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Mirta Núñez Díaz-Balart en un acto en recuerdo de las víctimas del franquismo en Madrid.
Mirta, la 'no hija' de Fidel Castro

Mirta, la 'no hija' de Fidel Castro

Mirta Núñez Díaz-Balart es la directora de la cátedra que examina el franquismo en el callejero de Madrid. «Es de izquierdas, pero no castrista»

francisco apaolaza

Sábado, 13 de febrero 2016, 01:27

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A veces, hay que dar la misma explicación una y otra vez. A Mirta Núñez Díaz-Balart le ha tocado ir por la vida aclarando que no es la hija de Fidel Castro. Ni la hija, ni la hijastra, pero casi, si es posible un casi en asuntos como este, donde se es o no se es. Sí que es hija de la primera y única esposa de Fidel y hermanastra de su único hijo oficial, Fidelito, el que Castro tuvo con Mirta Díaz-Balart.

De cerca

  • La familia. Mirta Núñez Díaz-Balart es hija de Mirta Díaz-Balart, la primera y única esposa de Fidel Castro y hermana por parte de madre de Fidel Castro hijo, Fidelito. Vive en Madrid y tiene una hija.

  • La cátedra. El Ayuntamiento de Madrid propuso a la Cátedra de Memoria Histórica de la Complutense el rastreo del franquismo en el callejero de Madrid. Se publicaron 300 nombres, entre ellos los de Dalí y Manolete.

Mirta Núñez vive en Madrid y es posible que nunca hayan escuchado hablar de ella, porque tanto ella como su madre han conseguido volar más o menos debajo de la altura de radar, hasta esta semana, cuando se ha sabido que es la directora de la Cátedra de Memoria Histórica de la Universidad Complutense, que ha elaborado la dichosa lista de calles y plazas franquistas entre las que figuran las de Pla, Gerardo Diego, Dalí y Manolete, y que ha levantado aludes de comentarios. La alcaldesa Manuela Carmena ya ha dicho que parte de esa lista de 300 nombres con rastro franquista supone «un disparate». Los atajos, que son tan peligrosos para la verdad, mandan que «la hija de Castro viene a cambiar los nombres de las calles de Madrid». Los que la conocen dibujan una persona «medida, meticulosa y discreta, que es de izquierdas pero no castrista».

Con la polémica, otra vez han dicho de Mirta que era la hija de Fidel y ella, por enésima vez que no. No le gusta hablar sobre el asunto y cree que aflorar su relación familiar con los Castro supone una maniobra de la derecha para desacreditarla. Pese a todo, su historia y la de su familia es uno de los hilos deliciosos de la madeja enorme de Madrid.

La pieza clave del relato es su madre,Mirta Díaz-Balart, que vive aún en su domicilio de la calle Alonso Cano, una mujer cercana a los 90 que a finales de los años 40 conoció a un joven estudiante de Derecho en las playas de Cuba. Ella era hija de una familia rica, cercana a Batista, y él, un líder estudiantil. Se llamaba Fidel Castro.Se casaron en 1948 por la Iglesia y de esa relación nació Fidel CastroDíaz-Balart, al que se conocería para los restos como Fidelito. Ella fue la única esposa del revolucionario, aunque hubo otras muchas mujeres. Los universos del matrimonio eran como el agua y el aceite.En el 55 se divorciaron y Mirta madre se volvió a casar con Emilio Núñez Blanco, hijo de un embajador de Cuba en la ONU, notario y de derechas. Juntos viajaron a México a recuperar a Fidelito, que estaba en manos de su padre (Castro andaba preparando la revolución en el exilio mexicano). Cuando Fidel regresó a Cuba, el matrimonio vivió la revolución cerca, y al mismo tiempo, lejos de su líder.La tensión fue en aumento y cuando Fidel mandó a su hijo a estudiar a la Unión Soviética, el matrimonio y sus hijos marcharon a Madrid, escapando del régimen.

Emilio siguió ejerciendo en España su anticastrismo y la familia Díaz-Balart es una de las representantes del exilio en Miami. Pero las vidas no caminan sobre raíles y Mirta hija creció siendo de izquierdas contra todo pronóstico.Estudió Periodismo en la Complutense donde es profesora y directora del departamento de Historia de la Comunicación Social y de la cátedra que elaboró el informe sobre el franquismo de las calles de Madrid, el que ha levantado tantas ampollas. La investigadora, a la que sus compañeros definen como «equilibrada, educada y sobrepasada por los acontecimientos», presentó su tesis sobre la prensa en las Brigadas Internacionales y ha publicado numerosos trabajos sobre represión franquista.De todos, el más famoso ha sido el último, muy a su pesar, aunque nunca ha ocultado su deseo de cambiar en profundidad el callejero de Madrid en el que «el PP ha querido mantener la memoria del franquismo». La cátedra es honorífica, pero percibirá, en principio, por este trabajo 17.999 euros, uno menos del límite a partir del cual tendría que haberse convocado un concurso público. Ayer, la cátedra renunció a asesorar al Ayuntamiento en materia de memoria histórica y negó que hubiera ni contrato, ni propuesta concreta de calles.

Viaje a Cuba

En todo este tiempo de actividad académica, sus relaciones familiares han sido un secreto a voces que los alumnos conocían y que muy pocas veces se atrevieron a preguntar. En los últimos años, la investigadora, que está separada y tiene una hija, ha vuelto a esa Cuba con la que tiene que ver tanto y a la vez tan poco. Una de esas visitas se dio 2006 y resultó uno de los episodios más curiosos de la historia reciente de las relaciones hispanocubanas.Una noche sonó el teléfono. Era Fidelito que reclamaba a su madre y a su hermanastra por algo grave que sucedía en Cuba.Castro estaba a las puertas de la muerte ante una cirugía de la que, finalmente, salió adelante.

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