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Fuego valyrio en los Emmy

Fuego valyrio en los Emmy

'Juego de Tronos' consigue un nuevo récord y se convierte, con 38 estatuillas, en la serie más galardonada en la historia de los premios de la televisión estadounidense

mikel labastida

Miércoles, 21 de septiembre 2016, 00:13

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Los Emmy son los premios que se encargan de distinguir a los productos más excelentes de la televisión estadounidense, aunque en su currículum soporten enormes manchas negras como no haber galardonado nunca a The Wire o haber dejado sin distinción al mismísimo presidente de los Estados Unidos (Martin Sheen en El ala oeste de la Casa Blanca). Con el ánimo de no volver a caer en errores tan graves en la edición pasada se rindieron a Juego de Tronos, después de cuatro temporadas ninguneándola en las categorías principales. Y este año la han terminado de coronar concediéndole las máximas distinciones (mejor serie dramática, guión y dirección) y convirtiéndola en la producción con más estatuillas de la historia de estos galardones (38), por encima de las comedias Frasier (37) y El show de Mary Tyler Moore (29).

Los habitantes de Poniente han conseguido un nuevo récord. Otro más. Se une a los muchos que ostenta esta producción de HBO que se puso en marcha en 2011 y que desde entonces no ha dejado de coleccionar hitos, por su presupuesto (su primera temporada costó entre 50 y 60 millones de dólares), por su seguimiento (más de 170 países estrenan en simultáneo cada curso las nuevas entregas), por el tráfico por internet (es la serie más descargada ilegalmente en el mundo)...

Parte del éxito se debe a que ya contaba con una legión de seguidores antes de nacer, los que habían leído las novelas Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin, que no tenían todas consigo de que la adaptación fuese a estar a la altura de los libros. Pero, salvo en contadas excepciones, ha cumplido las expectativas. Incluso las ha superado. La prueba es que una vez acabado el material disponible (el escritor tiene pendiente desde hace años publicar las dos últimas entregas de la saga) los guionistas han sabido mantener el nivel de las tramas. Los episodios 9 y 10 de la sexta temporada, La batalla de los bastardos y Vientos de invierno, se han colocado, con un 9,9 y un 10 respectivamente, entre los tres más valorados por los usuarios de la web IMDB. Esos son los capítulos que se juzgaron en los Emmy y que obtuvieron el apoyo unánime de los académicos.

«Juego de Tronos es un compendio de diferentes géneros: política, fantasía, acción, intriga y hasta romántico. Y además, es de lo mejor en cada género. Pero si por algo pasará a la historia es por unir a los fans de la serie y de los libros frente a la pantalla, lo que ha generado (y generará) debates interminables», asegura Jesús Navarro, del club de fans Los Siete Reinos, que considera que el interés no decae pese a que ya lleva seis años en antena porque «los espectadores sentimos que todo se dirige a un final y eso mantiene la expectación».

Dragones, lobos, batallas, traiciones, desnudos oportunos, idilios y fuego valyrio que arrasa con todo... La superproducción no escatima en ingredientes para atraer a fieles a sus filas. Y en ese propósito ha empleado otras muchas técnicas. «La serie trasladó con éxito a la televisión la habilidad de las novelas originales para ir a la contra del espectador y dinamitar sus expectativas en escenas clave. Invierte regularmente las leyes no escritas de la ficción que el espectador tiene asumidas inconscientemente como válidas a través de un mundo que funciona al contrario de la lógica que centenares de relatos nos han inculcado y cuyos mecanismos hemos interiorizado», señala el crítico seriéfilo Toni de la Torre en su libro Historia de las series, que acaba de editar Roca Editorial.

Matar al protagonista principal sin previo aviso, provocar una matanza cuando menos la esperas, traer del más allá a un personaje que ya considerabas perdido. Cualquier giro es posible para que los fans nunca dejen de sentir que viajan en una especie de montaña rusa en la que suben usuarios de índole muy distinta. «Se vive como una experiencia colectiva compartida con el resto de la comunidad a través de todo tipo de comunicaciones (textos, fotografías, vídeos de Youtube)», señala De La Torre.

«Engancha gracias a unos personajes tremendos, por el carisma de algunos como Tyrion Lannister, o por la evolución de otros como Daenerys, con ese toque feminista que muchas espectadoras echábamos de menos en este tipo de series. En Juego de Tronos es posible que pase cualquier cosa, personajes insignificantes pueden convertirse de repente en protagonistas, y al revés», confiesa María José Poy, que participó como extra cuando se rodaron exteriores en Peñíscola. «Fue una experiencia mágica difícil de olvidar», asegura.

La producción ha convertido el mundo entero en su plató y se desplaza por él para buscar los parajes que se ajusten mejor a sus necesidades. Escocia, Islandia, Croacia, Irlanda y, por supuesto, España son algunos de los lugares que han servido de localización. Y en todas partes se recibe al equipo con los brazos abiertos, por el impacto económico que genera.

Para la séptima temporada se rodará en escenarios patrios como Almodóvar del Río, Cáceres, Trujillo, Los Barruecos, Zumaia, Bermeo, Sevilla y Santiponce. «Tienes la oportunidad de ver por dentro cómo es una superproducción en la que está mimado hasta el último detalle», recuerda Poy. Será el inicio del final de una producción a la que le quedan solo dos temporadas más, con las que seguro cazarán nuevos Emmys. Les falta conseguir los de los actores, que son los únicos que se les resisten todavía.

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