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Nos vamos al Londres del 'Brexit'

Nos vamos al Londres del 'Brexit'

La caída de la libra hace aún más atractiva una de las ciudades del mundo más visitada por los españoles

íñigo gurruchaga

Viernes, 28 de octubre 2016, 01:53

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Miles de españoles viajarán a Londres en el puente de noviembre y en las fechas navideñas. Según London & Partners, agencia oficial de promoción del turismo, hubo 1,5 millones de visitantes españoles en 2015, el quinto país de procedencia en el ranking. El aumento de visitas ha sido del 62,5% en la última década. No hay aún datos oficiales sobre el efecto del Brexit, pero HotelsCombined, página de ofertas hoteleras en internet, ha registrado un 15% más de clics en España con respecto al pasado año. Y la caída de la libra abarata la visita. Una vuelta en la noria del London Eye costaba en junio 32,44 euros, hoy 27,69. Una butaca en la fila K para ver el musical The Lion King valía 197,86 euros y ahora 168,94.

Para averiguar qué sienten los visitantes españoles en el Londres del Brexit, emprendimos un paseo entre la torre de Big Ben y los grandes almacenes Harrods. No hubo que esperar mucho para escuchar voces españolas al pie del famoso reloj del Parlamento británico. Son de Valladolid. Dos tías, Natalia y Belinda Plaza, visitando a su sobrina, Beatriz Sancho, residente en Londres con su pareja desde hace un año. «Yo creo que la única diferencia que se puede apreciar es el cambio del euro a la libra, que está un poco más baja, pero en cuanto a lo demás no aprecio diferencias de unos años a ahora», dice Natalia. Beatriz ofrece el eco de tantas voces juveniles: «Llevo trabajando y estudiando desde los 16 años para lograr un buen futuro y España no me lo ofrece. Aquí, desde el primer día han valorado mi currículum, los idiomas que hablo, mi experiencia laboral. Trabajando duro y ahorrando tenemos ahora una tienda de productos de belleza para hombre, de cuidado de la barba».

Sobre el Brexit: «Nosotros no hemos notado nada. Estamos tranquilos, tanto sobre el trabajo como sobre la economía. Es más la noticia y lo que se lee en el periódico que lo que ocurre físicamente en la calle». Natalia añade: «Creo que los cambios se notarán en niveles económicos más altos, las empresas, los bancos... Nosotros llevamos dos días de visita turística y no hemos comprado aún nada». Belinda interviene: «Pero todo es muy caro».

¿Qué precio le ha llamado la atención?

El transporte público.

En la esquina hay una tienda del Parlamento, que vende documentos oficiales, libros, copas de cristal o tazas con emblemas de las instituciones. La dependienta no cree que las ventas han aumentando tras el referéndum.

Subiendo por Whitehall se llega a Trafalgar Square y allí está la National Gallery. Una pareja de jubilados habla español. No. Son portugueses de Oporto. Han venido a ver a su hija, que trabaja en Londres. A María Cristina Fernandes, maestra, y Manuel Campos, ingeniero, les gustan los museos y galerías. Que son gratuitos. El preferido de ella es el Victoria&Albert. Él menciona el de Ciencia y el de Historia Natural.

Acaban de llegar y han notado el descenso de la libra, pero siempre han creído que Londres es una ciudad muy cara, como dice su hija. Sobre el Brexit afirman que ahora no se ve ninguna diferencia y que habrá que esperar a que suceda. Manuel apunta que, en cualquier caso, «esta economía es sólida».

En unos minutos llegamos a Piccadilly Circus y Regent Street, donde está, abarrotada como siempre, Hamleys, que se anuncia como la más antigua, más grande y más conocida tienda de juguetes en el mundo. La asturiana María Medrano está con su nieta, su marido y su hija, que vive en Londres. «Yo no he notado nada. No solemos hacer compras. Comemos de vez en cuando en algún pub y ahí hemos notado alguna diferencia», apunta sobre el Brexit.

Y sobre la ciudad: «Es disfrutar de todo, tanto con niños como para mayores. Pero es una ciudad cara incluso con la bajada de la libra».

¿Qué le gusta de Londres?

Lo cosmopolita que es, la variedad de gente que te encuentras, es gente educada en general. Cuantas más veces vengo, más cómoda me encuentro. Al principio era una ciudad que me superaba, porque Londres impresiona.

