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f. apaolaza
Jueves, 30 de junio 2016, 00:50
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Cuando el ingeniero japonés Hiroshi Ishiguro construyó su robot, lo hizo a su imagen y semejanza. El Geminoid Hi-4, uno de los androides más avanzados del mundo, es un clon de Ishiguro. Mide 180 centrímetros, lleva sus propias gafas, viste como él y hasta tiene sus mismas expresiones. El intento del ingeniero ha sido una versión de uno mismo que pueda comunicar mejor con las personas a distancia. En este caso, ha visitado una fábrica en Düsseldorf (Alemania).
Ha costado un millón de euros y tiene un esqueleto de titanio sobre el que se monta un cuerpo de silicona y una cabeza de plástico. La piel es de silicona y el pelo, real. La magia de Hi-4 está en su interior. Funciona cuando su dueño lo opera desde cualquier lugar del mundo. Un micrófono capta la voz y una cámara, los movimientos y gestos del rostro. Después, todo eso se reproduce donde esté el robot. Doce sistemas hidráulicos mueven las manos, la cabeza y la cara, de manera que si Ishiguro pestañea, sonríe o frunce el ceño, también lo hace Hi-4.
Dio una conferencia enSalamanca
Geminoid Hi-4 conoce España porque a principios de mes dio una conferencia en Salamanca en el congreso PAAMS de robótica que tuvo lugar en Salamanca. Su creador lo controlaba desde su despacho en Japón y ofreció una charla sobre el futuro de la robótica. El encargado de transportar al robot fue otro ingeniero del equipo japonés, KoheiOgama, que llevaba la cabeza del androide en una bolsa de mano.
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