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Odiados por los ‘Ex’

Odiados por los ‘Ex’

Laura Wasser, la ‘reina del divorcio’ (Angelina Jolie)y Lance Spiegel (Brad Pitt) defenderán el reparto del emporio ‘Brangelina’: un castillo en la Provenza, mansiones en EE UU... y una fortuna de 500 millones. La abogada estuvo casada con un español

antonio corbillón

Domingo, 25 de septiembre 2016, 11:21

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Una gran ilusión de Hollywood es esa fantasía de caminar juntos por un pasillo con un hermoso traje y tener fondos ilimitados para todo. ¿Por qué no hacerlo una y otra vez? Ellos piensan, la primera vez no funcionó y la segunda tampoco, ¡pero ahora va la vencida! Estoy siendo simplista pero una cosa que he aprendido es que a la gente le encanta casarse». Si lo sabrá Laura Wasser por cuyo despacho han pasado más de 30 celebrities para negociar la hiel del fracaso conyugal. Todos los caminos por los que una pareja rica y famosa rumia cómo deshacer el hechizo del amor por vía legal parecen converger en sus oficinas de Century City en Los Ángeles, a tiro de piedra del Paseo de la Fama.

Y hasta allí se ha dirigido por segunda vez Angelina Jolie para que le gestione el divorcio del año que la enfrenta a Brad Pitt. La actriz de Maléfica debió quedar contenta de su trabajo cuando la representó en su anterior divorcio contra Billy Bob Thornton en 2003.

La ruptura del año será también un choque de trenes entre reputados maestros del pleito matrimonial. Aunque más lento en reaccionar, Pitt anunció ayer a su hombre en el combate legal. Será Lance Spiegel, otro peso pesado del cuadrilátero judicial. Ambos picapleitos rivales están en los primeros lugares del top cien de todo el país. Son de esos apellidos capaces de marcar las decisiones de los jueces.

Laura Wasser mamó el asunto por vía genética. Su padre Dennis creó hace 40 años un despacho que se ha convertido en el más temido de América. Se encargó de rupturas como las de Mia Farrow o Clint Eastwood entre otros muchos. Quería que su hija continuara su senda y por eso le puso de nombre completo Laura Allison Wasser, para que sus iniciales coincidieran con LAW (ley en inglés). A sus 48 años, la atractiva abogada ha cubierto de largo las expectativas de papá, del que ahora es socia.

En Hollywood la llaman disso queen (reina de los divorcios) y tras su sempiterna sonrisa se esconde un «pit bull» (dicho por ella misma) de modales exquisitos. Formada en la prestigiosa Universidad de Loyola, allí conoció a un español (ahora residente en Madrid) con el que vivió un corto matrimonio de un año. Aprendió en cabeza propia. Su caso fue su estreno profesional. «He tenido una boda, no necesito otra», ha confesado alguna vez esta madre soltera con dos hijos de dos relaciones distintas.

Su agenda es un auténtico desfile de glamur averiado. Tiene el récord de un acuerdo de divorcio al lograr que Mel Gibson le diera cerca de 400 millones de euros a su ex, Robyn Moore, para compensar el día después de 28 años de vida en común. Pero también salieron contentas de su elegante despacho, presidido por un cartel que dice End (Fin) Heidi Klum, Kim Kardashian, Megan Fox, Johnny Deep, Melanie Griffith (ex de Antonio Banderas), Nicole Kidman y Amber Heard, ex de Tom Cruise y Johnny Deep respectivamente. No inicia un expediente por nadie que no tenga 10 millones de dólares en el banco, ponga 20.000 euros de aval sobre la mesa y le pague los 850 dólares que cobra por hora.

A sus 70 años, Lance S. Spiegel tal vez tenga un perfil más bajo pero no menos contundente. Formado en la Universidad Sur de California, es una referencia en su Estado en asuntos de familia a los que se dedica en exclusividad. Su último pelotazo con una estrella fue el divorcio de Eva Longoria y el jugador de la NBA Tony Parker. Pero antes representó los intereses de Charlie Sheen, Russell Simmons o el complejo entramado que rodeaba a Michael Jackson.

En contra de lo que nos vende su cine, el amor por aquellos pagos es cualquier cosa menos romántico. Detrás del blanco satén, las flores y la marcha nupcial hay siempre una compleja arquitectura de preacuerdos nupciales que elaboran despachos como los de Wasser y Spiegel. «En España aún no tenemos esta cultura, pero mi despacho ha intervenido con personajes extranjeros y le asombraría el articulado de esos preacuerdos. A veces son infinitos», explica Luis Zarraluqui Navarro, continuador del despacho de abogados de familia que ha representado a más personajes relevantes de la vida social en España desde que abriera hace 90 años.

La guerra por los hijos

Junto al anuncio de divorcio Jolie-Pitt se se dieron a conocer esos primeros detalles del contrato acordado antes de su boda en agosto de 2014. En teoría tendrán que luchar por cómo se reparten los más de 100 millones de euros que han generado en sus dos años de matrimonio, para sumar una fortuna global de 500 millones. Ahí se incluye su último capricho, una casa de 3,5 millones en Port dAndratx (Mallorca) y que se suma a sus mansiones en París, Nueva York, Santa Bárbara, Nueva Orleans, Los Feliz (California) o Londres. Sin olvidar su castillo de la Provenza, donde se casaron.

Pero Zarraluqui no descarta que «detrás haya otros documentos, confidenciales hasta ahora, que aún no se han desvelado». Estrategias que obedecen a algo que en España aún se contempla poco pero que en Estados Unidos forma parte de lo que los letrados llaman «marcar un business plan».

Al otro lado del Atlántico es ya rutina el llamado Derecho Preventivo de Familia que «evita la incertidumbre judicial». Por contra, en España sigue dando mal fario y apenas se pone en práctica. Buen conocedor del derecho americano, Zarraluqui resta importancia al supuesto acuerdo por el que Angelina se garantizó la custodia de sus seis hijos. Su casi exmarido anuncia que habrá «guerra» y que «luchará hasta el final». En EE UU, un acuerdo prematrimonial «afecta a los mayores, pero no a los menores. No es vinculante porque debe aplicarse en el momento de la ejecución. Y además hay que escuchar a los hijos de la pareja» (de entre 8 y 15 años), concluye el letrado español.

Wasser es una de las grandes impulsoras de esos contratos previos que hacen más fácil el doloroso día después. Lo llevó todo a su libro No tiene por qué ser así: Cómo divorciarse sin destruir la familia o arruinarse. En él destila su particular humanismo del negocio. Dice que los divorcios «no se ganan, solo se llega a un buen acuerdo». Les recuerda a sus clientes que no deben confundir a su abogado con su terapeuta» y admite que se puede permitir el lujo de rechazar a aquellos clientes que solo buscan la venganza. En su manual hila tan fino que recomienda que se anuncien las rupturas los viernes por la tarde, cuando comienza «la desbandada en las redacciones de las revistas». Esta vez, la ira de Brad Pitt le ha puesto las cosas más fáciles. El FBI investiga al actor por malos tratos verbales y físicos a sus hijos durante un vuelo privado.

Este 2016 está siendo otro mal año para el cuore de la Meca del Cine y, por extensión, bueno para Laura. El divorcio de los Brangelina se suma al de Gwyneth Paltrow y Chris Martin o Johnny Deep y Amber Heard. También se separan Drew Barrymore, Lisa Marie Presley, Dennis Quaid... Y el año no ha acabado.

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