas o al menos no corregidas. Los resultados de las pruebas indican que uno de cada tres alumnos con bajo rendimiento examinados no ve bien ni de cerca ni de lejos, lo que supone que esta grave deficiencia para el aprovechamiento académico afecta en este colectivo al doble de niños que en la media de la muestra de escolares.
Esta proporción, el doble de prevalencia de deficiencias visuales entre los alumnos con bajo rendimiento escolar, se repite, punto arriba o abajo, en todos los principales parámetros testados. Entre los escolares con más fracaso académico los que no ven bien la pizarra son un 40%, que, además, presentan una baja capacidad para el seguimiento de objetos en movimiento en el 26% de los casos y una mala visión binocular en el 23,6%.
La lectura es para ellos un grave problema. El 72% dice detestarla, pero es que a su deficiente visión cercana suman que el 44,9% se cansa al hacerlo y que el 52,5% se confunde o se salta palabras cuando lee. Los autores del estudio llaman la atención también sobre otro dato. Los niños con más bajo aprovechamiento, en un 71% de los casos, se levanta con frecuencia o pierde la atención mientras realiza sus deberes. Este altísimo porcentaje, que es casi el doble de la media de la muestra (39%), indican, no tiene porque estar vinculado a problemas como la hiperactividad o el síndrome de déficit de atención, como en ocasiones se atribuye, sino que podría explicarse sin problema por sus importantes deficiencias en la visión.
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