«Son los precios más bajos»

Las estadísticas disponibles del gasto de turistas se limitan a comercios singulares. Burberry ha aumentado sus ventas en Reino Unido un 30% con respecto al mismo trimestre de 2015 y achaca al menos la mitad a los turistas. Louis Vuitton, otra marca de lujo, dice que sus precios en Londres son ahora los más bajos del mundo.

Cuatro amigos, también de Valladolid, pasean con buen humor por Oxford Street, y quien lleva la voz cantante acepta hablar con la condición de elegir una identidad ficticia, la de Rubén Espeso, psiquiatra: «La ciudad no ha cambiado nada desde hace ocho años. Es preciosa, elegante, educada, acogedora, hospitalaria. Yo me he encontrado con gente que se desvive por ayudarte, a la que le pides el camino a tal sitio o tal otro y, por supuesto, te dan la dirección, e incluso son capaces de acompañarte.

¿Y los precios? (preguntamos a la señora de Espeso).

Depende de la zona, pero yo siempre he visto que la ropa de caballero tiene una buena relación calidad-precio. Yo encuentro camisas más baratas no sé dónde, pero las lavo y las voy a planchar y no son iguales. Y el calzado de caballero. Las prendas de lana, también.

El presunto psiquiatra recupera la palabra: «Como no podía ser menos, el Brexit ha provocado una caída de la libra». Y apostilla su señora: «Que nos ha venido muy bien».

¿Han venido aprovechando el momento?

No, no, lo planeamos ya el año pasado.

¿Están los británicos locos por votar al Brexit?

Decir que sí me parecería una respuesta muy fuerte y herir la sensibilidad del pueblo británico. Y no me gusta herir la sensibilidad del pueblo británico ni la de ninguno, pero creo que deberían haber permanecido en la UE. ¿Han decidido libremente seguir su propio destino? Yo les deseo lo mejor, la verdad.

Bolsito de 4.000 euros

Doblando una esquina aparece el lujo de Mayfair, la tienda y sastrería Richard Gielding. La atiende hoy Tony Yurdakul: «Algunos supermercados han retirado productos, pero es anecdótico. Al final afectará. Antes de que entráramos en el mercado común también vivíamos bien, pero es un tiempo diferente. Ya veremos. Los precios están subiendo. Pero las compañías están absorbiendo por el momento los costes. Es muy pronto para decir nada.

Tiene proveedores italianos (Canali, Brioni,) o españoles (Torres). El tipo de cambio recorta los márgenes de beneficio. Por una senda de Hyde Park se ataja el camino hasta Harrods, el archifamoso centro comercial, considerado uno de los más lujosos del mundo. Harrods era propiedad de Mohamed Al Fayed -lo vendió hace unos años a empresarios de Emiratos Árabes Unidos-, padre de Dodi, que murió junto a Lady Di en el accidente del Puente del Alma de París en 1997, y hay monumentos conmemorativos de Diana de Gales que atraen a miles de turistas.

Clientes españoles son allí más reacios a hablar públicamente. Hay un rincón de Louis Vuitton, la oportunidad de una ganga. Los objetos expuestos no tienen precios, salvo aquel bolsito de señora 3.820 libras. O sea, 4.298 euros.

Observando un escaparate están los jóvenes malagueños Desiré Rojas y Manuel Soriano. Han pasado dos años y medio en Mánchester y visitan Londres como una especie de despedida, porque están pensando en regresar. Para ellos, el Brexit tiene un efecto inverso. Son los perjudicados. Cuando van a Málaga reciben menos euros por sus libras. Tienen miedo a lo que ocurrirá en un año.

¿Miedo a qué?

A que nos manden a casa, por ejemplo (dice ella).

Si estamos ya con un contrato de trabajo, no tiene por qué, pero (puntualiza él).

El temor es qué ocurirá si no encuentran trabajo en España en seis meses o un año y quieren volver al Reino Unido. De su vida en Mánchester cuentan: «Nos ha encantado. Hemos trabajado, vivimos en una casa en el centro, hemos podido viajar»

Mánchester, como Londres, votó por la permanencia. ¿Han tenido dificultades por su condición de inmigrantes? «Nosotros, no», confiesa Manuel, que trabaja en una cafetería. «He oído de algún caso, que parece aislado, pero yo no he sentido rechazo». Desiré, dependienta en una tienda de moda, añade: «Lo contrario. Si les dices que eres de Epaña y de Málaga, te dicen, ¡pero qué haces aquí!».

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