Edición

Borrar
Putin, con el mastín que le regaló el primer ministro búlgaro.
¿Qué animal no ha pasado por Putin?

¿Qué animal no ha pasado por Putin?

Perros, caballos, ponis, cabras y hasta un tigre han pasadopor la residencia oficial del presidente ruso. No tiene un zoo, pero apoya la recuperación de felinos autóctonos. En 2007, su perra asustó a Angela Merkel

RAFAEL MAÑUECO

Miércoles, 24 de agosto 2016, 01:36

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

A Vladímir Putin, ya lo hemos visto, le gustan los coches y las mansiones... Pero también los animales. Esta última pasión le embelesa. Y la exhibe cada vez que tiene oportunidad para elevar su popularidad. En su residencia oficial de Novo Ogariovo, cerca de Moscú, hay perros, caballos, un poni y hasta una cabra. Por ahora, no ha llegado al punto de crear su zoológico particular como sí hicieron el líder checheno Ramzán Kadírov o el depuesto presidente de Ucrania Víctor Yanukóvich, pero en su finca ha tenido hasta tigres.

Le gusta mostrarse como un gran amante del mundo animal y defensor de las especies en peligro de extinción. En una ocasión, en octubre de 2008, los periodistas del pool del Kremlin fueron convocados a un encuentro con Putin en su residencia a altas horas de la noche. No se les dijo el motivo de la reunión, lo que hizo pensar a los reporteros que lo intempestivo del momento auguraba algo sensacional. El alto dirigente ruso, que entonces era primer ministro, les recibió y les invitó a que le siguieran hasta uno de los aposentos del palacio. Allí pudieron ver una preciosa cachorra de tigre del Amur (Siberia), una especie amenazada con desaparecer. «Tiene dos meses y medio», les contó Putin. La felina había sido un regalo con motivo de su 56 cumpleaños.

Dos meses antes, en agosto, el entonces jefe del Gobierno ruso había visitado el Parque Nacional Ussuriiski, en el extremo oriente del país. Allí se mima al tigre siberiano con el objetivo de restablecer su presencia en la zona. Putin acudió para supervisar esos trabajos y aceptó colocar un collar de localización GPS a un bello ejemplar de cinco años. Para ello tuvo que dispararle un dardo tranquilizante, demostrando su puntería. Casualidades de la vida, justo entonces, llegaba un equipo de televisión ruso. Aquel mismo día, el canal oficial Rossiya ofreció las imágenes a sus espectadores mientras el presentador subrayaba que el alto mandatario había «salvado la vida» de los cámaras. Dos años más tarde, en noviembre de 2010, el primer ministro ruso organizó en San Petersburgo, su ciudad natal, la primera Cumbre Global del Tigre. Acudieron los jefes de Gobierno de los países asiáticos en donde habitan estos animales con el objetivo de impedir su desaparición definitiva.

Comprometido

  • El primer perro. Era una hembra que se llamaba Konni. La apodaron «el primer perro de Rusia». Llegó a Novo Ogariovo en 2000. Murió allí en 2014.

  • Con los felinos. Putin patrocina dos programas para recuperar la población del tigre del Amur (o ussuriiski) y el leopardo caucasiano.

  • Volar con las grullas. En septiembre de 2012, llevó a cabo un experimento en el extremo oriente del país para acuciar a las grullas a emigrar y evitar su muerte con la llegada del frío. Se subió en un ala delta, en compañía de un piloto, para guiar a la bandada, pero no todos los pájaros le siguieron. En el aterrizaje se lesionó la espalda.

Esta especie se ha visto reducida en un 97% en el último siglo. En cambio, desde hace unos pocos años, la población de tigres siberianos crece progresivamente. En la actualidad, unos quinientos viven en estado salvaje, en su mayor parte en Rusia, pero también en el noreste de China. Según la organización defensora de los animales WWF, en Siberia hacía mucho tiempo que no había tantos ejemplares. El Kremlin asegura que se debe, en gran parte, a los esfuerzos de Putin.

En la primavera de 2014, el presidente ruso tomó parte, en esta misma región, en la suelta de tres felinos que habían sido previamente preparados para una total adaptación a la vida en libertad. Dos de ellos, Ustin y Kuzia, atravesaron la frontera con China y mataron a numerosos animales para alimentarse, sobre todo en corrales y granjas. Ambos iban provistos de collares de localización para poder seguir sus movimientos. Los chinos los bautizaron con horror como «los tigres de Putin».

Konni y Angela Merkel

Un programa similar se está llevando a cabo cerca de Sochi pero con otro animal, el leopardo caucasiano. Este plan de cría y adaptación a las condiciones naturales de supervivencia está también patrocinado por el máximo dirigente ruso. El centro se creó con dos machos traídos desde Turkmenistán y dos hembras cedidas por las autoridades de Irán.

En la víspera de la Olimpiada de invierno de esta ciudad al sur del país, Putin se fotografió dentro de la jaula con uno de los cachorros. Ahora, el criadero cuenta con catorce animales, tres de los cuales fueron puestos en libertad el pasado 15 de julio tras el periodo de entrenamiento necesario. Son los tres primeros leopardos que vivirán sueltos en las montañas del Cáucaso.

No obstante, el primer animal que pudo verse en compañía del jefe del Kremlin fue una magnífica hembra de raza labrador, de pelaje negro y de nombre Konni. Se la regaló Serguéi Shoigú, actual ministro de Defensa y entonces titular de Protección Civil en 2000. Se han publicado multitud de fotos de Putin con el animal que, por cierto, fue la culpable del susto de la canciller alemana, Angela Merkel, durante una visita al balneario de Sochi en 2007.

Ambos dirigentes conversaban cuando apareció la perra y se dirigió directamente a Merkel para olisquearla. La dirigente le preguntó al presidente ruso si mordía. Putin respondió que no, pero tuvo que pedir disculpas. Después, se justificó asegurando que no sabía que la germana tenía miedo a estos bichos. Konni murió a finales de 2014 de una enfermedad que impidió a Putin incluso asistir a una reunión del Gobierno. No ha sido su única mascota canina. El primer ministro búlgaro le regaló un mastín en 2010. Y de Japón le enviaron otro cachorro por la ayuda brindada tras la catástrofe de Fukushima.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios